9. No prestar atención a los detalles
No subestimes los momentos que pasas allí, que cada vez son más, ni los beneficios que provoca su decoración, tanto física, gracias a su faceta ‘spa’, como emocional, una ducha mañanera levanta el ánimo a cualquiera. Por eso, esta estancia debe ser lo más agradable posible y eso requiere un esfuerzo decorativo.
Es necesario que se adapte a tus necesidades y a tus gustos con aquellos detalles (jarrones, plantas, recipientes especiales…) capaces de crear una atmósfera agradable y personal. Eso sí, no se trata tampoco de abarrotarlo, provocando cierta sensación de asfixia. Busca el equilibrio.
Relacionado: ¿Cómo lograr un cuarto de baño 'très chic'?