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Nos ayudan a limpiar, nos permiten cocinar, conservan nuestros alimentos, nos hace la vida más cómoda, más agradable y más segura. Por todo ello nuestros electrodomésticos se merecen un poco de atención, ¿no crees? Si aprendes a limpiarlos y cuidarlos cada día conseguirás que trabajen mejor y te duren mucho más tiempo.
 

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Una colada perfecta

Quizás pensaste que en tiempos de confinamiento tendrías menos coladas que hacer… y, seguramente, ya te hayas dado cuenta de que no es así. En cuarentena o no, tu lavadora no descansa y por eso necesita que la mantengas siempre bien limpia. ¿Cómo? Dedicándole ciertas atenciones que, una vez interiorizadas, no te costarán tanto esfuerzo. Comienza por pasar el frontal con un paño húmedo (añade jabón si está muy sucio) y, cada 10 lavados más o menos, saca el cajetín del detergente para eliminar la suciedad que pueda tener.

También tendrás que repasar y secar la goma de la puerta después de cada lavado, ya que en ella se acumulan restos de jabón y suciedad. En caso de que esté muy sucia puedes frotarla con lejía diluida (dos o tres cucharadas soperas de lejía en un litro de agua). Un consejo: deja la puerta de la lavadora abierta un buen rato después de cada lavado para que se ventile y se seque el interior.

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Cuidados que la mantienen en forma

Además de procurar tener la lavadora limpia, hay otras tareas que debes hacer de vez en cuando para alargar su vida útil y conseguir que deje tu ropa impecable. Una de ellas consiste en limpiar el filtro cada dos o tres meses. Elige un día en que no hayas puesto la lavadora, desenchúfala y coloca un barreño junto a la cubierta del filtro. Abre la cubierta y saca la manguera de drenaje para recoger en el barreño el agua acumulada. Saca el filtro para lavarlo y después vuelve a colocarlo en su sitio. Un consejo: consulta las instrucciones del fabricante antes de hacerlo por primera vez.

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Tu vajilla, siempre brillante

Tener un lavavajillas en la cocina nos facilita la vida y, además, nos ayuda a ahorrar agua y energía. Sin embargo, para que la vajilla quede perfecta y el electrodoméstico dure mucho tiempo, es importante cuidarlo. Además de utilizar los productos adecuados, tendrás que limpiar la máquina aproximadamente una vez al mes programando un lavado sin carga a alta temperatura para eliminar los restos de grasa, la suciedad y los malos olores. Puedes pulverizar el interior del lavaplatos con un desengrasante o utilizar un producto específico. Otra tarea que no debes olvidar es desarmar y limpiar el filtro con agua y un producto desengrasante.

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Un frigorífico a salvo de gérmenes

Mantener la nevera libre de suciedad y bacterias es esencial, ya que en ella conservamos los alimentos que tomamos cada día. Para lograrlo has de adoptar ciertas precauciones como tapar bien todo lo que guardes en ella (evitarás que se estropeen y también que proliferen los malos olores). Limpia el frigorífico una vez al mes aproximadamente, vaciándolo por completo (aprovecha para tirar los productos caducados y lo que ya no vas a consumir). Después friega todos los elementos extraíbles: bandejas, repisas, cajones, etc., y pasa una bayeta con agua y jabón por las paredes interiores, aclarando seguidamente. También tienes que repasar las juntas de goma de la puerta con agua jabonosa o un poco de vinagre blanco diluido. Un consejo: para eliminar los malos olores del frigorífico, pulveriza el interior con bicarbonato de sodio diluido (3 o 4 cucharadas soperas en medio litro de agua).

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Acero inoxidable como el primer día

Los electrodomésticos de acero inoxidable continúan siendo tendencia, ya que aportan a la cocina un toque contemporáneo muy atractivo. Y aunque hoy tenemos otros acabados modernos para elegir, como el cristal, el acero inoxidable sigue siendo una opción muy habitual. ¿Sabes cómo mantenerlo limpio y cuidado?

- Protégelo de los arañazos: imanes, estropajos abrasivos, etc. Todas estas cosas pueden arañar sin remedio el acero inoxidable. Utiliza siempre bayetas suaves.

- Limpia tus electrodomésticos de acero con un producto específico. También puedes usar agua y jabón para eliminar la grasa, y un papel de cocina impregnado de aceite de oliva para darle brillo y disimular ligeramente los arañazos que pueda tener.

