Una eternidad. Así resume el Primer Ministro británico, David Cameron, los últimos cuatro días lejos de su hija recién nacida, Florence, y de su esposa, Samantha. Tanto echaba de menos a sus chicas que hizo un hueco en su apretada agenda de la Conferencia del Partido Conservador para reunirse con ellas en la estación de tren de Birmingham. Y la alegría volvió a su rostro.
David Cameron, que se encuentra en la ciudad desde el pasado sábado con motivo del congreso tory, dijo que no podía esperar ni un minuto más para ver a su pequeña de nuevo y que se había sentido muy triste estos días sin su compañía. Igualmente feliz de estar de vuelta a su lado parecía Samantha, que miraba orgullosa a su marido mientras sostenía a la niña, nacida el 24 de agosto. La Primera Dama británica se vistió de tendencias para su reencuentro con un abrigo camel que combinó con camisa blanca y jeans oscuros.
Otra vez todos juntos, y especialmente de nuevo con Florence, se enfrentará a una noche de insomnio por delante de su discurso en la conferencia del jueves. "He pasado tres tristes noches sin que la pequeña Florence llorara en mi oído, y la extraño como un loco", dijo. "Ella viene hoy. He venido a la estación de tren para recibir a Samantha y a Florence y no puedo esperar a verla, porque pienso que incluso en estos tres días probablemente haya cambiado un poco. Así que estoy deseando una noche sin dormir la noche antes de mi gran discurso".