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Con la llegada de la primavera el jardín cobra vida. Las plantas despiertan del letargo invernal, crecen y comienzan a florecer. Gracias al sol y a las altas temperaturas, los insectos encuentran el entorno perfecto para desarrollarse y multiplicarse, y no todos son inocuos para las plantas. Llega la hora de vigilar la aparición de posibles plagas y combatirlas si llega el caso.

 

¿Podemos prevenir la aparición de plagas?

Puede que no tengamos capacidad para evitar que en determinadas situaciones aparezcan insectos con ganas de atacar a nuestras plantas, pero sí hay cosas que podemos hacer para dotarlas de más resistencia ante estos ataques. Si las plantas de tu jardín están sanas, crecen en buen estado, están lozanas y bien alimentadas tendrán muchas más posibilidades de resistir la acción de cualquier plaga. Por eso una de las precauciones que debemos observar es darles los cuidados adecuados: abonarlas cuando toque, mantener una buena pauta de riego y podarlas si es necesario.

Por otro lado, es crucial estar vigilantes y revisar las hojas en busca de señales que nos indiquen la aparición de cualquier plaga. Cuanto antes las detectemos, antes podremos combatirlas y menos sufrirán nuestras plantas.

Si se trata de especies muy sensibles a la acción de las plagas, quizá merezca la pena utilizar un insecticida de modo preventivo durante el invierno o a finales de esta estación. Hay buenos productos que cumplen esta función.

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Un amplio panorama para elegir

La diversidad de insecticidas que te encontrarás en el mercado es muy amplia, por lo que conviene saber cuáles son los tipos principales. Se clasifican en función de diferentes criterios: por su acción, por el uso, por la manera en la que actúan, etc.

Para empezar distinguiremos entre los insecticidas específicos, que luchan contra una plaga en concreto, y los polivalentes que sirven para combatir diferentes tipos de insectos.

Según su uso pueden ser sistémicos (actúan sobre toda la planta) o superficiales (solo allí donde se aplican). También pueden ser preventivos o curativos, y atacar a los insectos de varias formas.

Un consejo: dado que no siempre es fácil saber qué producto nos conviene en nuestro caso, no está de más acudir a un centro especializado y dejarnos asesorar por un experto.

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El primer paso, identificar a los insectos dañinos

Una de las cosas más importantes y lo primero que tenemos que hacer para combatir las plagas es tratar de identificar exactamente qué insecto está atacando a las plantas. Sin saberlo no es fácil conseguir erradicar la plaga. Además, no todos los insectos son dañinos. Algunos son realmente beneficiosos para el jardín. Entre las plagas más habituales destacan:

- El pulgón: afecta a las plantas ornamentales, pero también a las especies de interior, a los cultivos del huerto, etc. Suelen colonizar los brotes nuevos de las plantas, dejando unas ronchas de color blanco y marrón en las hojas. Si ves que hay muchas hormigas alrededor de tus plantas, busca pulgones ya que las atraen.

- La mosca blanca: deja unas motas de color amarillo en las hojas que terminan por secarse y caer. Ataca tanto a plantas ornamentales como de interior, plantas del huerto, a los cítricos, las palmeras, etc. Llegado el caso tendrás que combatirla con un insecticida polivalente.

- Ácaros: la araña roja es la más frecuente. Le encantan las plantas de flor, las tropicales, de interior y exterior, los arbustos y frutales, las trepadoras, etc. El gran problema de los ácaros es que no se advierten a simple vista por lo que puede resultar difícil detectarlos. Busca pequeños bultos rojos en el envés de las hojas, que es el síntoma principal. Para combatirlos debes pulverizar a menudo las plantas con agua, ya que aparecen cuando el ambiente es muy seco. En caso de que no desaparezcan usa un acaricida.

- Cochinilla: las especies arbustivas y los árboles son su objetivo principal: frutales, coníferas, olivos o palmeras.

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Los insecticidas sistémicos

Aunque existen algunos que solo actúan sobre la zona en la que se aplican, la mayoría de los insecticidas son sistémicos. Es decir, se aplican sobre la planta y esta los absorbe por la raíz. El líquido penetra en todos sus tejidos y la planta se vuelve venenosa para el insecto.

Además, es posible elegir productos de triple acción, que son aquellos que combaten a insectos, ácaros y hongos. Es decir, que son insecticidas, acaricidas y fungicidas.

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Para proteger el huerto

No hay nada más irritante que haber estado cuidando del huerto durante meses y ver cómo lo atacan las plagas. Todo el esfuerzo y el trabajo invertido puede irse al traste por estos molestos insectos. Se requieren soluciones certeras adecuadas a la magnitud del problema.

