1/9 © Adobe Stock

A la hora de elegir plantas para el jardín se necesitan especies bellas, que aporten alegría y color, y que sean también fáciles de cultivar. Que no resulten exigentes y se dejen mimar, y que toleren cierta improvisación a la hora de ubicarlas en un espacio u otro.

El heliotropo (Heliotropium) es una de estas plantas. Sencillo en sus cuidados, no te pedirá una atención constante y, cuando llegue su momento, te regalará unas bonitas flores que, además, llegan con sorpresa: un rico e intenso aroma a vainilla. 

 

La planta que se mueve con el sol

El girasol no es la única planta que se mueve para tratar de captar los rayos del sol. También lo hace el heliotropo (Heliotropium), cuyo nombre deja constancia de ello. Procede del griego helio, que significa 'sol' en griego, y tropein, que es 'volver', lo que hace referencia a este movimiento de la planta tratando de mirar al astro rey.

Hacerle un hueco en el jardín será siempre una buena idea, puesto que se trata de una planta muy fácil de cuidar. Este arbusto de hoja perenne puede alcanzar hasta dos metros de altura.

Leer: Descubre cómo cultivar la dafne, un arbusto muy bello para el jardín de invierno

2/9 © Adobe Stock

Interesante diversidad

El heliotropo pertenece a la familia de las Boraginaceae, y se le conoce también como 'vainilla de jardín' por el intenso perfume a vainilla que destilan sus flores y sus hojas. Se trata de una especie de rápido crecimiento a la que, además, se le atribuyen diversas propiedades medicinales como antinflamatorio y cicatrizante.

Como planta para el jardín, puedes elegir entre varias especies. La más común es el Heliotropium peruvianum o Heliotropium arborescens, originario de Perú. También destacan otras especies como el Heliotropium europaeum o el Heliotropium angiospermum. Aunque estas especies comparten cuidados, pueden variar en el color de las flores, que pueden ser moradas o blancas.

Leer: Mahonia, un arbusto de hoja perenne perfecto para el jardín

3/9 © Virginie en Pixabay

Una llamativa floración

Las flores del heliotropo son su mayor tesoro y una razón muy poderosa para elegirlo como planta de jardín. Aunque se trata de un pequeño arbusto bastante decorativo, la planta alcanza su momento de esplendor cuando se produce la floración, a principios del verano y hasta que se inicia el otoño. El único problema es que como son bianuales, solo podemos disfrutarlas cada dos años.

Las flores son pequeñas y crecen en racimos. Tienen un bello color morado, más claro o más oscuro, aunque también pueden ser blancas. Entre los encantos de los que hacen gala, destaca el hecho de atraer a insectos polinizadores muy beneficiosos para el jardín, como las abejas o las mariposas. Además, destilan un rico aroma a vainilla, que no deja de ser un aliciente para cultivar esta planta especial.

Leer: Estas plantas de exterior florecen en invierno y destilan intensos aromas

4/9 © Adobe Stock

El mejor lugar en el jardín

Aunque al heliotropo le viene bien cualquier tipo de suelo para crecer feliz, prefiere los terrenos arcillosos, neutros o ligeramente ácidos. Lo más importante es que le busques un rincón protegido del frío y el viento, a ser posible en semisombra, ya que los rayos directos del sol podrían dañarlo, especialmente cuando la planta es joven.

Leer: Así puedes emplear el mantillo para mejorar el sustrato de tus plantas en el jardín

5/9 © Adobe Stock

Plántala en una maceta

Una de las características del heliotropo es su versatilidad a la hora de encontrarle un buen sitio para que crezca. Se desarrolla bien en el jardín, pero también en contenedor, lo que hace de él la planta perfecta para terrazas y patios.

Solamente tendrás que ajustar algunos de los cuidados, ya que estas plantas en maceta necesitan más agua, siempre procurando que la maceta tenga un buen drenaje y no se produzcan encharcamientos. Lo ideal es mantener el sustrato siempre húmedo, haciendo aportes de agua más frecuentes pero menos abundantes.

Leer: Las mejores plantas para convertir tu balcón en un vergel antes de que llegue la primavera

6/9 © Alina Kuptsova en Pixabay

¡Cuidado con el frío!

Este puede ser el mayor inconveniente con que te encuentres al cultivar heliotropos en el exterior. Se trata de una planta que no tolera el frío demasiado intenso.

Cuando las temperaturas descienden de los 7ºC, los heliotropos sufren bastante, ya que ellos prefieren las temperaturas cálidas en torno a los 20ºC. Lo ideal, por tanto, es que protejas la planta de las heladas cubriéndola por la noche en invierno con plástico, y realizando mulching o acolchados en el terreno que protejan sus raíces.

Un consejo: si cultivas el heliotropo en maceta podrás trasladarlo al interior durante las semanas más frías del invierno.

Leer: 10 plantas de exterior espectaculares capaces de resistirlo todo

7/9 © Monika Schröder en Pixabay

Riego: evita los encharcamientos

Cuando programes los riegos que debes darle al heliotropo es importante que tengas en cuenta la necesidad de evitar los encharcamientos, ya que le perjudican considerablemente.

Procura que el sustrato esté húmedo con dos o tres riegos semanales durante el otoño y el invierno. Al llegar la primavera y durante los meses de calor deberás aumentar el aporte de agua a 3 o 4 riegos a la semana.

Leer: Todas las claves para plantear un jardín verde y frondoso, pero con un bajo consumo de agua

8/9 © Adobe Stock

¿Hay que abonar los heliotropos?

A estas plantas, como a la mayoría, les gustan los terrenos ricos en nutrientes, por lo que conviene aportarle al suelo materia orgánica cada dos o tres años.

También es importante proporcionarle a la planta un fertilizante a principios de la primavera, mejor de liberación lenta. Procura que, además de nitrógeno, fósforo y potasio, contenga micronutrientes como hierro, zinc, manganeso o cobre.

Un consejo: como el heliotropo es una planta que prefiere los suelos ácidos, en ocasiones tendremos que aportar quelatos de hierro al terreno para evitar la clorosis férrica, provocada por un déficit de este mineral. Si las hojas de tu heliotropo están empezando a ponerse amarillas es que necesita hierro. Proporciónaselo en forma de quelatos al inicio de la primavera.

Leer: Plantas más sanas y bonitas, si sabes combatir la falta de hierro

9/9 © Hans en Pixabay

Claves para multiplicarlo

Puedes hacerlo por esquejes o por semillas. Los esquejes se deben plantar a finales del verano. Corta un tallo como de unos 20 cm y plántalo en una maceta con el sustrato húmedo y mantenlo a temperatura constante, protegido del frío nocturno.

Si prefieres sembrar semillas, hazlo en invierno. Pon en el semillero sustrato universal humedecido y coloca dos semillas en cada hueco, cubriendo con sustrato y pulverizando después con agua. Deja el semillero al sol y riégalo cada dos o tres días. En una semana o diez días comenzarán a germinar.

Leer: Aprende a cuidar el evónimo, la planta perfecta para crear preciosos setos en el jardín

Más sobre: