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Si estás cansada de ver la vida y tu casa en blanco o en un neutro con mucho tirón y poco colorido, quizás ha llegado el momento de jugar con las combinaciones cromáticas. Una fórmula que utilizan a menudo los interioristas y que resulta más difícil de poner en práctica de lo que a priori puede parecer, ya que puedes caer en el aburrimiento temiendo pasarte de audaz o en la delgada línea en la que se encuentra la decoración ‘kitsch’. Estas 10 ideas de decoración te ayudarán a salir airosa de esta aventura ‘deco’ con el mejor tono posible. ¡Palabra de experto!

1. En sintonía con la decoración

Evidentemente, debes tener en cuenta tanto las dimensiones del espacio, como la luz natural que recibe la estancia, como tus gustos personales y los muebles y telas que completan la decoración de interiores. Recuerda que las gamas frías transmiten calma y las calientes un toque vibrante lleno de calidez. Usar el color a tu favor tiene muchas ventajas, pero debes estar segura de que eliges los tonos adecuados, para evitar sentirte fuera de lugar en tu propio hogar. Para ello, no secciones las tonalidades, sino que intenta verlas juntas de una manera global. Si tienes miedo o no estás del todo segura, haz una prueba de color (o más) y sal de dudas, además te ayudará a ver su efecto con la ‘deco’ y con la luz en distintos momentos del día.

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2. Combinar un color principal con secundarios

Es una opción sencilla y fácil de llevar a cabo, ya que se mantiene el equilibrio visual, aunque se introduce una pincelada de color. Se trata de mezclar el tono principal que te gusta o encaje mejor con tu decoración con los secundarios que tiene a los lados en el círculo cromático, creando una composición que contrasta, pero manteniendo la armonía. Así, puedes combinar rojo con rosa y naranja, por ejemplo, verde con azul, azules con morados…

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3. Creando contraste

Para lo cual, basta con mezclar un color principal (rojo, verde, azul…) y ponerlos junto a tonos que están en contra en el círculo cromático. Por ejemplo, enfrentar al rojo con los azules o verdes o al violeta con los naranjas o los amarillos, creando una composición llena de fuerza, de la que tienes que estar muy segura. Como es toda una declaración cromática, mantén siempre el equilibrio usando solo uno o como máximo dos tonos contrarios. Es fácil perder el control y caer en el exceso. Por cierto, el elemento de color rojo es un radiador. 

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4. Un color y distintas tonalidades

Sencilla y fácil de aplicar, esta combinación es apta para principiantes y para quienes prefieren menos riesgos con resultados asegurados. Como los fondos de inversión con mucha renta fija, no pierdes, pero tampoco te harás rica. Es decir, funciona, pero a largo plazo puede resultar algo aburrido y monótono. En función del efecto que busques usa el tono más intenso como base y reserva los suaves para aderezar o al revés, pinta en claro e imprime fuerza con el oscuro.

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5. El mismo color en distintos elementos

Si quieres que un color sea el rey del espacio, pero sin que llame mucho la atención y, por primera vez, has descartado el blanco, una buena opción es aplicar el mismo tono en diferentes elementos, incluidas paredes y puertas, y así hacer que destaque algunos y disimule otros. El ‘total look’, que en moda también es tendencia, es la mejor manera de crear ambientes equilibrados donde reine la armonía. Una solución que resulta muy eficaz, por ejemplo, en pequeños espacios o cuando quieres que puertas y ventanas no llamen la atención.

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6. Regla del 60-30-10

Si tu atrevimiento tiene un límite y prefieres jugar sobre seguro, esta regla, al igual que la del 3, es una buena opción, ya que combina sin meterse en complicaciones y es apta para todos, incluso los que acaban de llegar al mundo de la decoración y están amueblando su primera casa. Como su propio nombre indica, se trata de usar un color, normalmente un neutro, al 60% que actúe de base, introducir segundo que combine bien (un 30%) y terminar con un tercero (10%) que rompa un poco con lo anterior y ‘levante’ visualmente el conjunto.

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7. Polos opuestos

Como dice el refrán "los polos opuestos se atraen" y logran resultados potentes con los que es imposible caer en el aburrimiento. El dúo decorativo infalible es el negro y el blanco, pero no es la única pareja que funciona bien a la hora de otorgar personalidad a un ambiente. Así el rosa y el verde van bien o el rojo y el azul, con un toque amarillo también funciona.

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8. A favor del neutro

La mejor manera de introducir colorido en la decoración de tu casa, es usando una base neutra. Esto permite no solo dar una pincelada atrevida, sino también saltarse la norma que establece que, a la hora de combinar tonos, tres es el máximo permitido para no causar un estropicio estilístico donde nada parezca tener sentido. En cambio si nuestra base es tono un neutro, la cosa cambia, ya que la entrada en un juego de este básico nos permite utilizar hasta cuatro colores sin miedo al fracaso. Si aún así tienes miedo, usa otros colores neutros que no desentonen o emplea las tonalidades atrevidas en accesorios o telas que puedas cambiar fácilmente si no te gusta el resultado o te cansas enseguida de él.

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9. Pared de acento

Son una de las maneras de dar un golpe de efecto sin tirar la casa por la ventana en lo que a riesgo se refiere. Además, tiene numerosas posibilidades prácticas y decorativas. Así, si pintas la pared del fondo de un color más oscuro, lograrás una mayor profundidad en la estancia, ya que las paredes se alejan. También resulta muy útil para separar espacios visualmente y crear zonas independientes o para dar protagonismo a una pared, la del sofá o la del comedor, para que las miradas se dirijan hacia ellas. Como es más oscura que el resto, es importante que reciba suficiente luz y esté despejada y sin exceso de equipaje ‘deco’.

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10. ‘Color block’: la tendencia de la temporada

El ‘color block’ se basa en combinar dos o tres colores opuestos sin resquicios cromáticos. Atrevido y personal, es capaz de levantar un ambiente gris o soso, imprimiendo un toque alegre, lleno de fuerza. Para ello, lo ideal es rodearlo de una decoración minimalista, que no distraiga la atención, evitar los estampados exagerados y las texturas que pueden recargar y combinar o bien colores complementarios, una mezcla efectiva y menos explosiva, o darlo todo con opuestos que hagan del contraste su seña de identidad.

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