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Un suelo de madera es una inversión importante que no conviene poner en peligro por culpa de una limpieza poco adecuada. Tanto si lo estás estrenando parqué y es la primera vez que tienes este tipo de pavimento en casa, como si lo acabas de restaurar, pulir y volver a barnizar, te explicamos cómo mantenerlo limpio e hidratado, conservando su belleza natural para que siempre luzca como el primer día. 

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Presta atención a tu parqué

Antes de lanzarte a comprar limpiadores o sofisticados productos de limpieza, debes saber qué tipo de parqué es el tuyo. Lo primero es tener claro si se trata de un suelo barnizado, aceitado o encerado, ya que estos últimos presentan unas exigencias mayores que los primeros (que también son los más habituales).

Asimismo, los expertos hacen hincapié en distinguir entre un parqué que viene barnizado de fábrica (de nuevo, la mayoría de los que se instalan hoy día) y uno que al que se le haya aplicado el acabado in situ. Y es que, en este último caso, se recomienda esperar un cierto tiempo (como mínimo una semana, pero dependerá del producto) antes de aplicar una limpieza en húmedo, para garantizar que haya endurecido por completo y presente unas prestaciones óptimas.

El parqué del dormitorio de la imagen es una propuesta en espiga, en madera de roble.

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3/12 © Rowenta

Limpieza en seco

La clave para minimizar los arañazos o desgastes en un suelo de madera natural es evitar al máximo restos de arena, piedrecitas o cualquier otra cosa que podamos traer en los zapatos. El uso de felpudos de entrada es muy útil en este sentido, así como una limpieza en seco frecuente. Esta puedes realizarla simplemente con una escoba o una mopa, aunque el uso de un aspirador optimizará los resultados. Eso sí, asegúrate de utilizar el cepillo especial para suelos de madera, más suave, para evitar rayarlo y que pierda el brillo.

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4/12 © Pallmann

Limpieza en húmedo

Aunque sin duda habrás oído que el agua no es, precisamente, la mejor aliada de los suelos de madera, también hay que tener en cuenta que la limpieza en húmedo, siempre es más higiénica. Antes de pasar a las dudas más frecuentes sobre la forma adecuada de limpiar un suelo de madera en profundidad, conviene tener en cuenta algunas precauciones básicas. Así, por ejemplo, sea cual sea el limpiador utilizado, conviene no mojar demasiado la madera, por lo que se aconseja utilizar una fregona bien escurrida. Y, en cuanto a la frecuencia ideal (aunque esto dependerá de las costumbres y necesidades de cada uno) los expertos aconsejan realizar un fregado una vez cada dos semanas, aproximadamente.

Ten en cuenta que una humectación intensa y frecuente puede derivar en el ennegrecido de las juntas del parqué pero, al mismo tiempo, piensa que evitar la limpieza en húmedo hará que la madera, que es un material higroscópico y necesita algo de humedad, se reseque.

Para la limpieza diaria de los suelos de madera, los especialistas recomiendan el empleo de un producto de limpieza neutro multiuso para todo tipo de suelos que puede aplicarse con fregona, mopa o con un paño.

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5/12 © Racool Studio / Freepik

No todos los jabones son iguales

Cuando toque fregar habrá que añadir al cubo agua y jabón, para lograr desinfectar además de retirar las posibles grasas acumuladas. Una de las principales características de los jabones de limpieza es que incorporan tensioactivos que atraen la suciedad y la confinan antes de arrastrarla gracias al agua. No obstante, hay diferentes tipos de jabón adecuados para los suelos de madera. 

Sin duda, los jabones neutros (con un pH o grado de acidez similar al de la piel humana), son los más aconsejables, ya que son totalmente inocuos al contacto tanto con la madera como con la piel.

Son recomendables también los limpiadores con bioalcohol puesto que, además de ser desinfectantes, se disuelven y se evaporan rápidamente. Además, son respetuosos con el medio ambiente, ya que no contienen cloro ni amoníaco, y son también adecuados para personas con alergias o problemas respiratorios.

Por último, existen jabones antiestáticos, cuya particularidad es que dejan una fina capa superficial que es conductora eléctrica y reduce la fricción con el suelo, descargando así las pequeñas cargas electrostáticas que producimos al caminar. Adecuados para ambientes muy secos, se utilizan, sobre todo, en pavimentos sintéticos como los suelos laminados, más que con los de madera natural.

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6/12 © Meister

¿Conviene utilizar vinagre para limpiar el parqué?

