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El rododendro (Rhododendron spp.) es una planta arbustiva muy especial. Gracias a la belleza y alegre colorido de sus flores termina convirtiéndose en una de las protagonistas de la primavera en el jardín, junto con las rosas o las peonías. Por eso merece la pena buscarle un lugar adecuado y plantarla.

Aunque no es exigente en los cuidados, sí necesita algunos mimos que debes conocer para poder procurárselos. Sigue leyendo para saber cómo hacer que tus rododendros crezcan felices.

 

¿Azaleas o rododendros?

El género Rhododendron, perteneciente a la familia de las ericáceas, engloba alrededor de 700 especies de rododendros y azaleas, plantas similares aunque no iguales.

La principal diferencia que existe entre ellas es que los rododendros son especies de hoja perenne, mientras que las azaleas suelen ser de hoja caduca y la pierden en invierno. Además, estas últimas son más pequeñas y se cultivan también en maceta.

Los rododendros, por el contrario y aunque depende de la variedad, pueden llegar a alcanzar la altura de un árbol en toda regla.

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Una planta exótica

Aunque se cultiva de forma mayoritaria en Europa desde el siglo XIX, momento en el que alcanzó gran fama y despertó un increíble interés botánico, el rododendro tiene un origen exótico ya que procede del Lejano Oriente. Surgió en lugares como China, en el norte de la India, Japón y también en América del Norte.

Y no en una única variedad, sino que se podían encontrar rododendros de diferentes tamaños, desde los más pequeños hasta los más altos, de varios metros.

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¿Su gran encanto? Las flores

Si hay una característica que define el rododendro son sus maravillosas flores, simples o dobles, que surgen en primavera en preciosos ramilletes rebosantes de color.

Solamente por su espectacular floración ya merece la pena dedicarle un espacio en el jardín. Las flores, aunque no son aromáticas, hacen gala de unos bellos colores: desde los tonos rosas, los más habituales, a los rojos, naranjas y amarillos, menos frecuentes, pasando por el blanco y el violeta.

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El suelo, mejor ácido y bien drenado

De todos los cuidados de jardinería que necesita el rododendro para crecer feliz, la calidad del sustrato es el más importante. No le sirve cualquier suelo, si quieres que se desarrolle correctamente y que florezca como debe.

Dado que es una planta acidófila, como las hortensias, prefiere los suelos ácidos con pH bajo, nunca superior a 5.5.

Además, y dado que posee raíces sensibles que no toleran el exceso de humedad, has de procurar que el sustrato drene bien el agua y que no se encharque. Para conseguirlo pueden aportar al suelo arena, gravilla o bolas de arcilla, materiales que mejoran el drenaje. También es conveniente que el sustrato sea rico en materia orgánica.

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Encontrar el lugar adecuado, una clave del éxito

Aunque el rododendro no es una planta difícil de cultivar, sí que tendrás que observar ciertos aspectos que son importantes. Como encontrar un lugar adecuado donde plantarla, donde puede recibir la suficiente luz solar, aunque indirecta, ya que no le gusta estar a pleno sol.

Una buena idea es plantarla cerca de árboles que no den sombra muy tupida, ya que lo que prefiere el rododendro es estar en semisombra.

También conviene protegerlo del viento del norte, demasiado frío.

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Planta tus rododendros en primavera

No importa que estén en plena floración. La primavera es la mejor época del año para plantar tus rododendros. El proceso es sencillo. Basta con seguir ciertas pautas fáciles y, sobre todo, hacerlo en el lugar más adecuado, en un terreno bien drenado y en semisombra.

- Comienza por cavar un hoyo grande y profundo, y aprovecha para comprobar la capacidad de drenaje del terreno. Para ello llena el hoyo de agua y espera. Si en dos horas el agua ha sido absorbida, puedes proceder a plantar tu rododendro. Si no ha sido así, mejor busca otro emplazamiento para él.

- Extiende en el fondo del agujero una capa de gravilla y coloca el cepellón de la planta, de forma que la base de los tallos quede a ras de suelo. Después rellena, presiona y riega de forma abundante.

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La mejor pauta de riego

En lo que al riego se refiere, el rododendro es bastante delicado. Hay que suministrarle el agua que necesita para que no se deshidrate, sobre todo en verano, pero vigilando de cerca el terreno para evitar encharcamientos, ya que pueden ser fatales para la planta.

En invierno es necesario regar con moderación, evitando hacerlo en días de heladas y temperaturas extremas.

Por otro lado, el riego debe ser abundante en verano, especialmente en los meses de junio y julio, y cuando el calor apriete demasiado. En estos días puedes regar dos veces, por la mañana y al caer el sol.

 

Un consejo

Procura evitar regarlo con agua muy dura, que contenga mucha cal. Algunos trucos para corregir esto son añadir unas gotas de vinagre al agua o dejarla reposar 24 horas antes de regar.

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¿Hay que abonar el rododendro?

Si quieres disfrutar de una magnífica floración, debes añadir fertilizante a tus rododendros desde mediados de la primavera. La planta ha de poder conseguir a través del sustrato los nutrientes de hierro que necesita ya que, de lo contrario, sufrirá lo que se conoce como clorosis férrica y sus hojas se pondrán amarillas.

A veces eso solo es posible mediante un abono para plantas ácidas, una solución que contribuye a estimular la floración y a potenciar el verde de las hojas. Tus rododendros te agradecerán esta inyección de energía.

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A salvo de hongos y plagas

Para que tus rododendros crezcan de forma correcta, sanos y esplendorosos, debes estar vigilante para que no les ataquen los hongos, ya que son propensos a sufrirlos. Son un verdadero peligro para esta planta, ya que las raíces, tan sensibles a los encharcamientos, enseguida se ven atacadas por la phytophthora, un hongo que resulta fatal y termina por matar a la planta.

Otros hongos que también atacan a los rododendros son la roya, la botritis cinerea y el míldiu, que deben tratarse con fungicidas específicos.

En cuanto a las plagas más peligrosas para los rododendros destacan los trips, la cochinilla, el pulgón y la araña roja. Si aparecen, un insecticida específico te ayudará acabar con ellos.

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