No todas las mascotas son un libro abierto como los perros, que tienen esa facilidad tan apreciada de hacerse entender. Los hamsters no se quedan atrás, suelen manifestar con su propio lenguaje cuál es su estado de ánimo o qué necesidades necesita colmar. Sin embargo, la forma que tiene de comunicarse este roedor es menos clara que la de los canes, es necesario poner algo más de atención para reconocer sus pautas y si no tienes una gran experiencia con hámsters probablemente muchos de estos signos te pasen desapercibidos.
Como haría un perro o un gato, los hamsters se comunican mediante su lenguaje corporal y también con el sonido, emitiendo con su boca ciertos mensajes en forma de chillido o rechinar de dientes. Por otro lado, como dueños, podemos apreciar como el comportamiento de este roedor varía en función de la confianza que deposita en nosotros, y en cómo ésta varía en función de su estado de ánimo o necesidades. En este sentido, los hámsters se asemejan más a los conejos que a otros mamíferos, pues tienen un comportamiento de presa, es decir, su marcado carácter defensivo les hace desconfiar ante cualquier atisbo de peligro o situaciones fuera de lo conocido. Si los perros son gregarios (para ellos lo más importante es el grupo), los gatos son cazadores territorialistas (todo lo hacen en función de la caza y defensa de su espacio), los hámsters son presas diseñadas para escapar, y este signo de comportamiento les acompaña en todo aquello que afrontan o comunican.
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Los sonidos no indican nada bueno
Cuando un hámster se siente atrapado y considera que la situación está en su contra y no lo tiene fácil para sobrevivir, emite una serie de sonidos para alertar al resto de sus compañeros y para rechazar al agresor. Da igual si el hámster está solo, y no hay nadie a quien avisar, o si el motivo de sus problemas es un humano que realmente no quiere hacerle daño, él hará estos sonidos igualmente, porque está programado para emitirlos como medida de alerta y defensa.
Como otros animales, los sonidos que expulsa ante el peligro son desagradables, con el objetivo de hacer entender a quien pudiera atacar que lo que podrá encontrar si se acerca más a él no es agradable. El sonido que más suele sorprender a los humanos es el rechinar de dientes del hámster, es breve y parece ajeno al propio hámster, por lo que el primer impulso tras escucharlo es retroceder para comprender de dónde viene, así es como este roedor podría tener una oportunidad de escape. Otros de los sonidos que pueden salir de su boca son bufidos o chillidos, los primeros sirven también para defenderse, y los segundos para alertar a otros miembros de la familia.
Además, los hámsters pueden gruñir, graznar o generar un ronroneo intenso muy característico que más que asustar, desconcierta. Y más a los humanos. Si tienes a un hámster como mascota y al cogerla con tu mano él hace alguno de estos sonidos la primera intención que surgirá en ti será soltarlo y dejarlo tranquilo, pues son signos que generan sorpresa. En este sentido los hámsters no tienen término medio, o están tranquilos o piden a gritos que se les respete el espacio personal y dan rienda suelta a todas sus alarmas.
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El lenguaje corporal sí expresar algún mensaje positivo
Como te decíamos antes, los hámsters utilizan su lenguaje primordialmente para alertar sobre un peligro, también el corporal. Sin embargo hay excepciones, si está feliz se estirará, denota que se siente en confianza, que no teme, también atusarse el pelaje es un síntoma de paz y felicidad. Por otro lado, bostezar significa que está tranquilo y relajado.
Una posición muy característica de estos roedores es verles sentados sobre sus patas traseras, encogiendo las delanteras, con el torso elevado, pareciendo un personaje de dibujos animados con posición humana, es su forma de estar alerta, de escuchar y de otear en todo su alcance. Lo siguiente podría ser girar rápidamente a su posición de escapatoria si determina que el peligro es inminente, o levantar las patas si cree que puede llegar a defenderse.
El resto de significados de su lenguaje corporal vuelve a expresarnos miedo, alerta o defensa. Hacerse una bola consigo mismo, tumbarse de espaldas, escarbar o limpiarse compulsivamente, estirar su cola y replegar las orejas, caminar a grandes zancadas… Todos estos comportamientos denotan miedo, y significan que debes dejar espacio a tu hámster, se siente oprimido, amenazado y en serio peligro. Puede que no tengas malas intenciones, pero siempre debes recordar que el comportamiento de estos roedores está programado para intuir que su supervivencia está amenazada ante cualquier situación de opresión.
Por otro lado, probablemente hayas visto a tu hámster morder los barrotes de su jaula, podría dar así la razonable idea de que pretende escapar, sin embargo este comportamiento tan común no es tan literal, lo que pretende el roedor es simplemente desquitarse de cierto estrés. Claramente es un síntoma de infelicidad, pero no necesariamente de escapismo, morder los barrotes puede significar que el espacio es demasiado pequeño para él, o que está a disgusto con algún compañero roedor con el que convive, o que la alimentación que está recibiendo no es la correcta.
El premio por ser un ser humano comprensivo
Nada da más satisfacción que comprobar como un hámster, que lleva a fuego huír, se desenvuelve con normalidad delante de los humanos y transmiten confianza y familiaridad. Cuando se muestran confiados es un premio a nuestra paciencia. Comer cuando saben que estás cerca es uno de los primeros gestos de comunicación que simboliza “confío en ti”. También acercarse a ti cuando está libre, es un claro síntoma de buena sintonía. Para corresponderle puedes acariciarlo, y mostrar una voz calmada, el tono de voz que utilices es importantísimo, son muy sensibles a si elevas el sonido, no entienden nada de lo que dices pero sí captan cómo lo dices.
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