¿Eres de las que muchas veces prefiere quedarse en casa "a gustito" en lugar de hacer algún plan con familia o amigos? ¿Se te ha pasado por la cabeza que esto podría ser un problema y que, realmente, te vendría bien socializar y salir un poco? A veces, la mejor idea es estar con una misma. Y es necesario. Pero, ¿cuándo deberíamos empezar a preocuparnos?
La psicóloga Lourdes Ramón, responsable del departamento de Orientación y Acompañamiento Emocional de Clínica Palasiet, con más de 20 años de experiencia en Psicoterapia integrativa, ayudando a gestionar las emociones de los clientes, la mayoría de ellos mujeres, nos explica que, ante esta situación, lo primero que hay que hacer es contextualizar. La edad que tengas y el momento en el que se iniciase esta conducta van a ser factores determinantes.
"Si estamos hablando de algo que acontece desde hace poco, podría ser una autorregulación emocional, debido a un aumento de estresores tanto de tipo emocional como a nivel laboral. Puede ser que necesites autorregularte, tanto emocional como física o mentalmente", es decir, quedarse en casa, para parar esa cantidad de estímulos", comienza explicando Lourdes.
"En otras ocasiones, puede tener que ver con una dificultad a la hora de socializar. Podría haber algún problema en este aspecto", distingue. "Lo importante sería entender de dónde viene esa decisión de quedarse en casa y, por ende, qué tipo de abordaje terapéutico se tendría que hacer. No siempre tiene que ver con un bloqueo emocional", señala.
Busca el origen de tu conducta
Por este motivo asegura que ante una frase como "prefiero quedarme en casa los fines de semana", el terapeuta no se alarma de inmediato, sino que se pregunta por el significado existencial y emocional de ese quedarse en casa: ¿es un acto de autocuidado o de renuncia al contacto? ¿la persona encuentra en ese espacio algo que nutre su autenticidad, o está evitando el mundo por dolor, miedo o agotamiento? Si hasta aquí los mensajes de Lourdes te resuenan y despiertan algo en ti, trata de responder a estas cuestiones:
- ¿Qué representa para ti quedarte en casa?
- ¿Cómo te sientes con eso?
- ¿Lo eliges con alegría, con culpa, con resignación?
Un finde en casa, para la experta, "puede ser un tiempo sagrado de retiro… pero también puede señalar una desconexión del mundo cuando hay un sufrimiento no elaborado". "Quedarse en casa puede ser un indicio de agotamiento crónico, burnout o un sistema nervioso en modo hiperalerta (modo vagal dorsal), o también puede ser un estado de regulación natural cuando el entorno externo representa una sobrestimulación, una carga o amenaza", cuenta la psicóloga.
¿Estás bloqueada o necesitas un descanso?
Según Lourdes, "parar es necesario para autorregularnos, conectar con nuestra autenticidad, ver quiénes somos y hacia dónde nos queremos dirigir". "La "parada" es primordial para escucharnos y ganar claridad", indica. "A veces, forzarse a socializar, a salir, genera todavía más bloqueo, porque en vez de poder permitirse una escucha a la necesidad emocional que hay, la persona se disocia y se reprime para poder estar en un contexto social", advierte. Y recomienda un acompañamiento terapéutico para aprender a validar las emociones y reconocer nuestros pensamientos. Observarlos. Para la experta, el mejor primer paso si te cuesta socializar es "hacerlo con personas con las que te sientas segura, comprendida, en entornos que que te nutran, escenarios en los que sientas que, si necesitas expresar algo, alguna emoción, lo puedas hacer libremente".
"A veces nos relacionamos más desde la exigencia, desde el "tengo que…", o "esto es lo correcto…", desde un automandato más mental", reflexiona. "Esto impide tener un vínculo más orgánico, más integrativo con el cuerpo, con las emociones y con el ser...", continúa. Recomienda talasoterapia, masajes y sesiones de yoga para recuperar la claridad mental. Habla de estas prácticas como un abrazo, como una forma de sentirnos "sostenidas". "Cuando se empieza a relajar el cuerpo, empiezan a aparecer esas sensaciones no atendidas", explica.
Si es bloqueo, esto es lo que nota tu cuerpo
Lourdes nos cuenta que normalmente cuando retenemos, el cuerpo se suele tensar, se suele tensar la mandíbula, los hombros, las caderas, para reprimir las emociones que no queremos que salgan. Dice que esto no lo hacemos conscientemente, funciona más desde el inconsciente, pero de alguna manera necesitamos estar bajo control para poder estar productivos o poder trabajar o desempeñar lo que nos hayamos dicho que tenemos que hacer. Por eso, el primer paso es escucharte buscar quien te escuche.