Lo más adecuado en estos casos es conseguir que los estudiantes se relajen, que se sienten a la mesa y que tomen una comida equilibrada, en un ambiente distendido que les haga olvidar por minutos o por horas la idea de los exámenes. Además, en estos días, sobre todo los adolescentes tienen tendencia a cambiar sus hábitos y sus horarios. Dedican más horas al estudio, duermen menos y pasan más tiempo despiertos de noche. Esto hace que los horarios de las comidas sean más irregulares y no lleven una dieta adecuada.
Algunos estudios muy recientes recalcan la necesidad de aumentar la dosis de vitamina A para mejorar la capacidad intelectual. Zanahorias, tomates, espinacas, lechuga, melón... son alimentos que contienen esas vitaminas necesarias. Sin embargo, en esta época y debido al estrés, la mayoría de los estudiantes pierde el apetito (o bien come compulsivamente), se olvida de la comida, y cuando la recuerda abre la nevera y come lo primero que cae en sus manos. Así, un suplemento vitamínico puede convertirse en un buen aliado.
Algunas marcas no han dejado de lado esta necesidad de los estudiantes, como Sundown, que incorpora en algunos de sus productos la fosfatidilserina, una sustancia que puede ayudar a mejorar la memoria y las capacidades cognitivas, y otros nutrientes de especial importancia para superar épocas de esfuerzo físico e intelectual (Multitotal 23 y Mnemo Plus). También la firma Arkochim ofrece sus complementos para mejorar el rendimiento intelectual (Arkocápsulas de Valeriana contra el nerviosismo, Magnesio contra el cansancio, Eleuterococo, para mejorar concentración e indicado especialmente para la preparación de exámenes, y Jalea Real)
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