Como sucede con tantos otros ‘trucos’ de limpieza, sin duda habrás oído la opción de utilizar vinagre en la limpieza de los suelos de madera. La realidad es que, pese a que se trata de un desinfectante natural y que puede llegar a dar un cierto brillo a las superficies barnizadas, el pH del vinagre es muy ácido lo que, a largo plazo, puede llegar a dañar el parqué. Es por ello por lo que los expertos no solo lo desaconsejan, sino que, además, previenen de que el contacto con suelos de piedra y elementos de metal puede producir corrosión en estas superficies.

El pavimento de la imagen en un salón rebosante de arte es una propuesta en roble ahumado, cuya principal característica es su barnizado ultramate resistente al agua.

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7/12 © Parador

¡Atención! Prohibido usar lejía

Por mucho que nos guste su capacidad de desinfección, la lejía está totalmente prohibida sobre suelos de madera: no solo es muy corrosiva y estropeará la protección superficial aplicada sobre la madera, sino que puede incluso decolorarla.

Las últimas tendencias en suelos apuestan por las maderas en bruto, como la de la propuesta.

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¿Agua fría o caliente?

Si estás pensando que la temperatura del agua no tiene la menor importancia a la hora de limpiar el parqué, debes saber que, dado que el agua muy caliente se evapora antes que la fría, puede dejar restos de jabón no disuelto en el suelo, lo que daría lugar a una superficie empañado o velada. El consejo de los profesionales consultados es que el agua fría ofrece mejores resultados.

Cada vez son más las referencias de parqué  que ofrecen protección frente al agua, para su empleo como pavimento en estancias húmedas (baños y cocinas).

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9/12 © Haro

¿Es necesario usar dos cubos?

Aunque no es una práctica muy extendida, hay quien recomienda fregar los suelos de madera utilizando dos cubos: uno con agua con jabón y el segundo, solo con agua limpia. De este modo, se friega con el contenido del primer cubo y se enjuaga con el agua limpia del segundo (que se irá cambiando a medida que sea necesario). El resultado será, lógicamente, más higiénico, aunque puede resultar innecesario en suelos moderadamente sucios.

La mayoría de los fabricantes de parqué  proponen productos de limpieza específicos para sus suelos. Existen limpiadores naturales que aparte del empleo en pavimentos de madera sellados o barnizados, también pueden usarse en suelos de corcho, de linóleo y de piedra.

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10/12 © Nerea Moreno para Borja Vildosola Arquitectura

Otro mantenimiento conveniente

Una manera de aportar un extra de protección a los suelos de madera consiste en aplicar de forma periódica una capa de cera. Son muchos los productos disponibles en el mercado, específicos para los distintos tipos de suelos (ya sean barnizados mates o brillantes o incluso aceitados y encerados de origen).

Su aplicación es sencilla, ya que basta un paño suave o una mopa de algodón para ello, aunque hay que tener la precaución de no excederse con su uso, ya que crean una película superficial que puede llegar a ser contraproducente con el tiempo y que, de hecho, conviene eliminar en profundidad cada tres o cuatro años, para evitar que se oscurezca y que incluso pueda llegar a penetrar en la madera. Esto último puede ser un problema a la hora de pulir y barnizar de nuevo el suelo de madera, provocando cercos que no queden cubiertos por el nuevo acabado.

En la foto, un suelo de madera en una cocina diseñada por Borja Vildosola Arquitectura donde una isla con barra es el eje de la distribución.

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11/12 © Freepik

Guerra a las manchas

Más allá de la rutina de limpieza que establezcamos, resulta vital eliminar cualquier sustancia líquida que pueda caer en el parqué lo antes posible, para evitar que penetre en el interior de la madera, con una bayeta o gamuza suave ligeramente humedecida y un limpiador no agresivo.

En el caso de las manchas más difíciles, se puede recurrir a productos como el alcohol o el aguarrás, aunque siempre teniendo la precaución de comprobar su efecto sobre una zona del suelo que no quede a la vista.

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12/12 © Milesi

Nueva vida para el parqué

¿Tienes alguna mancha que no sale? ¿El parqué ha perdido su brillo inicial? Aunque una de las principales preocupaciones de los usuarios con respecto a los suelos de madera es que son más ‘delicados’ que otros materiales, no es menos cierto que pueden repararse; aunque de forma de diferente en función de la variedad instalada:

  • Suelos aceitados o encerados: bastará un ligero lijado para eliminar cualquier posible desperfecto, seguido de la aplicación de una nueva mano de aceite o cera.

  • Suelos barnizados: requiere eliminar la capa anterior deteriorada, lo que es más trabajoso, aunque este proceso permite estrenar un suelo nuevo que incluso puede presentar un color o acabado distinto, de forma sostenible y respetuosa con el medio ambiente (al no tener que retirar y desechar el material existente).

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