¿Y si las bandejas de supermercado se pudieran plantar y nacieran árboles?

A veces cuando hacemos la comida descubrimos que hay más residuos plásticos en nuestra basura que comida sobre el plato. La tendencia ascendente de que todo venga empaquetado del supermercado hace que las toneladas por reciclar se disparen. ¿Existen otros materiales biodegradables para plantarle cara a los plásticos?

Por Cristina Soria

El consumo de usar y tirar hace que muchos de los alimentos que ya de por sí están protegidos de forma natural, como la fruta, se nos venda con un doble envoltorio muy costoso para nuestro planeta. Nos estamos refiriendo a las bandejas de poliestireno que inundan los mercados españoles. ¿Sabías que una bandeja de este tipo puede tardar entre 100 y 300 años en biodegradarse? Sin embargo, existen alternativas ecológicas.

Hace casi una década que cuando compramos en la charcutería, la carnicería o en la frutería ya no se envuelven los alimentos en papel, sino que la opción más popular ahora es utilizar bandejas y cubrirlas luego con papel film. Esta es una forma más “sofisticada”, pues el producto queda a la vista, no se “enrolla” en el papel, y parece más protegido del paso del tiempo. Es un aislante térmico y ofrece más resistencia y consistencia que otros métodos de embalaje.

A la hora de la verdad, las bandejas de poliestireno no aportan nada positivo para el medio ambiente en comparación con el papel con el que clásicamente se envolvían los productos cárnicos y frutas, que es más barato y contamina menos, aunque esté en desuso.

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Nueva York prohibió este tipo de plásticos

Mientras que en España casi todos los comercios utilizan el poliestireno para sus bandejas, en otros lugares del mundo lo están prohibiendo. Como es el caso de Nueva York, que en 2015 emitió una norma municipal por la que ningún comercio puede ofrecer alimentos envasados con este plástico. La medida tuvo un impacto en todas las aplicaciones del poliestireno, tanto bandejas de supermercado como vasos de café, recipientes de comida escolar y cajas de hamburguesas.

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Según datos del consistorio neoyorkino, la ciudad producía 30.000 toneladas anuales de residuos de poliestireno. Pero a diferencia de en España, donde sí podemos desechar este material en el contenedor amarillo, en Nueva York las plantas de reciclaje no están preparadas para este material. 

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Alternativas biodegradables

Reciclándose o no, este material suma producción de plástico a un planeta que ya de por sí produce demasiado, y que parece empeñado en envolver y embalar lo que puede incluso en ocasiones no lo necesita, como la fruta. Sin embargo, han surgido iniciativas que tratan de combatir estas prácticas.

La más reciente es un desarrollo de una empresa colombiana que fabrica bandejas muy similares, pero con las hojas de maíz y de piña. Estas hojas se consideran productos vegetales de desecho que pueden tener una segunda vida útil, compactandose para formar un material similar al poliestireno, pero 100% natural y biodegradable.

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Además, la empresa que los fabrica, denominada Lifepack, ha ideado un regalo extra para la naturaleza: incluir semillas de en el interior de estas bandejas para que los usuarios sean conscientes de que todo lo que consumimos debe regresar a la naturaleza. En este caso, las bandejas que llevamos a casa para envolver alimentos si las plantamos pueden hacer surgir una planta.

Una joven de 17 años dio con otra alternativa

Sayuri Magnabosco ha logrado dar con otro tipo de material que hace que el poliestireno sea innecesario. Esta adolescente brasileña ha utilizado los desechos que se obtienen tras refinar el azúcar y los ha licuado mezclandolos con harina de trigo y agua. El resultado es un material que guarda muchas similitudes con el poliestireno, pero que se no contiene ningún elemento tóxico en su fabricación y que en cuestión de una semana se biodegrada de forma natural.

Además, cuando tenemos en cuenta los materiales industriales, también es necesario evaluar cuánta energía es necesaria para su fabricación, pues un sustituto ecológico deja de ser sostenible cuando precisa de mucha energía para ver la luz. Sin embargo, el material propuesto por Magnabosco se fabrica en un horno solar, pues la joven ha buscado realizar un proceso de fabricación que sea 100% respetuoso con el medio ambiente.

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