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Los suelos de ladrillo son un pavimento muy frecuente en las zonas exteriores de la casa, como el porche o la terraza. Sin embargo, este material que en interiores solemos ver en las paredes, está empezando a pavimentar los suelos. Bellos, resistentes y con mucho carácter, se convierten en una opción a tener en cuenta, especialmente en casas de campo.

 

El ladrillo en interiores

Aunque estábamos acostumbrados a ver suelos de ladrillo en los espacios al aire libre, ahora este material va un paso más allá y conquista el interior, recuperando así tendencias de casas de antaño que habían quedado relegadas al olvido.

Puede que en un piso de ciudad los suelos de ladrillo se vean extraños, pero son perfectos para casas en el campo o para espacios de estilo rústico, aunque se ubiquen en entorno urbanos. Si te decides a instalar un suelo de este material en tu casa podrás ponerlo en la cocina, el recibidor o el salón. Todos los espacios lo acogerán de buen grado.

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Suelos para toda la vida

La durabilidad es una de las cualidades que presentan los suelos de ladrillo. Están fabricados con arcilla cocida según procesos artesanales, y son extremadamente resistentes. No se verán afectados por el uso ni por el paso del tiempo, aunque necesitan cierto mantenimiento y protección.

El barro cocido es un material poroso y para que sea resistente a las manchas necesita un tratamiento sellador. Si lo proteges con un producto que selle la superficie podrás mantenerlo a salvo de la suciedad y será mucho más fácil de limpiar.

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Un material sostenible

El planeta se encuentra en un punto de no retorno, si pensamos en el cambio climático y el respeto por el medioambiente. Por eso se necesitan materiales que sean sostenibles.

La arcilla con la que se fabrican los suelos de ladrillo es un material natural procedente de la tierra, que no contiene sustancias contaminantes y que se fabrica según un proceso artesanal. Es cierto que se consume energía para cocer los ladrillos, pero también lo es que estos duran mucho tiempo y que se pueden reutilizar.

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Diferentes formas de instalación

Los suelos de ladrillo para interiores resultan muy decorativos y no solamente es por su belleza natural. También es por la instalación, ya que se pueden poner de distintas maneras: en cuadrícula, en espiga, con bordes perimetrales, etc.

Los suelos en cuadrícula resultan sencillos, mientras que la instalación en espiga es más ornamental. Es posible crear diferentes composiciones que añaden interés al pavimento.

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Mil matices de color

El ladrillo no es simplemente de color rojizo. La arcilla cocida puede presentar un amplio repertorio de matices y tonalidades distintas, que van desde los tonos anaranjados más claros hasta los más rojizos, pasando por marrones, pardos o tonos grisáceos. Los grises van muy bien en ambientes más modernos, mientras que el blanco es un color perfecto para espacios reducidos, ya que refleja mejor la luz y aporta sensación de amplitud.

Una ventaja de los suelos de ladrillo es que sus colores son inalterables y no se deslucen con el paso del tiempo ni aunque incidan sobre ellos los rayos del sol.

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Con diseño contemporáneo

Aunque por regla general los pavimentos de ladrillo son un material de siempre que aporta a los ambientes un toque tradicional, esto no tiene por qué ser así necesariamente. Existen propuestas muy modernas y contemporáneas que se salen de los esquemas habituales de diseño.

Como estas baldosas de barro cocido de color blanco pertenecientes a la colección Vélez de Todobarro. Fueron las elegidas por el estudio de interiorismo Raúl Martins y la empresa Axor para crear un espacio de baño en la edición de 2021 de Casa Decor.

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Antideslizante y cómodo

Una de las características de los suelos de ladrillo es que son antideslizantes debido a su propia rugosidad. Para conservar esta cualidad no conviene aplicar tratamientos que puedan hacerlos resbaladizos, por lo que tendrás que asegurarte de que el protector que apliques sea también antideslizante.

A la hora de aplicar la lechada, lo mejor es que esta rellene bastante las juntas, ya que de esta manera el suelo queda más liso y la pisada será más confortable.

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El mejor mantenimiento

Aunque pueda parecer que los suelos de ladrillo tienen un mantenimiento complicado, en realidad no es así. Para limpiarlos bastará con aspirarlos con frecuencia y fregarlos una vez a la semana con agua y jabón neutro. También puedes emplear una solución de agua y vinagre (un vaso de vinagre diluido en dos litros de agua).

Lo más importante para mantener los suelos de ladrillo como el primer día es aplicar un tratamiento sellador que evite que las manchas y la suciedad penetren y se fijen. El barro es un material poroso y necesita este tipo de selladores. Es importante renovar el tratamiento cada cierto tiempo, normalmente cada dos años. Para ello hay que eliminar el sellador viejo con un producto decapante específico y aplicar el producto sellador nuevo.

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Otros cuidados que necesitan los suelos de ladrillo

Además de las tareas de limpieza, los suelos de ladrillo necesitan ciertas atenciones específicas.

- No debes limpiarlos con detergentes fuertes ni productos que puedan resultar agresivos. Nada de emplear alcohol, lejía o amoniaco ya que se podrían deteriorar los ladrillos.

- También es importante evitar las filtraciones de agua. Aunque el suelo esté sellado, no conviene mojarlo en exceso.

- En caso de que se produzcan manchas, derrames de líquidos un otras sustancias, lo importante es limpiarlas lo antes posible.

- Trata de proteger el suelo de interior como lo harías con otros materiales, procurando no utilizar zapatos de la calle en casa y poniendo fieltro en las patas de los muebles para evitar arañazos.

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