- Si el acero inoxidable lleva un tratamiento antihuellas, has de tener mucho cuidado ya que los productos agresivos podrían eliminar esa capa protectora. Pásale un paño húmedo y seca después.

- Un consejo: utiliza toallitas especiales para acero inoxidable si tienes que repasar rápidamente la puerta de la nevera o el horno.

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La placa, con el brillo de un espejo

¿Tu vitrocerámica es de inducción? Entonces estás de suerte, porque limpiarla será mucho más fácil, ya que los restos de comida no se queman ni se quedan pegados. Pero si no lo es, la cosa cambia. Entonces necesitarás una técnica de limpieza más exhaustiva. Utiliza, además de un producto específico y una bayeta (las de microfibra van muy bien para esta tarea), una rasqueta que no raye la superficie y te ayude a retirar la suciedad adherida. En cuanto a lo que no debes hacer, recuerda: no frotar con estropajos abrasivos, no utilizar productos fuertes que eliminen el brillo, y nunca limpiar la placa hasta que esté completamente fría y el indicador luminoso se haya apagado.

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Zona libre de humos

Es uno de los electrodomésticos esenciales, ya que nos libra de los humos y olores que se producen al cocinar a diario. Por eso es importantísimo mantener la campana extractora en buen estado, sobre todo en cocinas abiertas al salón. Además de pasarle una bayeta cada vez que la uses, o cuando veas que lo necesita, tendrás que limpiarla a fondo al menos cada dos meses. Para ello desmonta los filtros y aplica en el interior un producto desengrasante. Deja que actúe un rato antes de aclarar, y repite si es necesario (el interior de la campana suele tener bastante grasa acumulada). Puedes meter los filtros en el lavavajillas (te quedarán impolutos) o dejarlos un rato sumergidos en agua y jabón y después frotar con un estropajo suave. Sea como sea, espera a que se sequen totalmente antes de volverlos a montar. Un consejo: cuando limpies la campana no te olvides de extender un trapo sobre la placa de cocina para protegerla de la grasa y la suciedad que pueda caer.

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Cocinar al horno

Si tienes un horno equipado con pirólisis o con algún otro sistema de limpieza similar, la tarea de mantener el horno en buen estado no te supondrá mayor problema. Pero si no lo tienes… En ese caso, tendrás que saber cómo limpiar este electrodoméstico tan necesario en nuestras cocinas. El horno nos regala cada día un montón de ventajas: además de la posibilidad de cocinar de una manera sana y sabrosa, es fácil de utilizar y gracias a él podemos disfrutar de miles de platos interesantes. Sin embargo, mantenerlo limpio puede ser un trabajo tedioso y exigente.

- Comienza por extraer bandejas y rejillas y friégalas con agua y jabón cada vez que lo uses. Si el interior está muy sucio tendrás que aplicar un producto específico, dejar que actúe y aclarar. Hazlo una vez a la semana.

- Para limpiar a fondo la puerta del horno, desmonta los cristales con cuidado una vez al mes o cada mes y medio.

- Una idea: los productos naturales pueden ser una alternativa para mantener el horno limpio. Mezcla vinagre y bicarbonato de sodio y pulveriza las paredes. Después enciéndelo a unos 120 ºC unos 10 minutos y deja que se enfríe antes de limpiarlo.

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Cómo limpiar el microondas

Calentar, descongelar, cocinar… El microondas es uno de nuestros grandes aliados en la cocina y nos permite ahorrar mucho tiempo en las tareas culinarias cotidianas. Esto implica, por otro lado, que termine bastante sucio aunque usemos tapas protectoras de plástico. Para mantenerlo limpio friega el plato de cristal y pasa una bayeta con agua y jabón por las paredes. Un consejo: si tu microondas está especialmente sucio, introduce un recipiente con agua y vinagre y prográmalo dos minutos a máxima temperatura. Después seca con un trapo.

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La cafetera, la plancha, el hervidor…

Aunque pequeños, estos electrodomésticos son fundamentales para nosotros. Nos facilitan muchos aspectos cotidianos de la vida como planchar la ropa, tomarnos un café o calentar agua en un momento. Uno de los grandes enemigos de este tipo de máquinas es la cal del agua, que puede estropearlos sin remedio. ¿Qué podemos hacer? Lo primero, vaciar los depósitos de agua cuando no estemos usando estos aparatos. Después, utilizar cada cierto tiempo un producto descalcificador específico para pequeños electrodomésticos, siguiendo las indicaciones del fabricante. Si lo prefieres, puedes usar vinagre.

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