Ver series en maratón o pasar horas navegando por un catálogo infinito en una plataforma de streaming es la rutina de muchas personas. Quizá también la tuya, pero ¿te has parado a pensar cómo afecta realmente este hábito a tu cerebro? Expertos de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) advierten sobre dos efectos del consumo intensivo de películas y series: la "memoria de pez" y el "efecto túnel", con implicaciones tanto cognitivas como culturales.
Memoria de pez: cuando todo se olvida
La "memoria de pez" aparece cuando vemos una temporada en pocos días... y no recordamos nada de ella al comenzar la siguiente. Elena Neira, profesora e investigadora de la UOC, explica: "Ver muchos capítulos de golpe debilita las conexiones que nuestro cerebro necesita para consolidar recuerdos".
El problema es que el maratón interfiere con la memoria espaciada: cuanto más rápido vemos, más olvidamos. Un estudio de la Universidad de Melbourne de 2017 confirmó que quienes veían un episodio al día, recordaban mejor que los que hacían "atracones".
El neuropsicólogo clínico Juan Luis García Fernández añade: "No es mala memoria, sino saturación. Si consumimos contenido sin procesarlo, no se consolida y se olvida rápido". Es como comer sin saborear: al final, no recuerdas nada. Explica que "para que algo se nos quede en la memoria a largo plazo, necesitamos prestarle atención, entenderlo, relacionarlo con otras cosas de nuestra vida y vincularlo con aspectos emocionales".
Efecto túnel: cuando el algoritmo decide por ti
El otro fenómeno es el "efecto túnel", provocado por los algoritmos de las plataformas. Aunque tengamos miles de títulos a disposición, solemos ver siempre lo mismo.
Neira apunta: "el streaming crea un espectador activo en el consumo pero pasivo en la elección". Los algoritmos destacan ciertos contenidos y limitan la exploración, generando lo que García Fernández llama "visión en túnel": "El cerebro se acostumbra a repetir patrones que funcionan y deja fuera lo inesperado". Esto se refuerza por el sistema de recompensa: "El poder tener delante títulos o imágenes que nos llamen la atención activa el sistema de recompensa del cerebro, especialmente una sustancia llamada dopamina, que está asociada al placer y la motivación", sostiene la experta.
Atención voluntaria vs. atención dirigida
García Fernández explica la diferencia entre atención dirigida (lo que el algoritmo resalta) y atención voluntaria (lo que buscamos conscientemente). Dejar que la plataforma elija por nosotros reduce la exploración y limita la plasticidad cerebral. "Es como si el cerebro se acostumbrara a no tener que decidir, sino a elegir, y cuanto más reducida sea la cantidad de títulos que elijamos, más condicionados podemos estar", dice el experto. Ver siempre contenido predecible puede reducir la capacidad de adaptarse a nuevos retos y aprendizajes.
¿La solución? Recuperar el control
Ambos expertos coinciden: espaciar el visionado, elegir conscientemente y explorar más allá de lo sugerido mejora la experiencia y la salud cognitiva. Ver menos, pero mejor, nos ayuda a recordar lo que pasa en cada temporada y a ejercitar el cerebro.