Hay que tener en cuenta que en el huerto son comunes los insectos chupadores como el pulgón, la mosca blanca y los trips que perforan las hojas. También hay gusanos y orugas que se alimentan de ellas y las agujerean. Los ácaros pueden hacer acto de presencia, si el calor aprieta. Por todo esto se hace necesario pulverizar los cultivos con un insecticida sistémico o de contacto (superficial) que sea polivalente.

- Es clave elegir un producto apto para plantas comestibles, y no solo para plantas ornamentales.

- Ten en cuenta el periodo de seguridad del insecticida: indica cuánto tiempo necesita el producto para desaparecer de la planta. Tendrás que esperar ese tiempo a consumirla.

- Una opción recomendable es emplear insecticidas ecológicos. Además de suponer un menor impacto para el ecosistema, contienen sustancias de origen natural que se degradan rápidamente. Por eso apenas tienen periodo de seguridad.

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¿Cómo se aplican los insecticidas?

Existen diferentes tipos de insecticidas en cuanto a su aplicación, aunque la mayoría se presentan en líquido. Pueden ser directamente para pulverizar, cuando se trata de pocas plantas y uso puntual, o se han de diluir en agua para después aplicar sobre una mayor extensión.

- Comienza por limpiar tu jardín eliminando las hojas muertas y dañadas de tus plantas. Deshazte de ellas y no las utilices para hacer compost.

- Prepara el insecticida siguiendo las instrucciones del fabricante.

- Antes de empezar a trabajar debes protegerte adecuadamente con guantes, gafas y mascarilla.

- Utiliza un pulverizador para aplicarlo sobre las plantas enfermas, empapándolas totalmente.

- Una vez hayas terminado limpia a conciencia el pulverizador.

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Consejos para un uso correcto

Como puedes comprobar en el apartado anterior, utilizar un insecticida para tratar las plantas del jardín no tiene mayor dificultad. Sin embargo, conviene tener en cuenta algunos aspectos.

- Lee y sigue con exactitud las instrucciones del fabricante. Respeta escrupulosamente la dosis recomendada y, sobre todo, no te excedas con la cantidad porque podría ser muy perjudicial para tus plantas.

- No apliques el insecticida un día muy caluroso o cuando haga mucho viento o llueva.

- Además de usar la protección adecuada, no debes fumar, comer o beber mientras estás trabajando con productos de este tipo.

- Sé cuidadoso con el medio ambiente. Desecha correctamente los envases de insecticida. No guardes restos, ni elimines el sobrante en desagües o alcantarillas.

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¿Es posible acabar con las plagas de manera natural?

Puede que no resulten tan rápidos como el empleo de insecticidas, pero existen métodos antiplagas más naturales y respetuosos con el entorno. Además del empleo de insecticidas ecológicos, puedes tratar de atraer a tu jardín aquellos insectos que, no solo no perjudican a las plantas, sino que las protegen del ataque de las plagas. Es decir, son depredadores de los insectos dañinos, por lo que los mantienen bajo control. Un ejemplo son las mariquitas que se comen a los pulgones y evitan que acaben con tus plantas.

Otra medida interesante consiste en plantar aromáticas en tu jardín, ya que repelen a muchos de los insectos más perjudiciales.

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Insecticidas caseros que funcionan

Quizá no sean la solución más indicada para casos extremos en los que se requieren medidas rápidas y certeras, pero no está de más tenerlas en cuenta.

- Agua y jabón potásico. Elige un jabón natural, sin perfume ni aditivos, y disuelve una cucharada grande en dos litros de agua caliente, removiendo hasta que se disuelva. Rocía las plantas con la mezcla para combatir a los pulgones, ácaros y trips.

- Ajo. Trocea una cabeza de ajos y sumerge los trozos en un litro de alcohol conservando la mezcla en la nevera durante una hora. Añade dos litros de agua, remueve y filtra el líquido resultante. Ya tienes un buen insecticida casero para pulgones, cochinilla o mosca blanca.

- Limón. Si los árboles de tu jardín están llenos de hormigas, prueba a frotar con medio limón los troncos y evitarás que estos insectos asciendan por ellos.

- Ortigas. Recoge ortigas del campo (no te olvides de protegerte con guantes), ponlas en un recipiente cubiertas con agua y déjalas reposar una semana. Puedes utilizar el líquido filtrado para combatir las plagas de todo tipo de plantas.

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