El blog de Meritxell

Aceite de monoi de Tahiti

Como reparación capilar, este repara y alisa la fibra capilar desecada, dejando una cabellara suave, brillante y fácil de limpiar

Por Meritxell Martí

El aceite MONOÏ es típico de la Polinesia francesa, se obtiene de la maceración de las flores de Tiare en aceite refinado de coco, concretamente COPRAH. El  Monoï de Tahiti tiene denominación de origen controlada, el logo de la flor de Tiare blanca es la garantía que el producto es original de la Polinesia francesa y que se ha elaborado siguiendo la tradición local.

El Monoï con denominación de origen contiene un mínimo de 90% de macerado de flores. Aunque están autorizados añadir conservantes, colorantes, antioxidantes y filtros UV (de origen vegetal).

Después de mas de 30 años, el aceite de MONOÏ Hei POA, ya es muy habitual en la rutina francesa, en la playa, ciudad, en cualquier lugar el Monoï de Tahiti HEI POA siempre fiel a la presentación en pequeña botella de cristal, tal y como es tradición en Tahiti, las familias de la polinesia suelen fabricarse ellas mismas este aceite, y luego utilizan los envases vacíos de jarabes para llenarlas. * HEI POA significa en Tahitiano: “Corona de flores roja en el valle verde, buenos días y bienvenido a Tahiti”

El aceite Monoï HEI POA, con denominación de origen es un aceite de COPRAH (la pula extraída de la nuez de coco) y donde se maceran las flores frescas de Tiaré.

-Aceite de Krill

Los cocos son recolectados en los cocoteros verdes de la Polynesia, son seleccionados y secados al sol. Los botones de las flores frescas de Tiaré  son también recogidas al amanecer y puestas a macerar en el aceite de coco obtenido por presión, la proporción es de 11 flores por litro de aceite de Coprah. Durante algunos días las flores de Tiaré van a liberar su aroma para conseguir el verdadero aceite de Tahití.

Está considerado como un aceite sagrado en la Polynesia, y se usa tanto para hidratar como para nutrir, reparar y proteger la piel y los cabellos, gracias a sus propiedades cosméticas y su perfume único se trata de un verdadero producto de tratamiento y de eficacia natural.

El Monoï es un producto tradicional naturalmente rico en ácidos grasos esenciales que se solidifica por debajo de una temperatura de 24º C. Para beneficiarse plenamente de su ventajas, también durante el invierno, poner el frasco durante unos instantes bajo una fuente de agua caliente. Este se volverá líquido conservando intactas sus propiedades iniciales. Se utiliza como cuidado de belleza para el cuerpo e igualmente en mascarilla capilar sobre cabellos secos y dañados.

Consejo

  • Para hidratar* la piel todos los días, después de la ducha o el baño, aplicar le Monoï sobre la piel húmeda en masaje para hacer penetrar el producto más rápido.
  • El Monoï de Tahití hidrata las capas superficiales de la epidermis, la protege contra las agresiones externas y mejora la firmeza y suavidad de la piel.
  • Como reparación capilar, este repara y alisa la fibra capilar desecada, dejando una cabellara suave, brillante y fácil de limpiar.
  • Algunos aceites los encontramos enriquecidos con otros elementos originarios de la Polinesia.

-Aceite de germen de arroz

ALGUNOS ELEMENTOS ORIGINALES DE LA POLINESIA QUE SE AÑADEN AL ACEITE DE MONOÏ

El Noni:

Originario de las islas del Pacífico, el Noni (Morinda citrifolia) es conocido bajo el nombre de mora india. Este árbol se desarrolla sobre los ricos  suelos volcánicos a lo largo de las corrientes de lava. Debido a sus cualidades terapéuticas, el Noni es conocido en todo el Pacífico “como la aspirina de la antigüedad”. Los curanderos tradicionales de las islas utilizaban el fruto del Noni en cataplasma para el tratamiento de las infecciones cutáneas tales como los abscesos, heridas, quemaduras, y esto desde hace más de 2000 años. Contiene ácidos de frutas (elasticidad de la piel, suavidad e hidratación), polisacáridos (hidratación y energía) y vitaminas B y C (antioxidante y renovación celular).

El Tamanu:

Utilizando por las tribus indígenas de las regiones del pacífico para la construcción de las piraguas o para la esculpir objetos rituales, el árbol sagrado “Ati”, al que se reconoce numerosos poderes, conserva todavía un sitio preponderante en la farmacopea local. Ya sean sus frutos, sus hojas o sus raíces, le confieren propiedades curativas excepcionales. Desde los años 50, los primeros estudios científicos efectuados sobre este aceite permitieron poner en evidencia sus propiedades:
regeneradora, cicatrizante, antibacteriana, antiparasitaria y una sorprendente actividad antiinflamatoria.

