El baño es la estancia de la casa que más reformamos, seguida de cerca por la cocina y ahora también por el salón. Con mucho mimo, buscamos un espacio que, además de facilitarnos el aseo diario, nos invite al relax y nos permita desconectar, incluso cuando no sobran los metros cuadrados.

Pero, para que resulte un éxito, es preciso tener en cuenta varios aspectos como la distribución, la elección del mobiliario, la capacidad de almacenaje y la importancia de los detalles. Esta lista con los 10 errores más comunes en los que solemos caer en la decoración del baño, te prepara para la reforma ideal, sin que tu bolsillo ni tu paciencia sufran en el proceso.

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1. Creer que la ducha a ras de suelo solo encaja en baños XL

Contrariamente a la que se cree, la ducha a ras de suelo puede dar mucho juego en todos los baños, sin importar su tamaño, ya que se puede instalar en cualquier rincón y se adapta fácilmente a todas las configuraciones del espacio, incluidas las más extravagantes. Por cierto, ahora se demandan que sean tan grandes como una bañera, para potenciar su vena ‘wellness’.

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2. Subestimar su papel en la casa actual

Pensar que se trata de una estancia menor, cuando en realidad cada vez tiene más importancia en la decoración de la casa y resulta, especialmente si no tiene problemas de metros, un espacio con muchas posibilidades. Así, puedes colocar una pequeña librería o un compartimento para los productos de limpieza, el cesto de la ropa sucia, un banco para leer un libro mientras pasan los 30 minutos de la mascarilla...

3. Pasar por alto el poder de una buena distribución

¿Alguna vez has ido a un baño donde al abrir la puerta esta casi rozaba el inodoro? Problema de distribución. Se suele prestar atención a la ubicación de los desagües y, sin embargo, la ubicación de los sanitarios se considera un detalle menor, cuando pueden sumar puntos ‘deco’ y ser aún más cómodos de usar. La seguridad, la accesibilidad y la comodidad son las tres reglas que debes manejar cuando vayas a actualizar tu baño.

Un consejo: antes de cambiar la distribución de alguno de los elementos principales, como mover de sitio el inodoro o la ducha, piénsalo bien porque estos cambios son los que más encarecen el presupuesto.

4. Partir de cero

Si la base es buena, ¿por qué cambiarla? Muchas veces, no valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos. Y en el caso del baño, esto suele pasar con los azulejos. Además, de que son tendencia y pueden dar mucho juego, si los tuyos están deteriorados o son de un diseño obsoleto que no sabes cómo hacer encajar con el nuevo 'look', no hace falta que los quites, con el consiguiente gasto y molestas obras, sino que puedes pintarlos con una pintura especial o revestirlos con lamas vinílicas con diferentes efectos.

5. Pensar que debe ir a juego con el resto de la vivienda

Aunque forma parte de la vivienda, el baño se puede permitir ir por libre, decorativamente hablando. Esto te permite, por ejemplo, ser más atrevida con una decoración más difícil de llevar a cabo en otras estancias. Así, puedes pintar la habitación de negro, usar un papel pintado exótico que te traslade a un paraíso tropical, vestir una pared con espejos, hacer una galería con fotos de amigos y familiares, usar estampados XXL…

6. Olvidar que hay más colores, además del blanco

Aunque el blanco es el color de la higiene y la limpieza por excelencia, no es el único color. Así, están invitados a entrar, el verde o el gris para una atmósfera natural y ‘chic’; el rosa pálido o verde salvia para una atmósfera zen; el amarillo mostaza o el azul petróleo para un baño de moda, lleno de personalidad; o el sofisticado negro con su impacto visual. Puedes usarlos en las paredes o reservarlos para mobiliario y accesorios.

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7. No planificar adecuadamente

En ocasiones, la ilusión o el flechazo con un mueble bajolavabo determinado nos hace olvidarnos de lo que realmente importa: si se trata de un baño compartido, si usamos albornoz en lugar de toalla, si nuestro neceser 'beauty' necesita un espacio para él solo, dónde va la puerta o la ventana… Cuestiones que nos ayudarán a elegir los elementos que se ajusten a nuestras necesidades y a los metros disponibles o que sean lo suficientemente grandes (o pequeños) para integrarse y ofrecer la solución de almacenamiento que esperamos.

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8. Elegir una mala iluminación

Un baño bien iluminado no solo resulta más funcional sino que, además, potencia su lado decorativo. La iluminación idónea debe ser lo suficientemente potente, como para que no se convierta en una habitación pequeña y mal iluminada, pero a la vez tampoco demasiado agresiva, para deslumbrarnos y excitarnos, en lugar de transmitir serenidad.

Una buena idea es optar por iluminación general con focos empotrados, regletas o plafones y situar apliques y lámparas estratégicamente situados. Recuerda que los armarios y los espejos con luz dan mucho juego. 

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9. No prestar atención a los detalles

No subestimes los momentos que pasas allí, que cada vez son más, ni los beneficios que provoca su decoración, tanto física, gracias a su faceta ‘spa’, como emocional, una ducha mañanera levanta el ánimo a cualquiera. Por eso, esta estancia debe ser lo más agradable posible y eso requiere un esfuerzo decorativo.

Es necesario que se adapte a tus necesidades y a tus gustos con aquellos detalles (jarrones, plantas, recipientes especiales…) capaces de crear una atmósfera agradable y personal. Eso sí, no se trata tampoco de abarrotarlo, provocando cierta sensación de asfixia. Busca el equilibrio.

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10. Descuidar la elección del inodoro

A la hora de elegir el inodoro, suele primar la funcionalidad frente a la estética, obviando el hecho de que son parte del baño y la mayoría de las veces comparten espacio con el lavabo y el resto de elementos. Por eso, no subestimes su poder decorativo, que en los últimos modelos no está reñido con tecnologías que te hacen la vida más fácil, como la función calefactor, el modo bidé...