Jacqueline Kennedy y su hermana Caroline Lee Radziwill encontraron en esta casa de las Bahamas (Liford Cay) el refugio ideal para desconectar tanto en vacaciones como durante muchos fines de semana de invierno.
Rodeada de una vegetación exuberante, vistas espectaculares y salida directa al campo de golf, el ‘look’ tropical sofisticado llena cada uno de los rincones de tranquilidad y calidez. Ahora, que ha salido a la venta por cinco millones de euros, abrimos sus puertas buscando el estilo inconfundible de la exprimera dama.
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Minor Cay (Liford Cay, Bahamas) fue construida a principios de los años 60. Renovada en 2017, la decoración corrió a cargo de la diseñadora de interiores, Amanda Lindroth, una experta en este tipo de construcciones. Propiedad del matrimonio Heinz (dueños de la famosa marca de kétchup), hasta los 80, momento en el que se la vendieron al escultor John Safer, durante la década de 1970, Jackie y Lee encontraron en esta mansión un paraíso. Esta gran terraza con dosel, que parece una isla colgante, viene a confirmar su espíritu paradisiaco.
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El estilo tropical se adueña de los interiores, creando ambientes tranquilos y acogedores, conectados directamente con la naturaleza mediante grandes correderas de cristal, vestidas con estores y cortinas. Con un techo de madera machihembrada y moqueta de sisal, el salón con comedor se convierte en el corazón de la vivienda. Distribuido en zonas diferentes, el estar, delimitado visualmente por una gran alfombra, se ha situado frente a la chimenea de piedra. Una butaca Peacock de color azul, un clásico de este 'look', acapara las miradas.
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El binomio blanco y azul, las rayas (al más puro estilo marinero) y las piezas de fibras vegetales, como las mesitas de bambú o las lámparas de pie, ayudan a crear en el salón un rincón lleno de encanto, ideal para echar la siesta o leer un libro en las horas más calurosas del día. Una única fotografía sin marco es (casi) el único objeto decorativo del ambiente.
Debido al buen tiempo, la vida en Minor Cay se hace fuera de casa, por lo que el comedor de interior es pequeño, en comparación con el resto. Con una mesa redonda de bambú y sobre de cristal, cuatro sillas pintadas de blanco y una lámpara de techo de fibras vegetales, el aparador azul con ruedas encaja a la perfección en la estética caribeña sofisticada del espacio, demostrando que se puede ser útil, sin perder estilo.
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La cocina principal, la vivienda posee dos, apuesta por el color blanco en mobiliario, suelo y encimera de mármol de Carrara, mientras que la pared de madera y los electrodomésticos en acero aportan la nota de ‘color’. La gran cantidad de armarios y gavetas ofrecen una gran capacidad de almacenaje, ideal para una cocina de varios miembros.
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El dormitorio principal, ubicado en el primer piso, mantiene el estilo tropical de los espacios comunes. Los muebles y la moqueta de fibras vegetales, junto con el dúo cromático azul y blanco proporcionan un ambiente cálido, en el que siempre tendrás la sensación de vivir siempre de vacaciones. La cama con dosel muestra la versión más sofisticada de la decoración caribeña.
Luminoso, blanco y espacioso, el cuarto de baño del dormitorio de matrimonio es perfecto para desconectar y relajarse. Decorado con pocas piezas y sin mueble bajolavabo, destacan especialmente la bañera exenta, la ducha XL y los auxiliares y cestos de fibras vegetales. La escultural lámpara de techo es el broche ‘chic’ de un espacio con carácter práctico.
En esta habitación, el binomio azul y blanco del dormitorio de matrimonio se sustituye por un tono coral, muy ligado al Caribe y al mar. Una cama con dosel es también protagonista del espacio, compitiendo con un gran cuadro que viste una de las paredes. Con salida a una terraza, las espectaculares vistas son un plus decorativo.
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La espectacular mansión donde Jackie pasaba periodos vacacionales es un verdadero refugio para el descanso, gracias tanto a su ubicación (Bahamas es un verdadero paraíso) como a su decoración cálida y relajada, diseñada para disfrutar. Así, esta sala de ocio con mueble bar se abre a una terraza cubierta, que favore la vida al aire libre y conecta el interior con el exterior, gracias a las puertas correderas.
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Rodeada de una vegetación exuberante con grandes palmeras y frondosas especies de la zona, la piscina, que bordea tres de los cuatro lados de Minor Cay, es la niña bonita del exterior. A su alrededor se han creado diferentes zonas para disfrutar de agradables veladas al aire libre.
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Esta segunda cocina, situada en la planta baja al lado del porche, es perfecta para las comidas que se hacen al aire libre, ya que su cercanía evita paseos innecesarios y facilita el día a día. Su papel azul de motivos tropicales es un guiño al Caribe y a un estilo de vida más relajado. Llama la atención tanto la moqueta como las cuatro vinotecas bajo la encimera.
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