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Parecen jardines simples, fáciles de crear, pero en realidad su diseño es más complejo de lo que parece. En ellos los elementos minerales, como las piedras de diferentes tamaños o los áridos como la grava, son un complemento esencial que se combina con las plantas.

 

Las piedras son la clave

En este tipo de jardines las piedras son un elemento destacado. Se incorporan al jardín para ser vistas y disfrutadas, para componer el paisaje igual que las plantas. Más que simples materiales de construcción sirven para aportar dinamismo y profundidad al jardín. Tan solo hay que saber cómo debemos incorporarlas al espacio.

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Jardines fáciles de mantener

Los jardines de rocas tratan de imitar los paisajes naturales, por lo que deben diseñarse con calma y sin prisas, colocando cada elemento y cada piedra de forma que parezcan auténticos.

Además, han de ser jardines fáciles de mantener, que no nos den demasiados quebraderos de cabeza. Utiliza plantas resistentes y que no demanden demasiados cuidados.

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Define el estilo del jardín de rocas

Dentro del universo de los jardines de rocas, cada uno puede tener un estilo definido y diferente. Puedes recrear un paisaje autóctono, silvestre, o planificar un jardín de rocas estilo zen, de inspiración japonesa. En estos jardines todo está pensado para la contemplación y el relax. Son espacios ordenados, de carácter minimalista, en los que predominan las plantas sencillas y los áridos como la grava o los cantos rodados.

Otro estilo de jardines de roca son los alpinos, con plantas de montaña, especialmente recomendados en zonas de clima frío.

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Elige rocas de la zona

A la hora de crear un jardín rocoso siempre es mejor idea elegir piedras autóctonas, propias de la zona geográfica en la que se encuentra el jardín. No solamente conseguirás un resultado más natural y auténtico, sino que las rocas serán más fáciles de encontrar y también más económicas.

Busca aquellas que tengan un aspecto similar en cuanto a la forma y el color. En lo que al tamaño de las rocas se refiere, ten en cuenta las dimensiones del jardín. Si el tuyo es pequeño no las elijas demasiado grandes. Si es muy extenso, las piedras pequeñas parecerán perdidas.

Un consejo: a la hora de decidir qué tipo de rocas quieres para tu jardín es buena idea optar por piedras porosas y que no tengan una dureza excesiva. Las que son más blandas se deterioran rápidamente y será fácil lograr una apariencia desgastada, muy decorativa.

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Coloca las piedras según un patrón real

Explora el propio paisaje rocoso que quieres emular, o inspírate en otros jardines de rocas que te gusten para ir configurando la forma en la que quieres colocar las piedras en el espacio.

Lo mejor es trabajar poco a poco, sin prisa, colocando las rocas una por una. Pon algunas piedras juntas, de forma que parezca que están unidas, solo separadas por grietas, en las que después colocarás plantas. Es importante conseguir cierta heterogeneidad en el jardín, para que no quede todo demasiado uniforme.

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Utiliza las herramientas apropiadas

En el caso de que hayas decidido crear el jardín de rocas tú mismo, deberás tener en cuneta de que para mover ciertas piedras necesitarás ayuda. Además, debes hacerte con algunas herramientas y utensilios que te faciliten la tarea.

Es esencial contar con una carretilla o con una plataforma baja con ruedas para transportar las rocas de un sitio a otro dentro del jardín. También necesitarás una barra de acero que te sirva como palanca, una pala y un rastrillo para los áridos de jardín, etc.

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Apuesta por un aspecto desgastado

El objetivo es lograr que parezca que las piedras de tu jardín llevan años y años en el mismo lugar, recibiendo los rayos del sol y soportando los efectos de la lluvia y el viento. Esto no siempre es fácil, porque a veces las rocas que se comercializan para decorar los jardines tienen un aspecto demasiado regular, limpio y nuevo.

Para conseguir una imagen de piedras erosionadas, trata de fomentar la aparición de musgo sobre las piedras en las zonas de sombra. Busca musgo en el suelo de tu jardín, desmenúzalo y mézclalo con yogur o suero de leche, añade un poco de agua. Extiende la pasta resultante sobre las piedras, mejor que estén a la sombra, y pulveriza con agua varias veces al día. En poco tiempo verás cómo aparece musgo sobre las rocas.

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Prepara el terreno para las plantas

Una vez hayas instalado las piedras en el lugar adecuado dentro del jardín llega el momento de colocar las plantas. Pero antes conviene preparar el suelo añadiendo tierra donde sea necesario, mejorando el drenaje en algunas zonas, etc.

Necesitarás, además de tierra de jardín, turba, arena y compost u otro tipo de materia orgánica que proporcione al suelo nutrientes para las plantas.

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Opta por las especies adecuadas

Los jardines de rocas son espacios de bajo mantenimiento, por lo que no debes elegir especies vegetales demasiado exigentes.

- Apuesta por plantas resistentes, de fácil cultivo.

- Puedes tomar como referencia el paisaje rocoso de la zona donde vives y escoger plantas autóctonas que crezcan allí de forma natural.

- Elige las especies según el clima. Así conseguirás que se adapten mejor al entorno. Piensa si van a estar a pleno sol o a la sombra.

- Entre las plantas adecuadas para jardines de rocas destacan las crasas y suculentas, los cactus, las plantas aromáticas y las arbustivas de pequeño tamaño, entre otras muchas.

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Busca la naturalidad

A la hora de colocar las plantas, procura que el resultado sea lo más natural posible.

- No las plantes en hilera ni demasiado colocadas en el terreno. Mejor apuesta por ponerlas sin seguir un patrón establecido, para que el aspecto del jardín sea más natural.

- Utiliza plantas de diferentes tamaños y alturas: plantas perennes, herbáceas, pequeños arbustos y también especies de flor.

- Ve intercalando las plantas entre las piedras.

- Rellena los huecos con áridos como la grava, para evitar la proliferación de las malas hierbas. Procura que sean de una tonalidad similar a las rocas.

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