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Cada vez más mujeres retrasan la maternidad, ya sea por motivos profesionales, personales o económicos. En España, la edad media para tener el primer hijo ya supera los 32 años, pero la biología recuerda que la fertilidad desciende a partir de los 35 y de manera más acusada después de los 38.
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Aunque el paso del tiempo influye en la cantidad y calidad de los óvulos, también es cierto que a los 40 muchas mujeres afrontan la maternidad con madurez, estabilidad y una decisión más firme, factores que aportan seguridad al proceso.
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Contar con información médica resulta clave para anticiparse a las dificultades. Pruebas como el análisis de la hormona antimülleriana (AMH) o el recuento de folículos antrales ayudan a conocer la reserva ovárica y a planificar con realismo.
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La reproducción asistida se ha convertido en un pilar de la natalidad en España. Once de cada cien bebés nacen gracias a estas técnicas, y acudir a un especialista es recomendable tras meses de búsqueda sin éxito, especialmente si la mujer tiene más de 35 años.
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Entre los tratamientos más habituales están la Fecundación In Vitro (FIV), la ICSI y, en mujeres a partir de los 40, la ovodonación, que ofrece las mayores tasas de éxito. También la preservación de la fertilidad mediante vitrificación de óvulos es una opción para quienes desean retrasar la maternidad.
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Los avances tecnológicos han marcado un antes y un después. En IVI, los laboratorios de última generación, los test genéticos y el uso de inteligencia artificial en programas como My IVI Prediction permiten tratamientos cada vez más personalizados y seguros.
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La maternidad después de los 40 ya no es un imposible. Gracias a la combinación de ciencia, innovación y experiencia clínica, más mujeres encuentran soluciones a su deseo de formar una familia, pudiendo dar el paso con confianza y con la seguridad de estar en manos expertas.