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Desinfectar la cocina, además de tenerla limpia, siempre ha sido una tarea esencial. Pero ahora, en tiempos del coronavirus, se convierte en algo de la máxima importancia. Para hacerlo de la manera correcta has de seguir ciertos patrones que debes interiorizar cuanto antes. Desde la encimera al cubo de la basura, aquí tienes las pautas para borrar del mapa bacterias, virus y gérmenes.

 

Encimera y superficies de trabajo

Si hay un espacio que realmente uses a diario en tu cocina es, sin duda, la encimera. En ella cocinas, manipulas alimentos, trabajas con un montón de accesorios, etc. Por eso ha de estar, no solo impecable, sino también libre de gérmenes. Para lograrlo tendrás que desinfectarla a diario, que no es lo mismo que limpiarla. Si esto último consiste en eliminar la suciedad, la desinfección va más allá y significa acabar con cualquier agente patógeno como virus y bacterias. Utilizar un producto adecuado al material de la encimera es lo mejor, aunque puedes usar lejía diluida en agua en una concentración de dos cucharadas soperas en un litro de agua, o 1 cucharadita de postre en un vaso de agua. Un consejo: recuerda que la lejía se diluye siempre en agua fría. Si lo haces en agua caliente el cloro se evaporará y perderá su eficacia. También conviene que no utilices la mezcla de agua y lejía de un día para otro. Prepara una solución nueva cada vez que lo necesites.

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El fregadero, un foco de microorganismos

Restos de comida, humedad… ¡un paraíso para las bacterias! En eso se puede convertir nuestro fregadero en muy poco tiempo si no lo cuidamos como corresponde. Así que es necesario darle un buen repaso cada vez que cocines y se manche. Comienza por fregarlo a fondo con agua y jabón. Para un plus de desinfección, si es de acero inoxidable, no estará de más que lo limpies alguna vez con agua y vinagre (no lo hagas si es de mármol o granito).

Un consejo: mete el filtro del desagüe en el lavavajillas una vez a la semana y lo mantendrás perfecto.

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¡Ojo con las tablas de cortar!

Ya sabemos que son indispensables en la cocina, porque protegen la encimera y otras superficies de cortes, arañazos y quemaduras… Pero hay que reconocer que se pueden convertir, muy fácilmente, en un cúmulo de bacterias dañinas para nuestra salud, como puede ser la salmonella. Por eso, si las usas, hazlo correctamente. Para empezar conviene tener una para cada tipo de alimento (al menos una para vegetales y otra para carne y pescado, para evitar la contaminación cruzada). Además, las tablas de madera están desaconsejadas, ya que los microorganismos campan a sus anchas en la superficie y son difíciles de limpiar. Utiliza tablas de polipropileno o silicona que, además, se pueden meter en el lavavajillas. Sea como sea, límpialas constantemente con agua y jabón.

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El horno y el microondas

Cuidar y limpiar como se merecen tus electrodomésticos de cocina es una tarea clave, no solo para alargar su vida útil, sino para conseguir que cumplan su cometido de la mejor manera posible. Una lavadora o un lavavajillas a punto serán más efectivos a la hora de lavar ropa o vajilla, y también más eficientes en cuanto al consumo de energía. Pero, además, es necesario que desinfectes algunos de estos aparatos cotidianos, especialmente el horno o el microondas. En lo que al primero se refiere, además de eliminar la grasa acumulada, puedes aplicar un tratamiento más exhaustivo de vez en cuando. Consiste en introducir un recipiente con agua y zumo de limón y dejarlo unos 30 minutos a temperatura media.

Para desinfectar el microondas introduce un cuenco de cristal con agua y una cucharada de vinagre, enciéndelo a máxima potencia y espera hasta que se empañe el cristal de la puerta. Seca después con un trapo limpio.

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¿Y la nevera?

Es otro de los electrodomésticos que debemos mantener libres de microorganismos, ya que en ella conservamos los alimentos que después vamos a consumir. Conviene limpiarla a fondo una vez al mes, vaciándola y sacando bandejas, baldas y cajones, y fregándolos con agua y jabón. Después pasa una bayeta con agua jabonosa (o con agua y amoniaco) por las paredes del interior. Si tu nevera tiene malos olores, puedes aplicar una solución de agua y bicarbonato sódico, dejando que actúe unos minutos y aclarando después.

Un consejo: no te olvides de repasar las gomas de la puerta. Son un escondite ideal para la suciedad y las bacterias.

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Los trapos de cocina

Parece que no podemos vivir sin ellos, y mucho menos cocinar, pero son uno de los objetos que más se contaminan de toda la casa. Suelen estar húmedos y calientes, por lo que es fácil que proliferen bacterias como la listeria o el e.coli. El problema es que nos lavamos las manos y nos secamos con ellos después, con el consiguiente riesgo que implica. Para evitarlo es buena idea tratar de no mojarlos demasiado, cambiarlos muy a menudo y lavarlos con agua caliente.

Un consejo: extrema las precauciones igualmente con bayetas y estropajos, lavándolos frecuentemente y desechándolos cada poco tiempo.

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La vajilla y el menaje

Lavar los platos y los cubiertos en el lavavajillas es la manera más efectiva de desinfectarlos a fondo. Además, nos ayuda a ahorrar agua, ya que consume menos que cuando fregamos a mano. Lo más conveniente, en especial si en casa hay alguna persona afectada por coronavirus, es programar un lavado a alta temperatura, entre 65 y 70 ºC.

Un consejo: si no tienes lavavajillas separa los platos y utensilios que utilice el enfermo y friégalos con agua caliente y un estropajo diferente al del resto del menaje.

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Cuchillas y espátulas

Las cuchillas de la batidora, el abrelatas, el cortapizzas, etc. Es más que probable que en todos estos elementos metálicos con cuchilla se acumule un largo repertorio de microorganismos indeseables. Por eso conviene, después de lavarlos a fondo, pasarles una toallita desinfectante que los deje perfectos para el próximo uso.

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Todo lo que tocas

Los tiradores de los armarios, los mandos de la cocina, los interruptores de la luz, el pomo de la puerta… Tu cocina está llena de pequeños elementos susceptibles de ser contaminados sin que podamos evitarlo realmente. Tocamos continuamente estos elementos, a veces con las manos sucias… ¿Qué puedes hacer? Algo sencillo: limpiarlos a menudo, simplemente. En el caso de los mandos de la cocina, por ejemplo, puedes utilizar una bayeta y agua y jabón. Los tiradores de metal y el pomo de la puerta quedan perfectos con un paño impregnado en alcohol, mientras que puedes desinfectar los interruptores con una disolución de agua y lejía.

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El cubo de la basura

Limpiarlo frecuentemente es más importante de lo que piensas, porque en él se pueden acumular comunidades enteras de gérmenes, que encuentran en los desperdicios y restos de alimentos el lugar ideal para crecer y multiplicarse. Utiliza un producto adecuado y frota el interior y el exterior, aclarando y secando después. Si quieres una desinfección más completa, pásale un papel de cocina con agua y lejía.

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