4. Con paredes en verde
Culturalmente estamos en deuda con el verde. Símbolo de crecimiento, renovación, abundancia e, incluso, fecundidad, hoy en día lo usamos como sinónimo de un estilo de vida saludable y lo relacionamos con una existencia larga, feliz y brillante. En decoración, estamos ante un color relajante que, por arte de magia, convierte nuestros interiores en lugares tranquilos, conectados con el exterior. Desde el salvia hasta tonos como el oliva, pera o trébol, es una buena opción en dormitorios, pero también en el salón, como en esta propuesta de Bruguer, donde no solo viste paredes sino también mobiliario. Además, es el color de la esperanza, por lo que cualquier pincelada en muebles y textiles hará que nazca un sentimiento agradable, lleno de optimismo.
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