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Qué es una pared de acento 

Una pared de acento es aquella a la que queremos dotar de cierto protagonismo sobre las demás, creando un impacto visual. Lo habitual es elegir un color más oscuro que el del resto de las paredes, ya sea con pintura, papel pintado o revestimientos como madera, cerámica o ladrillo. Y con este recurso es posible a convertir esa zona en la más destacada de la estancia y enriquecer la decoración de tu casa. 

Pero esta elección se verá determinada por los colores del resto de paredes, suelos y muebles, así como la cantidad de luz natural que reciba la habitación, su tamaño o las texturas que quieras resaltar.

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En la decoración de interiores existen muchísimas maneras de destacar ciertos espacios, añadir texturas y dar protagonismo a una pared. Uno de los recursos favoritos de los interioristas es la pared de acento. Algo tan sencillo como dar color a una pared en contraste sobre las demás tiene muchísima fuerza decorativa: tanta que este recurso tiene hasta nombre propio. 

En principio parece fácil. Al fin y al cabo, pintar de un color distinto a una pared es algo simple, ¿verdad? Pero elegir qué pared es la adecuada según la estancia, el color que la va a destacar o la textura que aportará volumen tiene algo de ‘ciencia’. Desgranamos qué tener en cuenta para que el resultado te quede como a los profesionales de la decoración. 

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Qué pared quieres destacar

Una pared de acento sirve para destacar una zona de la estancia, es hacia donde se dirigirán todas las miradas. Pero en casas en las que prima el ‘open concept’ será genial para separar espacios visualmente y zonificarlos. 

Elige una pared despejada y que se vea según entras en la estancia. Es importante también la iluminación que reciba, ya que si la estancia es oscura, al pintar la pared de un color fuerte solo conseguirás empequeñecer el espacio. Evita también recargar demasiado esa pared, cediendo el protagonismo al color y no al resto de muebles o accesorios. 

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Dónde poner una pared de acento

Todas las estancias se prestan a aplicar este recurso. Sin excepción. En el dormitorio, lo habitual es que esta pared sea en la que se apoya la cama. De hecho, en ocasiones tendrá tanto peso que podrás prescindir del cabecero o elegir uno con un diseño más discreto y que no llame tanto la atención. Mientras, en el salón, puede ser la del sofá o la de la chimenea o la televisión, dependiendo de su forma, ubicación y de por dónde entre la luz natural. 

Incluso es un recurso que tiene muchísima fuerza en la cocina y en el baño. En la cocina, lo más adecuado es elegir la pared más despejada y en la que más inciden los rayos de sol, es decir, la que esté enfrentada a las ventanas. Así no sacrificarás la luminosidad a favor del estilo ni viceversa. En cambio, en el baño, esta pared suele destinarse al espacio en el que se enmarca la zona del lavabo y el mueble de baño, dándole protagonismo frente a las demás. 

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Qué color elegir para destacar una pared

Dependiendo del efecto que quieras conseguir, tendrás que elegir una gama de colores u otra. Así, los colores fríos acercarán la pared y ayudarán a aumentar la percepción visual de la habitación: parecerá más grande. Eso sí, esta opción te ‘obligará’ a añadir complementos de madera o fibras naturales que te ayuden a caldear el ambiente. 

En el lado opuesto, los colores cálidos que, aunque por un lado empequeñecen un poco el espacio, también ayudan a potenciar la profundidad del mismo. Y lo harán más acogedor y confortable. Al igual que en caso de las tonalidades frías, añade objetos y muebles en madera, que caldearán aún más la habitación.  

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Una pared de acento con pintura

Es la manera más económica de aplicar este recurso. Ahora, no vale cualquier color. Elige uno que sea más oscuro que el de las demás paredes y deja estas en un color claro, de manera que la estancia ‘respire’ y no sea agobiante. Si la estancia tiene mucha luz, puedes decantarte por tonalidades más oscuras, como en la propuesta de la imagen. Los colores como el azul o el verde petróleo son tendencia en decoración, aunque tendrás que dejar que el resto de paredes en blanco, así como el techo. Después, añade objetos decorativos del mismo color o la misma gama para crear unidad: un plaid, un puff o adornos, como un jarrón. 

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Otros materiales que destacan una pared

El papel pintado o los murales de pared también sirven para crear una pared de acento. Pero también la cerámica puede utilizarse para revestir una pared con resultados espectaculares, y más teniendo en cuenta los logradísimos acabados de los porcelánicos que imitan otros materiales como la madera o el mármol, como en esta propuesta de Porcelanosa. Además estos acabados conferirán un aspecto lujoso y sofisticado al ambiente y ofrecen un mantenimiento sencillo y durabilidad garantizada.   

También los revestimientos de madera o, incluso, una pared con molduras pintada de un color vibrante, son materiales que se adaptan perfectamente y consiguen el mismo efecto que la pintura, con la calidez propia de la madera.  

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8/9 © Bone Simple

Un recurso top para añadir texturas

Uno de los inconvenientes de una pared de acento es que tendrás que ser un poco más ‘light’ en el resto de la decoración, ya que el resultado puede quedar sobrecargado. Ahora, nada te limita para dar carácter a esa pared que quieres destacar. Úsala para dotar de texturas y dinamismo la habitación, como en esta propuesta de Bone Simple, en la que se ha utilizado un revestimiento acolchado con textura textil y que aporta calidez, confort y estilo. Y el resultado es ligero y muy decorativo. Incluso podrás prescindir cuadros que decoren la pared u otro tipo de adornos.  

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Combina una pared de acento con otros recursos

Un cabecero de obra, unas molduras, un adorno de pared que contraste en color… Una pared de acento no tiene por qué aplicarse a la pared entera. Lo que queremos es que las miradas se dirijan a ella sin excepción, por lo que puedes combinar varios recursos decorativos para conseguirlo. Y, para que la atención sobre esta pared sea aún mayor, dótala de iluminación indirecta con unas tiras led, consiguiendo un doble objetivo: dar preponderancia a esa pared y ambientar la estancia con una luz cálida, indirecta y agradable.  

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