Seguro que te ha pasado: escribes un mensaje, ves el doble check azul o el aviso de 'leído', y la respuesta nunca llega, o llega muchos días más tarde. Puede parecer algo menor, pero el silencio digital puede desencadenar un cúmulo de emociones intensas. La falta de respuesta genera un vacío que no es fácil de ignorar; en tu cabeza, empiezas a llenar ese hueco con suposiciones, repasando una y otra vez cada palabra que escribiste, e incluso puede llevarte a pensar en cómo te comportaste en el pasado para encontrar una explicación a esa situación. Si esto te ha sucedido, puede que hayas sentido cómo esa espera se ha convertido en ansiedad y malestar.
Cómo afecta un 'visto' a tu salud mental
Ese vacío no solo provoca inquietud, sino que también activa emociones como la inseguridad o la sensación de rechazo. Cuanto más importante sea la persona que está al otro lado, más intensa puede ser la reacción. La incertidumbre, aunque sea por un mensaje, puede tocar la autoestima y generar cuestionamientos sobre uno mismo que, en realidad, no deberían depender de la atención ajena.
La psicóloga sanitaria Saray Ares (www.saraypsicologia.com) explica por qué puedes sentirte así al ver el 'tic' azul: "A las personas nos gusta tener respuestas. Necesitamos completar las historias, rellenar los huecos y atar los cabos sueltos porque eso nos da sensación de control y seguridad", comenta, detallando incluso más: "Un mensaje en 'visto' nos coloca justo en el lado opuesto, en la incertidumbre, en ese vacío. Entonces la necesidad de información se intensifica, y no tenerla puede convertirse en un foco de malestar. Además, pocas cosas nos incomodan tanto como la sensación de rechazo, y muchas veces un 'visto' nos lleva directamente ahí".
En ese momento en el que no hay respuesta, comienza la preocupación o el nerviosismo. "Cuando esto ocurre, es común entrar en un estado de alerta constante, revisar la conversación una y otra vez, repasar lo dicho (y lo no dicho), o sentir ganas de volver a escribir. Es el caldo de cultivo perfecto para que el malestar crezca, sobre todo si la persona que está al otro lado es importante para nosotras. Entonces no solo cuestionamos la relación, sino también nuestra propia valía, como si un mensaje (o su ausencia) pudiera definirnos", comenta Saray Ares.
Entender que el silencio también comunica
Antes de sacar conclusiones precipitadas, conviene recordar que un 'visto' no siempre significa lo que creemos. A pesar de que, efectivamente, una de las primeras sensaciones que emergen es la del rechazo, lo cierto es que hay que tener en cuenta que cada persona tiene sus tiempos y su manera de comunicarse, y eso influye en la forma en que responde (o no) a un mensaje.
En ocasiones, existe un motivo relevante detrás de esa ausencia. En otras se trata, simplemente, de la propia ansiedad que sufre la otra persona, o incluso pueden ser despistes. Saray Ares lo explica con claridad: "Que alguien no conteste puede significar mucho, o absolutamente nada. Depende de su manera de relacionarse, no solo contigo, sino consigo misma. Hay personas que no se sienten cómodas usando el teléfono pero que están muy presentes en la vida real; otras que van a mil y dejan conversaciones a medias; otras que llevan tiempo sin contestar y no saben cómo retomar; y otras que, por supuesto, no quieren contestar".
Entonces, ¿hay que darle importancia a esta falta de respuesta? "Aquí es importante tener en cuenta que no contestar también es contestar. En terapia sistémica se dice que no podemos no comunicar. El silencio también es un mensaje", cuenta la experta en salud mental, invitando a cada uno a reflexionar y haciendo hincapié también en que, si esto está generando malestar, resulta imprescindible aprender a tolerar esta situación. Aunque es un reto, también una oportunidad de fortalecer la propia paciencia y seguridad.
"Tendemos a buscar lo explícito, lo claro, para poder traducirlo y hacerlo congruente con nuestro relato. Es normal, porque queremos rellenar los huecos que no tenemos. Pero no siempre es posible, pues a veces, ese relato se completa con incógnitas, y aprender a tolerar ese vacío es parte del proceso", comenta la psicóloga. Al igual que sucede cuando una persona hace ghosting o rompe con otra sin motivo aparente, hay ocasiones en las que lo único que se puede hacer es practicar la aceptación. Una vez logrado, conseguiremos reducir la ansiedad y no cargar con la culpa o la frustración por algo que escapa a nuestro control.
Cómo protegerte emocionalmente
Más allá de tratar de entretenerse y no pensar demasiado en ello, hay un factor determinante que ayuda a comprender el porqué, aunque a veces lo intentemos, seguimos sintiéndolos mal. Nuestra dependencia a las redes sociales. Éstas se alimentan de este tipo de interacciones y generan mecanismos que aumentan nuestro apego. Mirar constantemente el doble check azul puede convertirse en un hábito difícil de romper. Saray Ares lo expone así: "No podemos analizar un visto de forma aislada. Las redes sociales, que no dejan de ser empresas privadas diseñadas para que pasemos el mayor tiempo posible en ellas, se aprovechan de este tipo de interacciones. El 'visto' no es inocente, es una estrategia perfecta para mantenernos enganchados, porque el malestar que genera la no respuesta no es casual, está medido, previsto y explotado para que sigamos conectados".
Si pasas mucho tiempo mirando el teléfono, esperando una respuesta, es porque hoy casi todo se canaliza en ese espacio, en la nube. Desde el trabajo, pasando por el ocio, hasta la educación o nuestras relaciones. Pero como advierte la psicóloga: "Si fuera de la pantalla no hay escucha, respeto o cuidado, es decir, si ahí fuera también nos dejan en visto, puede que el problema vaya más allá de la pantalla y sí que merezca nuestra atención".
Recordar que un mensaje sin contestar no habla de quién eres, sino de cómo la otra persona decide relacionarse, te devuelve el poder: decidir qué hacer con esa información y cómo gestionarla en tu bienestar emocional.
Elegir tu bienestar antes que la espera
Decidir si quedarse o alejarse de alguien es un desafío personal, y no siempre resulta sencillo. "A veces pensamos que, si aguantamos lo suficiente, la persona cambiará, o que alejarse de ella no es una opción porque la quieres. Justo ahí está la trampa, porque que cambie no depende de ti y, a veces, toca irse aun queriendo mucho. Porque muchas veces quedarse es incompatible con cuidarse. Si para que alguien te vea tienes que callarte, encogerte o no hacer ruido, quizá ese lugar no es para ti", comenta.
Es común creer que el amor (sea en la forma que sea) requiere sacrificio y sufrimiento, pero la realidad puede ser distinta. Saray Ares recuerda: "Aunque especialmente a las mujeres se nos ha enseñado que el amor es lucha y que quien bien te quiere te hará llorar, la realidad es otra, pues el amor es calma. Lo verdaderamente revolucionario es elegir la ternura, cambiar el amor que duele por el que sostiene. Y eso va mucho más allá de un visto".
En el fondo, manejar la falta de respuesta no se trata de descifrar por qué no te contestaron, sino de decidir qué significa ese silencio para ti y cómo quieres cuidarte frente a él. La respuesta más importante no es la que llega desde la otra pantalla, sino la que te das tú misma.