1/10 © Jané & Font Arquitectos y Gancedo

Un salón de verano luce un estilo fresco y sosegado. Es un espacio que invita a disfrutar del buen tiempo desde el punto de vista del dolce far niente. No tiene estridencias, solo sencillez. Los hay más elegantes que otros, pero todos logran un equilibrio que aporta un carácter informal. Suelen ser luminosos y, por lo general, usan los tonos claros como base. Y es que hay salones de verano más allá del estilo marinero o navy. Así es como se decora.

 

Un salón que conecta con el exterior

Siempre que un salón se abre al exterior a través de un jardín, terraza o patio hay que aprovechar para crear una continuidad visual. Un estilo similar in & out. Hay que dejar que las vistas se cuelen en el interior y todo se llene de luz. Este proyecto del equipo de arquitectos Jané & Font con textiles de Gancedo -el mismo que refleja la imagen de apertura- da buena cuenta del estilo fresco que debe lucir un salón de verano. Mucho blanco en las paredes y en los textiles más vistosos como la tapicería del sofá. Suelo claro, maderas naturales, tejidos en tonos neutros y textiles naturales… Solo las pinceladas en azul destacan sobre el conjunto neutral, como guiño al azul del cielo y del mar que se cuelan por el ventanal.

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2/10 © La Redoute Interieurs

La importancia de las texturas

Las texturas de un salón fresco de verano pueden ser lisas o rugosas, pero suaves. Las líneas redondeadas se imponen y no faltan porque son capaces de relajar los espacios. Y en verano el objetivo es lograr espacios sosegados, que inviten a la calma y a la slow life. Las rugosidades aparecen a modo de ligera imperfección que hacen más informal el ambiente. Maderas naturales con veta, paredes encaladas, microcemento con aguas en su superficie… Este salón resulta fresco gracias al uso de tonos neutros de base, predominantes, pinceladas discretas de color en una gama anaranjada en los cojines y fibra natural en accesorios.

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3/10 © Maisons du Monde

Los materiales de un salón de verano

El hilo conductor del interiorismo de un salón de verano combina a partes iguales tejidos naturales (lino y algodón son los más usados) y fibras vegetales (mimbre o ratán). Estos materiales aparecen siempre que se busca ese halo refrescante, natural y cálidos en cuanto a provocar una sensación de acogimiento que no eleve la temperatura del salón. Las maderas son grandes aliados en la decoración en acabados lavados, blanqueados y naturales.

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4/10 © Scion en Pepe Peñalver

Rosa y verde pistacho, una mezcla alegre

Los salones de verano de estilo moderno juegan con los colores en su decoración. Una pareja cromática que resulta refrescante e idónea para esta estación es la formada por el ver pistacho o manzana y el rosa. Este salón, decorado con textiles de la colección Zanzíbar de Scion, los usa para animar y refrescar una base en gris y beis. Los muebles de diseño ligero y los motivos vegetales de algunos estampados rematan el proyecto.

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5/10 © Lisa Cohen Photography

Blanco y azul, nunca falla

Y no tiene que ser solo una combinación de colores que recuerde al estilo marinero. Este salón fotografiado por Lisa Cohen es un ejemplo de cómo la tendencia puede ser muy diferente aunque con la misma base cromática. Los salones de verano juegan con blanco y azul porque son colores refrescantes y muy ligados al agua, presente en esta estación a través de la costa, de los ríos y de los cielos despejados. Es un color fresco al ser frío, que ayuda a rebajar la temperatura interior. Aquí son los sofás los que aportan este color mientras que el resto se decora en blanco y pinceladas suaves en gris azulado, para crear un estilo actual.

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6/10 © Mossebo Studio

Los tonos cálidos, mejor en intensidad suave

Al ser colores cálidos siempre caldearán más la percepción del ambiente. Y en verano se busca todo lo contrario. Aún así un salón de verano no tiene que decorarse solo con tonalidades cálidas. El amarillo siempre es un buen aliado a pesar de ser un color cálido porque es luminoso. Y vivo. Este salón, por ejemplo, se decora en grises (fríos) y anaranjadas (calientes). El naranja es luminoso y vivo. Alegra la base gris suave. También el gris equilibra y refresca. Y el tono de naranja no es intenso precisamente para no perder de vista la necesidad de crear espacios relajados. Pero si te apetece un salón más vibrante, es una opción.

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7/10 © Sanderson

Un salón de verano de estilo rústico. ¡Se puede!

Aunque pienses que el estilo rústico es pesado, cálido, ideal para una casa de montaña en invierno; es posible disfrutar de esta tendencia decorativa en un salón de verano mucho más refrescante. Esta propuesta lo demuestra. El rústico se actualiza y refresca con colores más suaves. Siempre arenas de base. Menos blanco pero sí esas tonalidades ligadas a la tierra en sus intensidades más luminosas. Los tejidos más pesados (sarga, fieltro, lana…) dejan paso al lino, tela de arpillera y algodón grueso. Las maderas también suavizan su acabado en cuando a color. Que no falte una alfombra de fibra y algún estampado floral en un tono contrastado.

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8/10 © Scion en Pepe Peñalver

Combinar azules y estampados, atrevido y dinámico

De diferente gama e intensidad. Para que no solo sea el azul profundo o marino el que decore un salón de verano. En este se mezclan los azules suaves, aguamarinas y verdosos y funciona la mezcla gracias al neutro que los une (la tapicería del sofá, la madera de la mesa y silla y la fibra de la lámpara de techo). Y es que este salón refrescante es un espacio de mezclas porque también los estampados son diversos: hojas, rayas, geométricos… A la hora de decorar, los motivos también harán que un espacio se sienta más de verano (hojas, flores y animales, no fallan). Los lisos son la opción segura, pero deberás aportar textura y para no introducir textiles pesados deberías hacerlo a través de cojines con aplicaciones, por ejemplo.

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9/10 © Westwing

De verano y elegante. ¿Cómo se logra?

De un solo vistazo este salón atrapa por su elegancia y distinción. Grandes ventanales y puertas, molduras, una embocadura de chimenea en piedra, el espejo que la acompaña… pero además es un salón de verano por el blanco predominante, por su luminosidad. Este proyecto de Westwing no podía faltar en la lista de propuestas refrescantes porque representa el estilo más clásico. Los terciopelos, que son tejidos más pesados y abrigados, en tonos claros, son aptos para un salón de verano. Cuando más corto sea el pelo de este material, más veraniego. Cualquier acabado de piedra natural como el mármol, en tonos claros, también harán que suba el nivel sin caldear.

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10/10 © Ellis Creek Photography

Azul celeste y coral sobre blanco roto

Blanco roto, arena o gris claro serían las bases que se podrían utilizar en este salón. La idea es animar esas tonalidades con textiles y algún complemento en azul celeste y coral, otra pareja de colores muy de verano que te ayudarán a lograr la decoración que buscas para el salón. Aquí, en un proyecto de James McGarry Architecture, fotografiado por Ellis Creek Photography, es un ejemplo de salón de verano, amplio, en un clásico actualizado, con cierto aire señorial y refrescante gracias a la paleta cromática escogida para su decoración.

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