Los biólogos marinos llevan décadas estudiando el comportamiento de las ballenas. Rutas de nado, época de apareamiento, alimentación… Sin embargo, de entre todas las cuestiones analizadas, existía una que se escapaba a su razonamiento. ¿Por qué no dejan de aparecer cetáceos varados en el litoral? Los hallazgos de cadáveres no cesan, de hecho, en los últimos meses solo en España se han recogido cerca de una veintena de ballenas.
Un reciente estudio llevado a cabo por un grupo de científicos e investigadores españoles del Instituto de Sanidad Animal de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, publicado en la revista científica Proceedings B de la Royal Society, podría tener la respuesta a esta inquietante cuestión. Según la investigación, antes de 1960, año en el que se creó el sónar naval, los encallamientos masivos de ballenas en las costas (dos o más ejemplares encontrados dentro de un período de 6 días a una distancia de 74 km) eran poco frecuentes. Una realidad que cambió drásticamente, especialmente a finales de los 80. Hasta entonces, la frecuencia utilizada por los barcos para detectar submarinos era de 8 KHz o superior. Sin embargo, cambió a rangos más bajos, de entre 4.5–5.5 KHz, provocando el varamiento en masa de cetáceos en todo el mundo.
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Catorce ejemplares de ballenas pico fueron encontradas en las costas de las Islas Canarias en septiembre de 2002 tras un ejercicio naval de la OTAN en el que se utilizó el sónar. "A las pocas horas del despliegue del sónar, los animales comenzaron a aparecer en la playa", explica Yara Bernaldo de Quirós, investigadora del Instituto de Salud Animal de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria en una entrevista para El Comercio. "En presencia de un sonar se estresan y se alejan vigorosamente de la fuente de sonido, cambiando su patrón de buceo", añade. "La respuesta al estrés, en otras palabras, anula la respuesta del buceo, lo que hace que los animales acumulen nitrógeno en la sangre", señala. "Es como un disparo de adrenalina".
Síndrome de descompresión
Las necropsias realizadas en las ballenas demostraron "hemorragias microvasculares diseminadas asociadas con émbolos grasos y generalizados en los vasos sanguíneos y órganos vitales, compatibles con una enfermedad similar a la descompresión", explican en el estudio. La enfermedad por descompresión es un síndrome definido por un conjunto de síntomas, que se producen por la formación de burbujas de gas intra y extravasculares en el organismo, cuando la tensión de los gases atmosféricos disueltos excede la presión absoluta local. Algo que también les ocurre a muchos buceadores cuando intentan subir demasiado rápido a la superficie debido al cambio de presión, donde pueden llegar a sufrir dolor en las articulaciones, entumecimiento, parálisis y otros síntomas provocados por la liberación del gas disuelto en los tejidos, el cual forma estas burbujas de aire que pueden llegar a resultar mortales.
En el año 2004, los investigadores consiguieron que se prohibiera el uso de sónares navales en las aguas del litoral canario, aunque esto no impidió que se produjesen varamientos en otras partes de España, como la costa cantábrica o en otros lugares del mundo. Recientemente 145 ballenas aparecían repentinamente varadas en una playa de Nueva Zelanda. Un trágico episodio que recordaba al que solamente un año antes se producía en el sureste de Australia, donde 150 animales fueron encontrados encallados en la arena. Aún se desconoce cuál fue el motivo de la muerte en masa de los mamíferos, aunque el estudio publicado podría ser determinante para establecer la causa.