Trucos para mantener ordenado el armario bajo el fregadero
Soluciones prácticas para una cocina perfectamente organizada
Nuestras viviendas tienen ciertos ‘puntos negros’ que, si no se vigila, con el tiempo terminan siendo un auténtico caos y almacenando todo y nada. Uno de ellos es el armario bajo el fregadero de cocina, en el que en ocasiones guardamos productos que jamás usaremos pero no hemos dado el paso de tirar.
Para analizar qué guardar en este mueble y cómo conseguir ponerlo (y mantenerlo) en orden, nos asesoran las organizadoras profesionales de espacios Maite Albañil, de la empresa Kitorganizer, y Oihane Cantabrana, de Ordenatrix. Con sus prácticos consejos nunca más te va a dar apuro abrir las puertas de este armario delante de las visitas.
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¿Qué usos dar a este espacio?
Que lo más habitual sea tener el cubo de la basura (casi siempre acompañados también de los recipientes para el reciclaje) y los productos de limpieza, no significa que sea realmente lo óptimo. Oihane advierte que, “si en la casa viven niños pequeños o acuden a menudo, por ejemplo porque se trata del piso de los abuelos, hay que evitar guardar bajo el fregadero productos de limpieza con químicos peligrosos que queden a su alcance”.
A lo que Maite añade: “debemos tener en cuenta que los desagües pasan por ahí, así que puede haber riesgo de fugas, por lo tanto no deberíamos colocar nada que se estropee con el agua o la humedad. Aquí es mejor no almacenar ningún tipo de comida, incluida la de las mascotas”.
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Malas prácticas
No ayuda al orden almacenar bajo el fregadero cualquier cosa o grupo de productos sin haber pensado antes si deben encontrarse allí. Desde Kitorganizer comentan: “en general suele haber bastantes productos olvidados, de esos que se compraron una vez pero no se usan porque nos han cumplido expectativas en cuanto a resultados. Considero que no debemos guardar los productos que no solemos usar o las muestras de productos de limpieza que nos da pena tirar, los que son altamente inflamables y corrosivos; así como los que no están diseñados para emplear en esta estancia”.
En la misma línea desde Ordenatrix afirman también que: “es importante que el espacio bajo el fregadero albergue una o dos familias de objetos bien definidos y no se convierta en un desván de productos varios de poco uso”.
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El proceso para ganar la batalla al caos
Ambas expertas coinciden en que el primer paso para ordenar el armario bajo el fregadero es vaciarlo por completo y, en este momento, hay que aprovechar para hacer una limpieza a fondo del espacio.
Oihane recomienda “aprovechar para valorar qué objetos no has utilizado en años y, por tanto, no tienen por qué tener un espacio en tu querido hogar, y cuales sí debes guardar. Después llega el momento de decidir qué familias de productos vamos a situar dentro de nuestro bajo fregadero”.
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Apunte práctico
Tanto Oihane como Maite coinciden en afirmar que forrar este armario bajo el fregadero puede ser muy buena idea. La segunda lo explica así: “aunque los bajos de estos muebles son casi siempre metálicos, es aconsejable protegerlos con alguna alfombrilla que minimice los riesgos de manchas permanentes y que absorba líquidos ante posibles fugas de agua”.
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Siguientes pasos
Tras vaciar el armario, limpiarlo a fondo y, si se desea, forrarlo con protecciones, es el momento de repensar la organización interior e “incorporar, si fuera necesario, algún estante o estructura que mejore la accesibilidad de los objetos que allí se ubiquen y nos permita aprovechar al máximo el espacio”, relatan desde Kitorganizer.
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Mejorar la accesibilidad
Los armarios modernos son extraíbles o cuentan con sistemas para hacer accesible el contenido o para hacer muy fácil tirar el contenido a los recipientes para las basuras. Si el mueble no está dotado de estos sistemas, resulta vital incorporarlos.
Desde Ordenatrix aconsejan: “para que el caos no vuelva a reinar en este espacio de tu cocina, recuerda que todos los objetos deben ser fáciles de coger y de devolver a su sitio; si para coger un objeto tienes que agacharte demasiado, sacar otros dos primero o abrir cajas, probablemente la pereza y la prisa acaben haciendo que los dejes donde no deben y el desorden vuelva”.
Mientras que desde Kitorganizer nos advierten, no obstante, que “algunas estructuras que funcionan como falsos cajones quizá puedan parecer una gran solución, aunque no siempre son tan prácticas como parecen, porque las alturas no permiten almacenar botes altos o porque, por su diseño, hace disminuir la capacidad general del armario”.
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Personalizar
Un buen diseño en el momento de planificar la cocina es clave para mantenerla en todo momento organizada y también nuestros hábitos de guardar en cuanto hayamos usado los productos, para que no se acumulen en lugares inadecuados.
Maite opina que “instalar un par de cajones en vez del típico armario puede ser una gran solución [como vemos en este proyecto de Deulonder]. Es muy importante pensar bien sobre los detalles y adecuarlos a las propias necesidades, a la manera de cocinar, a nuestros hábitos. Los organizadores profesionales podemos aportar muchas ideas y soluciones en el momento de diseñar el espacio que evitarán problemas de desorden y gastar más de lo necesario en el futuro”.
En una cocina ya instalada existen recursos para aumentar el orden en la zona bajo el fregadero, instalando una balda extra, unas cajas o unas cestas que nos ayuden a categorizar y, como dijimos, a acceder a todo fácilmente.
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Orden ahora y siempre
Ahora que ya tenemos este rincón de la cocina que en ocasiones resulta algo caótico ordenado, ¿es fácil mantener el orden?
Oihane reflexiona: “si tu talón de Aquiles no es ordenar, si no mantener el orden recuerda dos claves:
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Cuanto menos tienes más fácil es mantener el orden.
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Consigue que no cueste esfuerzo dejar un objeto en su sitio, pues así será más probable que mantengas el orden”.
Por último, Maite también advierte que “esta zona es una de las grandes olvidadas de la cocina, y se revisa muy de tarde en tarde”. Así pues, entre las rutinas domésticas convendría marcarse hacer un repaso exhaustivo cada trimestre, por ejemplo o, como mínimo, dos veces al año.