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Con la llegada del calor, y desde el inicio de la primavera hasta el final del verano, el riego pasa a ser una prioridad entre los cuidados del jardín.

Las plantas necesitarán en estos meses una mayor cantidad de agua para combatir las altas temperaturas. Sin embargo, no existe una única forma de regar. Te contamos las diferentes opciones para que puedas elegir la que mejor se adapta a tu jardín.

 

El riego manual con regadera o manguera

Lo primero que debes decidir es si vas a regar tu jardín de forma manual o si necesitas un riego automático. Esto dependerá de tu disponibilidad, del tamaño del jardín y de la cantidad de plantas que tengas.

El riego manual puede hacerse con regadera, una solución sencilla para regar pocas plantas. Sin embargo, cuando se trata de regar un jardín, por pequeño que sea, se hace necesaria una manguera equipada con pistola o con lanza para poder regular el caudal de agua, y con un mecanismo para enrollarla y mantenerla recogida en una pared, por ejemplo. Elige un modelo con protección contra la radiación UV y te durará mucho más.

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Las ventajas de automatizar la tarea

Si tienes un jardín amplio y espacioso, tratar de regarlo con una manguera puede ser muy poco práctico. En este caso se requieren soluciones automatizadas que te permitan establecer pautas de riego adecuadas para tus plantas.

El riego automático te libera del trabajo de regar y, además, permite ahorrar agua al rentabilizar su consumo. Por otro lado, si conectas al sistema un programador, se pondrá en funcionamiento y se parará sin que tú tengas que estar pendiente.

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¿Cuál es el sistema que más me conviene?

Son varios los factores que determinan qué método es el mejor para regar tu jardín. Además de la extensión del mismo, o del tipo de plantas que tengas, también influye el clima de la zona (si llueve poco o mucho) o el tipo de suelo y su capacidad de drenaje.

En cualquier caso, el objetivo al elegir el sistema de riego es, además de que tus plantas estén bien hidratadas, utilizar el agua de una manera lo más sostenible y eficiente posible.

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Riego por aspersión

En el caso de que tengas que regar una pradera extensa, lo mejor es instalar aspersores capaces de pulverizar el agua en forma de gotas pequeñas que alcancen una zona amplia. Como, además, son giratorios la superficie de riego se incrementa.

Lo mejor del riego por aspersión no es únicamente que se puede regar una gran extensión de jardín en poco tiempo, sino que es un método muy sostenible, ya que se logra un ahorro de agua del 75%.

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Apuesta por el riego por goteo

Manual o automático, el riego por goteo resulta muy práctico en jardines amplios, para aportar agua a macizos, a un huerto en el que hayas sembrado tus hortalizas, o a contenedores con plantas como macetas y jardineras.

Es un sistema muy eficiente porque ahorra bastante agua, ya que esta no se evapora, sino que llega directamente a la tierra.

Consiste en una red de tubos conectados a un grifo en el que se ha instalado un reductor de presión. Desde un tubo principal parten otros más pequeños que llegan hasta las propias plantas, al terreno o al sustrato de las macetas. Estos tubos tienen pequeñas perforaciones en las que se colocan goteros.

Se trata de un método de riego muy adecuado para árboles y arbustos, y también para plantas más pequeñas que están en pleno proceso de crecimiento, ya que es posible regular la cantidad de agua.

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Por goteo y automático

Si cuentas con un sistema de riego por goteo tienes la posibilidad de incorporar un programador para automatizar el proceso.

De esta forma podrás decidir cuándo y cómo regar tu jardín y tus plantas, sin tener que estar pendiente en el momento. Es un buen sistema si vas a ausentarte durante un tiempo o cuando te vas de vacaciones. También te brindará una mayor comodidad.

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¡Fuera complicaciones! Elige el riego de superficie

Es la manera más fácil, rápida y económica de establecer un sistema de riego para el jardín, ya que no requiere de una compleja instalación.

Basta con conectar el sistema de riego a una toma de agua mediante un tubo flexible. El agua de riego puede proceder de un grifo de la red de agua o de un depósito de agua de lluvia, por ejemplo.

Existen distintos mecanismos de riego de superficie para dispersar el agua en diferentes chorros en forma de abanico (lo que se conoce como riego oscilante), o para pulverizarlo en círculo (con aspersores regulables). Es un método adecuado para setos y macizos de flores, por ejemplo.

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Instalarlo bajo tierra

Este sistema de riego es adecuado para grandes superficies de jardín, aunque no deja de ser más complejo de instalar ya que va enterrado en el suelo.

Es necesario hacer un esquema del jardín teniendo en cuenta las plantas a regar. Después hay que cavar zanjas, conectar los mecanismos necesarios y enterrarlos.

Si eres amante del césped y tienes muy claro que vas a contar con una pradera verde y mullida, merece la pena que realices la inversión necesaria y apuestes por un sistema de riego enterrado.

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Mecanismos inteligentes que ayudan

Elijas el sistema de riego que elijas, lo que realmente te va a liberar del trabajo de tener que estar presente para aportar agua a tus plantas es contar con un programador. Hoy existen mecanismos muy avanzados que te permiten decidir el momento exacto en que se riega el jardín y sistemas para gestionar el riego a distancia a través de tu smartphone.

También puedes contar con soluciones inteligentes que se conectan a través de internet a estaciones meteorológicas para ajustar el riego según el tiempo atmosférico.

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