-Aceite de castor, ¿qué es?

El Azafrán:

La Rea es una especia aromática que posee propiedades dermo-cosméticas y colorantes. Este extracto vegetal de color anaranjado a castaño es particularmente rico en curcuminoides (moléculas con propiedades antioxidantes) y carotinoides (moléculas foto protectoras, precursoras de la vitamina A). Nutre y colorea naturalmente la piel.

La Arena Negra de Tahití:

Exfoliante natural mineral. La mitología polinesia cuenta que la diosa del fuego fue desterrada de Tahití por su hermana la diosa del mar. Viajando a través del océano Pacífico en busca de una nueva morada, en cada parada creaba un cráter donde encendía un fuego, que su hermana se apresuraba enseguida a apagar. Encontró por fin refugio en la isla de Hawái en la cumbre del volcán Kilauea.

Las lluvias y el viento erosionan la superficie de los volcanes formando relieves continentales y un litoral recortado. A consecuencia de estos fenómenos, aglomerados volcánicos de basalto negro se fragmentan bajo el efecto de la erosión y se depositan sobre los bordes de la isla formando así las playas de arena negra.

La Papaya:

el papayo es un árbol frutal, originario de América central, que se propagó por la cultura en la inmensa mayoría de las regiones tropicales. Su fruto, la papaya, es una baya oval, gruesa como un melón, en forma de pera. Los “Curanderos”, indios de las altas mesetas de los Andes, utilizan todavía una pasta hecha semillas de papaya molidas para tratar las erupciones de urticaria y los pequeños problemas de piel. De los tallos y las hojas de la papaya verde es extraída la papaína, una enzima con acción exfoliante.

El polvo exfoliante de coco:

El cocotero, más allá de la imagen exótica que evoca, es un árbol de una gran riqueza del que cada una de las partes es utilizada en múltiples dominios: tejidos, muebles, alimentación y cosmética. En cosmética, el fruto es utilizado habitualmente por sus cualidades diversas. Hei Poa ha seleccionado la parte externa del fruto, su corteza, que después de su trituración proporciona unas partículas redondas, regulares y biodegradables, con el fin de utilizarlo por sus propiedades exfoliante.

La manteca de mango:

El mango es un árbol tropical originario de Malasia y de la India. Es también cultivado en Tahití desde el siglo XIX. El fruto es una fuente de caroteno, provitamina A, vitamina C, y de vitaminas del grupo B. Las semillas del fruto contienen una manteca que es obtenida por presión mecánica. Esta manteca contiene ácidos grasos esenciales y otros ácidos grasos que sirven como emoliente y que poseen un activo regenerador.

Flor de la pasión:

Tradicionalmente, las flores y la pulpa de la pasión fueron utilizadas para sus virtudes calmantes y suavizantes. Poseen excelentes propiedades emolientes. Sus ácidos grasos aportan elasticidad, hidratación y suavidad a la piel. También son famosos por ser regenerantes y protectores.

La Guayaba:

El guayabo es un árbol tropical originario de América, que es también cultivado en Tahití desde el siglo XIX. La Guayaba es conocida por sus propiedades anti oxidantes gracias a su riqueza en poli vitaminas y en particular por su elevada concentración en vitamina C, ampliamente superior de la de los cítricos. Su acción sobre la regeneración y la protección de la piel está ampliamente probada.

El Roucou:

El Roucou (Bixa orellana) es un árbol originario de América del Sur. Los indios utilizaban su poder colorante para protegerse del sol y los insectos, y también como pinturas rituales, lo que les valió el nombre de “pieles-rojas”. Fue importado por la Polinesia Francesa en 1845 como colorante natural y planta ornamental, pero su presencia en las Islas Marquesas sería mucho más antigua. Tradicionalmente, los Marquesanos utilizaban la semilla de Roucou, molida y mezclada con aceite de coco para colorear la piel de los danzadores en las ceremonias o como tintura vegetal. El pintor Gauguin utilizaba por otra parte este colorante para la realización de sus obras. Recientes estudios científicos ponen en evidencia sus propiedades anti oxidantes.

La variedad de aceites es amplia , disponemos de aceite de Monoi de Tahiti con flores de Tiare, Coco, Vainilla, con nacar de oro. También los tratamientos capilares como champú y suavizantes capilares. Aceites solares que protegen por si solos a la vez de hidratar, y con leves filtros solares.