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Aunque nos pueda parecer que el contacto con la naturaleza en sí siempre aporta felicidad y confort, un jardín de bienestar está diseñado específicamente para proporcionar beneficios físicos y psíquicos a sus usuarios, por lo que va a depender mucho de ellos la definición de este.

¿Cómo se planifican estos jardines terapéuticos que promueven la salud y el bienestar en espacios domésticos? Nos lo detallan dos expertos: Fernando Nájera, fundador de Fernando Nájera Paisajista y Jordi Sánchez San Miguel, director creativo de Simbiosi Estudi.

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Claves de diseño

“Un jardín de bienestar es un entorno organizado a partir de vegetación, que posibilita la interacción con los elementos curativos de la naturaleza y que incorpora componentes de diseño personalizados, como entradas e itinerarios accesibles, amplios parterres, estructuras de diseño orgánico, espacios de reflexión, áreas de juego naturales, zonas multisensoriales y, sobre todo, una selección de plantas orientada a los sentidos y centrada en el color, la textura y la fragancia de sus componentes”, afirma Jordi.

Y Fernando agrega: “podría decirse que en general tienen que ser armónicos, sin grandes estridencias en el diseño y composición. Pueden aportar beneficios sobre cuerpo y mente de muchas maneras, por ejemplo, gracias a la generación de espacios de relación social y de colaboración, o combatiendo la polución y los ruidos de la ciudad, es decir, mejorando la calidad de vida de las personas”.

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3/12 © Fernando Nájera Paisajista

Cada vez más habituales en domicilios

Los jardines curativos de bienestar han tenido su origen en hospitales, residencias de ancianos y espacios públicos y comienzan a extenderse en las viviendas. Fernando nos cuenta por qué tienen cabida en el ámbito privado: “no conviene olvidar que el estrés es la enfermedad más extendida en la sociedad occidental junto con la obesidad, y los beneficios que puede aportar una zona verde para ambas condiciones son indudables. Jardines de meditación, otros pensados para la relación social o para el paseo prolongado son verdaderos apoyos para una vida más sana y conectada con la naturaleza”.

“Para particulares, se pueden realizar proyectos de jardines de bienestar con un diseño biofílico [de amor a la vida], estéticamente atractivos y que nos ayuden a evadirnos del bullicio diario, pero debemos tener claro que los planes de terapia hortícola profesionales no dependen tanto del diseño del jardín como del programa de tratamiento elaborado por el equipo de terapeutas, que trabajan juntamente con los paisajistas para conseguir las metas propuestas inicialmente. Sin un equipo multidisciplinar especializado podremos replicar la forma, pero no el fondo”, explicita Jordi.

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¿Qué les diferencia del resto de jardines?

Pasar tiempo en el jardín ya puede levantar el ánimo y aliviar el estrés, su efecto es muy beneficioso para nuestra salud. En el caso de los jardines de bienestar “su diseño es específico y orientado a lograr un beneficio terapéutico, consiguiendo incrementar exponencialmente sus efectos”, cuentan desde Fernando Nájera Paisajista. Y prosiguen: “la combinación de elementos dinámicos como las plantas, con otros estáticos como los paseos o rocas generan un espacio que nuestro cerebro concibe como natural, y es esa conexión la que nos permite generar estímulos positivos. En estos jardines se priman especies o composiciones que ayuden en un determinado sentido. Con la ayuda de paisajistas y profesionales de la salud pueden diseñarse con un enfoque activo hacia el trabajo de la tierra, la recolección de frutos, o la contemplación y meditación… Según sea el objetivo perseguido el jardín será de un modo u otro”.

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5/12 © Donna G / Unsplash

Conexión con el jardín

El jardín ha de poder disfrutarse de forma activa y pasiva. Por ello debemos generar un espacio dinámico, sabiendo que el espacio irá evolucionando con el paso del tiempo y mostrando la huella de sus usuarios.

Como cuenta Fernando, “para conseguir una estimulación sensorial completa hay que sumar dos factores:

  • Diseño: una composición que logre imbuirnos en sus olores, sonidos, colores y volúmenes, tanto de las plantas como de los elementos construidos: fuentes, adornos, hitos…

  • Sus usuarios: debemos contar con el componente humano que lo disfruta, y que en su estancia en el jardín pasea, poda, cava o planta nuevas especies".

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6/12 © Kampus Production / Pexels

¿Incorporar un huerto?

La existencia de un huerto es altamente recomendable cuando perseguimos una estancia activa en el jardín. Como dice Fernando, “el usuario se beneficia de las ventajas que procura la actividad física y la satisfacción de cultivar alimentos. Además, orientado a la socialización, las huertas también tienen innumerables ventajas. Pero no siempre es lo adecuado, en ocasiones, el carácter del emplazamiento, la demanda de tiempo que requiere o el efecto perseguido desaconseja generar zonas de huerto, y la estimulación activa puede buscarse en el mantenimiento del jardín o el paseo”.

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¿Qué plantas elegir?

