El lado oscuro de la cafeína

Por hola.com

Todos conocemos los efectos de la cafeína. Nos mantiene despiertos, estimula el sistema nervioso central y nos proporciona energía inmediata, pero… esta sustancia puede tener otros efectos menos agradables. Si no se siente despierta hasta el primer café; si cada día consume lata tras lata de refresco de cola o si sufre dolores de cabeza cuando no toma café, es posible que sea víctima de la cafeína.

La cafeína es un estimulante suave del sistema nervioso central, que aumenta los niveles de serotonina en el cerebro, una sustancia neurotransmisora que ayuda a combatir el sueño, alivia el cansancio mental, estimula el tracto digestivo y acelera el metabolismo, además de ayudar a la conversión de ácidos grasos en energía y a la eliminación de líquidos del organismo por su efecto diurético.

Sin embargo, son muchos sus efectos negativos. Cuando se toma en dosis muy altas, la cafeína produce una aceleración del ritmo cardiaco, irritabilidad, ansiedad y nerviosismo, insomnio, dificultades digestivas y falta de concentración. Dada la forma en que se presentan estos síntomas, son muchas las personas que se acostumbran a ellos, necesitando dosis cada vez más altas de cafeína para sentirse en forma. De hecho, cuando se renuncia a la cafeína de forma brusca, aparece un auténtico "síndrome de desintoxicación", caracterizado por síntomas como dolor de cabeza, malhumor, irritabilidad, nerviosismo y falta de concentración.

Según los expertos, el consumo de 200 a 300 miligramos (mg.) de cafeína por día no presenta ningún riesgo para la salud, lo que equivale a dos o tres tazas de café. Pero a pesar de su nombre, la cafeína no se encuentra tan sólo en esta bebida, sino también en los refrescos de cola (40 mg.), una taza de té (30 mg.), una onza de chocolate (20 mg.) o en dos tabletas de analgésico con cafeína (130 mg.).

Si cree que su consumo diario de cafeína es excesivo, vaya reduciéndolo poco a poco. Comience eliminando la cafeína que toma al final del día, aunque piense que no le afecta al sueño. En casos de adicción notable, puede llegar a despertarse en plena noche para tomar un café o un sorbo de refresco: es el cuerpo, reclamando su "dosis". No tiene por qué eliminarla de su vida de forma radical, sino gradualmente, hasta llegar al nivel en que vuelva a disfrutar de un café por placer gastronómico, no para despertar.