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Nos encanta cocinar alimentos en el horno. No solo salen de él riquísimos platos, sino que es una forma de cocción de lo más saludable. Sin embargo, no podemos negar que utilizar frecuentemente el horno tiene un daño colateral importante: su necesaria limpieza.

Ésta es una de las tareas domésticas más ingratas que existen. Además de requerir un esfuerzo considerable, los resultados no suelen ser los deseados. No siempre nos queda impecable. Hoy repasamos algunos trucos efectivos para conseguir que nuestro horno esté reluciente sin morir en el intento.

 

¿Cada cuánto es necesario limpiar el horno?

Quizás te gustaría leer que no hace falta hacerlo demasiado a menudo, pero esa no es la respuesta correcta. La frecuencia con la que has de limpiar tu horno dependerá de cuánto lo uses. En general, es recomendable repasarlo cada vez que lo utilices, para evitar que la grasa y la suciedad se vayan acumulando y acaben por convertirse en algo casi imposible de eliminar. Por eso lo mejor es acostumbrarse y pasar una bayeta mojada en agua jabonosa para eliminar los restos de alimentos que hayan podido quedar en el horno. Después solo tienes que aclarar y secar.

Recuerda que tendrás que realizar una limpieza más profunda de este electrodoméstico cada cierto tiempo.

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Utiliza un quitagrasas potente

A grandes males, grandes remedios. Eso dice el refrán, y eso es lo que te pide tu horno cuando está muy sucio: un potente desengrasante que te ayude a eliminar los restos de suciedad quemada. Hazte con alguno de los productos de limpieza capaces de combatir la grasa que encontrarás en el supermercado.

Para usarlo correctamente, sigue las instrucciones del fabricante, aunque por regla general tendrás que pulverizar el interior del horno (paredes, base, parte superior, etc.) insistiendo en aquellas zonas que estén más sucias. Deja actuar unos 30 minutos y después retira el producto con un trapo, aclarando muy bien los restos.

 

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Hornos que se limpian solos

Saber que tu horno puede limpiarse solo es uno de los grandes placeres que existen, al menos en lo que a las tareas domésticas se refiere. Por eso, cuando tengas que renovar este electrodoméstico, conviene que elijas uno con función autolimpieza (la mayoría de los nuevos modelos cuentan con ella).

Aunque existen diferentes procedimientos, uno que parece estar en alza es la limpieza con vapor de agua. Solo tienes que poner dentro del horno un recipiente con agua y un poco de detergente líquido para vajillas, y seleccionar la función correspondiente. El horno se calienta y el calor evapora el agua. Este vapor actúa contra la grasa y la suciedad, la reblandece y facilita su limpieza. Ya solo tienes que pasar una bayeta húmeda y ¡listo!

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Apuesta por la pirólisis

No es algo nuevo, sino que ya lleva unos cuantos años dejando los hornos impecables. Se trata de otro tipo de función de limpieza muy efectiva: el horno se calienta alcanzando temperaturas extremas (hasta los 500 ºC) y así la suciedad, la grasa y los restos de alimentos se reducen a nada; se descomponen dejando solo unas cuantas cenizas muy fáciles de retirar con un paño. Lo bueno de este método es que consigue resultados espectaculares sin ningún esfuerzo. Lo malo, su elevado consumo eléctrico.

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Bandejas y rejillas, siempre impecables

Ser precavidos y utilizar papel de hornear para proteger las bandejas y recipientes es una buena idea, aunque no siempre se consigue evitar totalmente la suciedad. A la hora de limpiar bandejas y parrillas tendrás que pulverizar estos elementos con un producto quitagrasas y esperar un tiempo a que actúe (con unos 20 minutos será suficiente). Después has de frotar los restos que queden, aclarar con agua y secar.

 

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¿Cómo limpio la puerta del horno?

Cuando preparas un asado, sea de carne o de pescado, se suele ensuciar también la parte interior de la puerta. Su limpieza cotidiana no va más allá de pasar una bayeta impregnada en agua y jabón cada vez que usas el horno. Sin embargo, con el tiempo y el uso continuado los cristales se ensucian por dentro, y para limpiarlos es necesario desmontar la puerta. La mayoría de los modelos, si no todos, contemplan esta opción, por lo que no suele ser algo demasiado complicado. Es importante ser muy cuidadosos a la hora de manipular y limpiar los cristales para evitar que se rompan.

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Con productos naturales

Si eres fan de la limpieza ecológica y prefieres no tener que utilizar productos químicos, has de saber que existen algunas alternativas naturales que son también bastante eficaces para dejar el horno perfecto. Entre sus ventajas destacan que no resultan tóxicas ni irritantes, ni son perjudiciales para el ecosistema. Aquí tienes dos recetas que funcionan:

- Con vinagre: si tu horno está muy sucio, llena la bandeja con agua y un vaso de vinagre y programa una temperatura de 200 ºC durante 30 minutos. Cuando pase ese tiempo y el horno se haya enfriado, podrás limpiarlo fácilmente con una bayeta.

- Con sal y limón. Estos dos ingredientes son muy eficaces. La sal es un potente limpiador contra las manchas de grasa, y el limón resulta muy efectivo para eliminar los malos olores, por ejemplo, de las recetas de pescado.

 

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El poder del bicarbonato

Ya conoces las múltiples utilidades que tiene el bicarbonato en lo que a la limpieza de la casa se refiere. También es muy útil para conseguir que nuestro horno esté siempre impecable. La clave está en preparar una pasta espesa con bicarbonato, agua y vinagre.

- Mezcla primero el bicarbonato (medio vaso aproximadamente) y el agua (dos cucharadas soperas), y después ve añadiendo el vinagre poco a poco (4 cucharadas soperas). Se producirá una reacción efervescente, que no es peligrosa en absoluto.

- Extiende la pasta resultante sobre la suciedad del horno y deja actuar al menos dos horas (o incluso más si está realmente sucio).

- Ya solo queda retirar la pasta con un paño, aclarar y secar.

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Trucos para que no se ensucie demasiado

Además de limpiarlo con frecuencia, hay algo que podemos hacer para conseguir que nuestro horno está siempre perfecto: evitar que se ensucie demasiado. Es cierto que no siempre es posible evitar las manchas y la suciedad, pero al menos podemos intentarlo.

- Utiliza siempre papel de horno para proteger las bandejas y rejillas a la hora de cocinar. Se ensuciarán mucho menos y limpiarlas será más fácil.

- Si estás preparando un asado y tienes que incorporar a media cocción un caldo o agua, hazlo fuera del horno. Al añadir un líquido frío al alimento caliente lo más probable es que se produzcan salpicaduras que ensucien las paredes.

- Utiliza para tus asados de carne o pescado bandejas hondas, que puedan recoger el caldo de la cocción. Si son demasiado planas terminará por caer a la base del horno.

 

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