Vivimos rodeados de pantallas. Reuniones virtuales, notificaciones constantes, redes sociales abiertas las 24 horas. Equilibrar el tiempo offline, con el que estamos conectados parece algo casi imposible en una era en la que prima la inmediatez. Pero en este contexto, la desintoxicación digital se está convirtiendo en una tendencia que gana fuerza, especialmente entre los más jóvenes.
Según el Estudio Generación SPCial, elaborado por SPC y Jorge Flores (Pantallas Amigas), más de la mitad de los jóvenes españoles (56,5%) se ha planteado hacer un detox digital. El 75,5% quiere reducir el tiempo que pasa frente a la pantalla, y un 12,7% ha decidido eliminar por completo las redes sociales para llevar un estilo de vida más equilibrado.
Expertos en salud mental confirman que el ritmo de vida digital puede llegar a saturar.
Aunque las nuevas tecnologías han facilitado muchas cosas, también han impuesto una sensación de urgencia constante que no siempre es fácil de manejar. "Precisamente el hecho de haber estado desde muy pequeños conectados con las nuevas tecnologías ha hecho que los millennials comprendan el mundo desde una nueva perspectiva más global, individualista y menos reflexiva", comenta Cristina Jurado, psicóloga y de El Gabinete (www.elgabinetepsicología.com).
El precio emocional de estar siempre 'online'
Este tipo de conexión continua ha creado una ilusión de cercanía y eficiencia que, sin embargo, no siempre se traduce en bienestar real. "El cambio ha permitido que estemos más presentes en la vida de los demás, que tengamos todo a un clic de distancia, y que sintamos que podemos hacer cualquier cosa. Sin embargo, no es la realidad.
"Las personas necesitamos contacto cercano con los otros y espacios conscientes para conectar con nosotros mismos y procesar lo que nos pasa en el día a día", señala la experta en salud mental, quién hace hincapié también en que la falta de pausas y espacios íntimos para procesar emociones puede derivar en fatiga emocional, ansiedad o desconexión interna.
De ahí que la búsqueda de desconexión digital no sea una moda pasajera, sino una reacción lógica ante una sobrecarga prolongada: "Como consecuencia, muchos nos sentimos perdidos, con ansiedad, apatía... Es probablemente el intento de solucionar estos problemas lo que lleva a muchos millennials a volver a la era pre-digital y recuperar algunos de sus aspectos beneficiosos", cuenta, a propósito de varios estudios que alertan sobre ese deseo de desconexión como una de las prioridades de la generación que, paradójicamente, vio nacer Internet.
Uno de los más llamativos es el análisis conjunto que realizaron tres instituciones educativas de renombre. La Universidad de Greenwich, Universidad de East Anglia y Universidad de Westminster revelaron que muchos jóvenes de entre 21 y 35 años ya están explorando la desconexión digital a través de experiencias como viajar sin tecnología. Los participantes afirmaron sentirse agotados por la conexión constante y valoraron esos viajes como una forma efectiva de mejorar su salud mental.
Una señal clara de este cambio se ve también en otros países. Según una encuesta de ScuolaZoo en colaboración con TheFork, el 82% de los menores de 30 años ha probado o quiere probar un detox digital. De ellos, un 16% lo practica de manera habitual y un 40% está decidido a hacerlo próximamente.
Beneficios del detox digital
Aunque la desconexión digital puede parecer sencilla, implica ciertos desafíos. No se trata solo de apagar el móvil, sino de gestionar los vínculos, el trabajo y las emociones durante ese periodo, como indica Cristina Jurado: "Desde luego, para poder hablar de detox, la persona debería asegurarse de que nadie va a necesitar contactar con ella, ya que si no nuestra mente, aunque sea en segundo plano, estará preocupada por ello."
De hecho, los encuestados por las universidades del estudio dejaron claro que hay obstáculos que impiden que sea un proceso sencillo.
Factores como el FOMO (miedo a perderse algo), la nomofobia (miedo a estar sin el móvil), y la presión laboral o social, dificultan este tipo de experiencias. Incluso la falta de infraestructuras que favorezcan este tipo de turismo sin tecnología se percibe como una barrera.
Además, en el momento de tomar la decisión, hay otros aspectos a tener en cuenta que implican cierto grado de responsabilidad afectiva, como el de planificar con antelación, avisar a los contactos y establecer límites claros puede ayudar a evitar tensiones innecesarias.
Merece la pena, pues si se hace esto, y se realiza bien el detox digital, los beneficios pueden ser numerosos, como sentencia la psicóloga: "Cuando se lleva a cabo de manera consciente y con el compromiso futuro de también disminuir el uso digital en nuestro día a día, puede ser una muy buena forma de darnos cuenta de cómo es el mundo más allá de una pantalla".
Alejarse de la tecnología por un tiempo puede facilitar la introspección, recuperar la calma y abrir espacio a otro tipo de conexión: la que se tiene con uno mismo. "Nos servirá para comenzar a apreciar aspectos que quizás de otra manera nos sería más difícil valorar, a hacer introspección y a calmar nuestro sistema nervioso".
El detox digital no es para todos
La idea suena romántica. Tener tiempo para crear o reforzar conexiones reales, conectar con el entorno, conocerse mejor a uno mismo cediendo paso a nuestros propios pensamientos sin estímulos que vengan de una pantalla, solo de lo que nos rodea. Lo es, sin embargo, el detox digital no debe ser algo que llevar a cabo sí o sí, como si un imperativo fuera.
No todos tenemos la posibilidad —o la necesidad— de cortar con el mundo digital de manera radical. Y eso también es válido. "Depende de cada persona. No todos podemos o queremos realizar una desconexión digital completa y no hay nada de malo en ello", comenta la experta en salud mental.
Para las personas que no sienten esa necesidad, o cuyo trabajo o vida personal les impide llevar a cabo esa desconexión (sea porque tienen a sus familiares lejos, porque trabajan en remoto, o cualquier otra causa), la clave está en encontrar un equilibrio realista y saludable. Existen alternativas para reconectar sin dejar de lado el mundo digital por completo.
"Podemos probar diariamente a introducir actividades conscientes que nos conecten: dar un paseo centrados en nuestro alrededor, escuchar música mientras bailamos o conectamos con nuestro mundo interior, leer un libro sin más distracciones...". La psicóloga señala algunas herramientas, pero el listado podría ser infinito. El mensaje, eso sí, es solo uno: no se trata solo de silenciar el teléfono, sino de escuchar lo que realmente está pasando dentro.