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Ya estamos en primavera y eso se nota, además de en las temperaturas que marca el termómetro, cada vez más cálidas, en el esplendor que comienzan a mostrar las plantas de tu jardín. Al principio este cambio será tímido, pero con el tiempo comenzarán a crecer, a florecer, despertando del letargo del invierno.

Y para lograr que la magia primaveral obre el milagro en tu jardín, es importante que le des algunos cuidados. Toma nota de las tareas que has de hacer ahora.

 

Plantar nuevos ejemplares para alegrar tu jardín

El inicio de la primavera es el mejor momento para plantar, ya que las temperaturas todavía no son demasiado altas y las plantas sufrirán menos en este proceso de enraizar en el terreno. Las raíces corren ahora menos riesgo de secarse.

Puedes plantar nuevos arbustos, plantas perennes y especies anuales como petunias, alegrías o tagetes, que florecerán durante toda la primavera llenando el espacio de color.

También es buen momento para trasplantar tus ejemplares de maceta a un contenedor más amplio, en caso de que lo necesiten.

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Abonar el sustrato

La tierra del jardín es uno de los elementos que hace que tus plantas crezcan esplendorosas, gracias a los nutrientes que contiene. Cuando estos elementos escasean es fundamental enriquecer el sustrato abonándolo, especialmente en primavera, que es cuando tus plantas más lo necesitan.

Una buena idea es aportar al suelo materia orgánica, una opción natural que las plantas asimilan muy bien: estiércol, compost, humus de lombriz, turba, etc.

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Aportar fertilizantes químicos

En ocasiones las plantas del jardín necesitan una buena dosis de energía y los fertilizantes químicos, producidos en el laboratorio, resultan muy efectivos gracias a la alta concentración de nutrientes que contienen.

Nos permiten elegir opciones específicas, más certeras para determinados tipos de plantas, y suelen actuar con rapidez. Existen diversas presentaciones:

- Granulados de liberación lenta. Contienen nitrógeno, fósforo y potasio, tres componentes esenciales para las plantas, así como otros micronutrientes que las alimentan y las fortalecen. Se aportan de forma periódica y se van liberando de manera prolongada en el tiempo.

- Abonos líquidos, con efecto inmediato. Se disuelven en el agua de riego, por lo que resultan muy fáciles de asimilar por las plantas.

A la hora de utilizar este tipo de fertilizantes es fundamental seguir las instrucciones que indica el fabricante, así como respetar las dosis aconsejadas. Excederse con la cantidad puede resultar muy perjudicial para tus plantas.

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Revisar y cuidar el césped

Si quieres disfrutar de una magnífica pradera a partir de las próximas semanas y durante todo el verano, es necesario que revises ahora el césped y soluciones los problemas que pueda tener.

Debes comprobar que no tiene calvas ni zonas menos densas. Si esto ocurre puedes aportar en estas zonas semillas para resembrar. El procedimiento es sencillo y no te llevará mucho tiempo.

- Comienza por preparar el terreno de estas zonas menos pobladas ahuecándolo con una azada. Retira las malas hierbas y las piedras que puedas encontrar.

- Aporta al terreno materia orgánica para enriquecerlo.

- Esparce las semillas y cúbrelas con una capa ligera de sustrato.

- En las zonas resembradas es importante compactar el suelo.

- Termina regando generosamente la pradera.

Si realizas este proceso de forma adecuada, verás cómo comienza a brotar el césped en un plazo de unos 10 o 15 días.

Ahora es el momento de comenzar a segar el césped una vez a la semana, una tarea que tendrás que realizar hasta el próximo invierno.

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Reproducir las plantas por semillas

La primavera es la época perfecta para reproducir tus plantas para multiplicar la belleza de tu jardín. Para conseguirlo tienes varios métodos, uno de los cuales es hacerlo a través de semillas.

Siémbralas en bandejas o recipientes pequeños y cúbrelas con sustrato, pulverizando con agua para hidratarlas. Coloca los semilleros en una zona de sombra y procura que tengan suficiente humedad hasta que germinen.

Cuando las plántulas crezcan un poco y tengan raíces, les vendrá bien que las pongas en un lugar más soleado hasta que se desarrollen lo suficiente como para trasplantarlas al suelo del jardín.

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Plantar nuevos esquejes

Además de reproducir tus plantas por semillas, la primavera es un buen momento para hacerlo también mediante esquejes, un método sencillo y efectivo para multiplicarlas y conseguir un jardín frondoso.

El esqueje no es otra cosa que una parte de un tallo o rama de una planta que se corta de la manera adecuada, con algunas yemas, y se introduce en una maceta con tierra para que eche raíces. Para conseguirlo algunas de las yemas deben quedar enterradas y otras al aire, de forma que puedan producir tallos nuevos.

Antes de plantar el esqueje conviene rociar la parte que va enterrada con una sustancia de hormonas de enraizamiento.

Coloca la maceta a la sombra y mantén la tierra húmeda hasta que tu esqueje se convierta en una planta fuerte y puedas trasladarla al suelo del jardín.

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Aumentar la frecuencia de riego

En primavera las temperaturas son cada días más altas y comienza a ser necesario establecer nuevas pautas de riego en el jardín, aumentando la frecuencia y la cantidad de agua.

Es fundamental revisar los sistemas de riego para comprobar que no se han deteriorado en invierno, tanto si tu jardín es pequeño y tiene un riego por goteo, como si es más grande y el riego es por aspersión.

Comprueba que circuitos y aspersores funcionan correctamente, así como el programador que te ayuda a automatizar el riego y liberarte, al menos en parte, de una tarea esencial para el jardín.

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Acabar con las malas hierbas

Son una lacra para tu jardín. No solo lo afean, sino que les roban a las plantas los nutrientes del sustrato y el agua que necesitan para desarrollarse. Incluso pueden atraer plagas y enfermedades, por lo que acabar con ellas ha de convertirse en uno de los objetivos en esta época del año.

Aunque el uso de herbicidas es una buena alternativa para controlar la aparición de malas hierbas, debemos ser precavidos a la hora de utilizarlos, ya que no dejan de ser compuestos químicos que pueden contaminar el terreno y atacar también al resto de plantas.

Trata de eliminar las malas hierbas con un herbicida adecuado, sobre todo en la pradera de césped, a partir de mayo. Si es posible, conviene utilizar productos selectivos que atacan un tipo concreto de malas hierbas y resultan menos perjudiciales para el jardín.

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Vigilar la aparición de plagas y enfermedades

Calor y humedad son dos elementos que, combinados, hacen de tu jardín el mejor escenario para la aparición de ciertas enfermedades y el ataque de algunos insectos que pueden dañar tus plantas.

Para evitarlo en lo posible debes estar vigilante y observar los ejemplares de tu jardín. Así podrás detectar cuanto antes el problema y solucionarlo de forma efectiva en el menor tiempo posible.

Vigila la aparición de insectos, algo realmente inevitable cuando las temperaturas suben. Si tus plantas son atacadas por una plaga como cochinilla, pulgón o araña roja, tendrás que aplicar un insecticida adecuado.

Los hongos, como el oídio por ejemplo, son también un mal frecuente en primavera. Atacan a las plantas y las debilitan, por lo que se hace necesario emplear un fungicida que acabe con el problema.

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