Puede ser una casa de pueblo heredada o la casa de campo con la que siempre has soñado. Si estás pensando en reformar una de estas construcciones rurales hay muchas cosas que debes tener en cuenta, empezando por descubrir si realmente la rehabilitación de la casa en cuestión es viable.
Emprender una aventura
Acometer la reforma de una casa vieja en el campo o en un pueblo significa justamente eso: emprender una aventura en la que habrá mucha ilusión y también, por qué no decirlo, problemas, escollos que superar, imprevistos y puede que alguna otra decepción.
Por eso conviene no dejarse llevar por la emoción y valorar de forma racional el estado de la casa y si realmente la reforma merece la pena. Para ello necesitarás la ayuda de un profesional, arquitecto o constructor, que revise el estado de la estructura de la casa y te indique lo que se puede recuperar y lo que no.
También es importante, antes de empezar a trabajar, definir el presupuesto. Aunque siempre se puede disparar por factores inesperados, saber con qué inversión cuentas es fundamental para que la aventura no se convierta en un descalabro para tu economía.
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