“Es importante seleccionar plantas de mantenimiento reducido, y que además, desarrollen una función precisa más allá de potenciar el paisaje, implicando los diversos sentidos y fortaleciendo la experimentación de texturas, aromas, colores y sonidos de la naturaleza para mejorar la experiencia de los usuarios”, comenta Jordi.

En el mismo sentido también Fernando considera que no hay una serie de plantas características, sino que su elección responde al objetivo perseguido. Y agrega: “desde luego, plantas con un componente de fragancia o color muchas veces van a ser bienvenidas, pero en algunos casos se buscará un ambiente sencillo y meditativo que requiera especies más planas, menos estimulantes. Por ello resulta difícil señalar ejemplos universales”.

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Espacios atractivos (también para la fauna)

Desde Simbiosi Estudi recomienda decantarse siempre por especies nativas, para potenciar el desarrollo de la biodiversidad y facilitar un mantenimiento sostenible. “Escogeremos una selección botánica basada en vegetación que atraiga, nutra y dé cobijo al mayor número de fauna posible. En nuestra área de actuación, algunos ejemplos a destacar podrían ser el lentisco (Pistacia lentiscus), el euforbio mediterráneo (Euphorbia characias), la amarguera (Bupleurum fruticosum) o el crespinillo (Sedum sediforme)”.

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9/12 © Pixabay

Las aves y las plantas generan una interesante simbiosis, como detallan desde Fernando Nájera Paisajista: “en muchas especies de plantas se esparcen sus semillas gracias a las aves que ingieren sus frutos, por lo que es una relación muy fructífera. Además, son muchas las personas que encuentran verdadero disfrute en la observación de esta pequeña fauna merodeando por el jardín. Nuestros conocidos gorriones son amantes de la zarzamora y esos intrincados embrollos verdes que generan. Así, nidifican y se alimentan de sus frutos y semillas. Los girasoles o los saúcos son de los preferidos de los picogordos. Y los carboneros y herrerillos viven al albur de abedules, que entre sus semillas y los insectos que viven a su alrededor son el paraíso de estos pájaros.

Respecto a las abejas, imprescindibles en un ecosistema sano, son especialmente atraídas por lavandas, tomillos, orégano o los romeros. Por supuesto también numerosos árboles como los robles, cerezos, o los castaños atraen a las abejas”.

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10/12 © RODNAE Productions / Pexels

Elementos de agua en un jardín de bienestar

Las plantas despliegan su esplendor en los jardines de bienestar, pero no hay que olvidar otros elementos que aportan su granito de arena y completan un diseño redondo. Es este sentido, es conveniente plantear elementos de agua.

Jordi recomienda “favorecer todos los planteamientos que se integren mejor con el paisaje, de procedencia ecológica y que no impliquen una conservación laboriosa”.

Mientras que Fernando se declara un fiel defensor de las láminas de agua, ya sea en forma de fuentes regulares, estanques o albercas. “La simple contemplación del agua, sumada al hipnótico efecto de su rumor pueden llegar a ser el mayor impacto sensorial en muchos jardines. No es extraño por ello su presencia en jardines desde tiempos ancestrales. A veces las fuentes pueden sustituirse por ríos secos, hitos…, en suma, puntos focales que animan un área determinada”.

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Zonas de asientos y de sombras

Un jardín amable, no solo de bienestar, es el que procura áreas de sombras a la familia. Como destaca Fernando: “la presencia de sombras es tan importante como la de zonas soleadas, de modo que podamos permanecer confortablemente en el jardín todo el año, a la sombra en verano, y buscando los rayos de sol en invierno. Íntimamente relacionado con esto, las zonas estanciales deben tener asientos, ya sean bancos de obra, muretes o mobiliario de exterior. Y es muy importante que este aspecto no se descuide, buscando una continuidad estilística entre asientos y jardín. No sería la primera vez que un jardín primorosamente cuidado se vea afeado por un mobiliario inadecuado”.

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12/12 © Fernando Nájera Paisajista

La planificación de los senderos

En opinión del director creativo de la empresa de paisajismo Simbiosi Estudi, “son preferibles aquellos itinerarios, estructuras y configuraciones de inspiración biofílica, empleando diseños orgánicos que incrementen la percepción de enlace con lo natural. Dependiendo de la magnitud del proyecto, plantearemos diversos recorridos con unas características determinadas para satisfacer las necesidades a trabajar por parte de terapeutas y usuarios”.

Desde Fernando Nájera Paisajista entran en el debate de si el sendero debe ser de formas suaves o redondeadas o rectas y geométricas y comentan: “ni una ni otra opción es desaconsejable. Las formas curvas invitan a un deambular calmado y las rectas, indudablemente nos transmiten orden, un efecto nada desdeñable en un jardín de bienestar. Aún así, todo esto vendrá condicionado por el espacio disponible y la arquitectura del edificio; es muy difícil que un jardín genere armonía si su encaje en la construcción es forzado y antinatural”.

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