Serval, el gato salvaje que podría hacerse pasar por una 'pantera'

Este felino de grandes dimensiones destaca por tener unas patas largas y un inconfundible pelaje amarillento con motas negras

Por Gtresonline

Desde que una presunta pantera irrumpiera en Ventas de Huelma, los vecinos de la zona no duermen tranquilos. Sin embargo, después de intensos días de búsqueda e investigación, todo hace indicar que la 'pantera negra' avistada en la localidad granadina podría ser un gato salvaje de grandes dimensiones. En concreto, a falta de una confirmación oficial del SEPRONA (Servicio de Protección de la Naturaleza, de la Guardia Civil), los expertos se aventuran a vaticinar que podría tratarse de un gato serval, una especie independiente de la sabana africana que destaca por tener unas patas largas y un inconfundible pelaje amarillento con motas negras. No obstante, el serval no es una raza felina en sí; de esta especie proviene una raza de gatos moderna, que debe su nombre al lugar de origen de sus antepasados, el savannah, una estirpe que se ha establecido con rapidez como un reconocido animal de raza exótico y de aspecto salvaje.

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¿Gato o guepardo?

El gato serval no juega al despiste. A simple vista, se puede apreciar que no se trata de un animal doméstico, sino de uno salvaje. De constitución esbelta, esta especie, que parece un pariente cercano del guepardo, destaca por tener unas largas patas en comparación con el resto del cuerpo. Este felino puede alcanzar hasta un metro de largo y llegar a pesar hasta 18 kilos, en el caso de los machos. El peso de las hembras suele rondar entre 9 y 12 kilos.

Tiene la cabeza pequeña, por lo que sus orejas triangulares destacan notablemente. Por supuesto, el comportamiento de este mamífero es más salvaje que el de un felino 'normal'. Es un gran depredador que siempre está alerta y que se alimenta de liebres y pequeños roedores. Como animal nocturno, la noche es el momento que aprovecha para cazar a sus presas. 

Savannah, la raza de gato domesticada más grande

La raza savannah surge  en Estados Unidos (donde su tenencia está muy regulada) a finales de 1980 mediante el exótico e inusual cruce de un gato siamés con un serval. El animal se hizo especialmente popular en los últimos coletazos de los años 90 y, en 2001, The International Cat Association (TICA) lo aceptó como una nueva raza felina registrada, la domesticada más grande. Se trata de un felino inteligente, activo y muy cotizado por su belleza. Es especialmente más activo que otras razas y necesita grandes espacios, así como su correspondiente dosis de ejercicio, por lo que no es recomendable para personas que residen en pisos pequeños. 

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Suelen tener una esperanza de vida que ronda los 10-15 años, aunque se han dado casos de ejemplares que han llegado a los 20. Al ser una raza relativamente reciente, no se conocen todavía enfermedades de carácter hereditario. Eso sí, como con  cualquiera de nuestras mascotas, siempre es recomendable hacer visitas al veterinario  para las pertinentes revisiones, desparasitaciones y vacunaciones.

Al igual que su antecesor, la versión mini del serval es un gato esbelto y delgado, con patas largas, orejas grandes y cuello largo. Como rasgos de personalidad esta raza de gato es cariñoso, sociable y, correctamente socializado desde cachorro,  establece rápidamente vínculos afectivos con otros felinos y niños. Un minino idóneo para dueños experimentados y amantes de lo exótico

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