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La glicina es una hermosa planta trepadora capaz de ofrecer un exquisito aroma y una floración bellísima. Estas características la convierten en una planta increíble para conceder esa preciada sombra y decorar una zona de porche o el jardín. La glicinia, cuyo nombre científico es Wisteria, es también conocida como flor de la pluma o glicina. Es una planta estupenda para cubrir paredes, muros, pérgolas o, incluso, verjas. Puedes cultivar la glicinia también en forma de arbolito, podándola para que una de sus ramas crezca fuerte y haga las veces de tronco.

Te damos todas claves para cultivarla en tu jardín, las precauciones que debes tomar y qué cuidados necesitas para mantenerla frondosa. 

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Tipos de glicinia

La glicina es un arbusto trepador que puede llegar a alcanzar hasta 15 metros de altura y vivir más de 100 años. Las dos especies de glicina más comunes –ambas procedentes de Oriente– con la glicinia japonesa y la china. La glicina japonesa (Wisteria floribunda) ofrece preciosos racimos de color azul, blanco o rosados y crece enroscándose en sentido contrario a las agujas del reloj. Otra es la glicina china (Wisteria sinensis), con flores similares, aunque crece enroscándose en el sentido de las agujas del reloj y tiene un porte algo menor. También podemos encontrar la glicina de la seda (Wisteria venusta), glicinia de Kentucky (Wisteria Kentucky) y Glicinia Americana (Wisteria Frutencens), esta última con una floración más prolongada que las anteriores. 

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Dónde plantar la glicinia

Esta planta leguminosa se adapta a todo tipo de suelos, aunque tiene especial preferencia por los que son arcillosos y retienen bien la humedad. De igual modo, prefiere los suelos ácidos en lugar de los más calcáreos, en cuyo caso podrás acidificarlo incorporando materia orgánica fermentada. Otra opción es hacerlo con sulfato de hierro, turba rubia o quelato de hierro, que aportarán los nutrientes que la planta necesita para prosperar. 

También es muy importante que, si decides plantar esta especie en tu jardín, lo hagas en un suelo profundo, ya que sus raíces tienden a crecer con mucha fuerza y sus raíces se ramifican mucho. 

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Características de la glicinia

La glicina china (a la que dedicaremos este artículo) es una planta resistente y caduca con hojas pequeñas y ovaladas, con un tacto sedoso. Es una planta de crecimiento rápido que, a partir del segundo año desde su plantación, crecerá con mucha rapidez. Sus flores son, generalmente, de color violeta o malva, de un tamaño de unos 2,5 cm y agrupadas en grandes racimos de entre 15 y 20 cm y que salen a finales de primavera y duran aproximadamente un mes. 

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Cuidados de la glicinia

La glicinia es una planta fácil de cultivar, aunque si te haces con ella, lo ideal es que elijas una con flores, para garantizar su floración (si la cultivas desde la semilla, puede tardar casi diez años en ofrecer flores). Estos son los cuidados más importantes: 

Luz: puedes colocar la glicinia en cualquier rincón de tu jardín, ya que se desarrollará igual de bien tanto a pleno sol como en situaciones de semisombra, aunque hay que garantizarle al menos 4 horas de sol diarias. 

Riego: ofrécele un riego regular, especialmente cuando la planta es joven y durante las épocas más calurosas. Aunque tendrás que tener cuidado con el exceso de riego y los encharcamientos, que podría dañar las raíces irreparablemente. 

Temperatura: aguanta temperaturas extremas, tanto cálidas como frías. Es resistente incluso a las heladas. 

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Cuándo abonar la glicinia

Esta planta de exterior necesitará ciertas dosis de abonado para prosperar correctamente y que dure esos 100 años que puede llegar a sobrevivir la planta. La glicinia necesita una fuente constante de nutrientes, como compost o abonos minerales NPK (que contienen nitrógeno, fósforo y potasio). Tendrás que potenciar el abonado, especialmente, durante la época de floración y para que esta dure más y sea más frondosa. 

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Cuándo y cómo se poda la glicinia

Para que la glicinia florezca bien, serán necesarias varias podas

Poda de floración: hay que realizarla una vez en invierno (cuando terminen las heladas) y cada 15 o 20 días en verano (hazla al menos una o dos veces como mínimo, de lo contrario, el siguiente verano, la planta se convertirá en una maraña de ramas y hojas sin casi apenas flores). La glicinia es una planta de rápido crecimiento y de esta manera conseguirás que crezca más frondosa y fuerte. Para podarla debes diferenciar entre dos tipos de ramas: las cortas y las largas de varios metros. Las que debes cortar en la poda de floración son las ramas largas –de las que solo las yemas de la base dan flores–, a unos 30 o 40 cm de la base. 

Poda de limpieza: se realiza en invierno y podríamos decir que es casi obligatoria. Puedes hacerlo el mismo día que realices la poda de floración, eliminando las ramas secas, entrecruzadas, chupones, etc. 

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Cómo se multiplica la glicinia

Existen varios métodos con los que puedes multiplicar tus plantas: 

Acodo: Debe realizarse en otoño. Haz una pequeña incisión en una rama cercana a la base y entiérrala cerca. Cubre con la tierra, riega y pon encima una piedra para que la rama no salga. 

Esqueje: puedes cortar estacas de la planta a mediados del verano en un invernadero. Para que prosperen tendrás que aplicarle hormonas de crecimiento. 

Semillas: si te decides por esta opción, ten en cuenta que la glicinia puede tardar más de 10 años en florecer.  

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Enfermedades y plagas más comunes de la glicinia

Aunque se trata de una planta muy resistente, también es sensible a ciertas enfermedades y plagas. Entre las primeras destaca el oídio, que se da en condiciones de escasa aireación y un exceso de humedad ambiental. Para evitarlo, reduce los riegos y aplícale un tratamiento especial. También es sensible a las manchas en las hojas: son redondeadas y de color marrón, que pueden convertirse en puntos negros. Eliminar las hojas dañadas puede ser suficiente para evitar que se propague. 

Entre las plagas que pueden afectar a la glicinia, destacamos el pulgón y la cochinilla. 

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Precauciones que hay que tomar al cultivar glicinia

Hay que destacar que esta planta de exterior es una leguminosa con la que hay que tener especial cuidado, ya que sus vainas, alargadas y aterciopeladas, y semillas son venenosas si se ingieren. Como comentábamos previamente, sus raíces son muy fuertes, de manera que tendrás que plantarla lejos de cualquier tubería, cañerías o elementos que puedan verse comprometidos por la fuerza de sus raíces. 

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