Llevar un diario no es cosa de niños, o mejor dicho, no es solo cosa de niños. Deberíamos tener la sana costumbre de escribir aquello que, por alguna razón, nos ocurre y nos impacta. Los diarios son una excelente manera de organizar el pensamiento, porque nos obliga a estructurar aquello que queremos expresar. Las palabras tienen que tener un orden y eso permite y obliga a, también, poner en orden nuestras emociones y pensamientos.