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Pueden surgirte dudas viendo todas las posibilidades que permiten los suelos vinílicos. Quizá tienes reticencias. En este artículo te ayudamos a despejar dudas para que sepas qué suelo es el que más va contigo entre laminado o vinílico. Tienen caracterísiticas que comparten y otras muy diferentes. Lo mejor es contar con toda la información para decidir. Comparamos y hacemos el estudio entre estos dos pavimentos por ti.

 

Suelo laminado vs suelo vinílico. ¿Qué son?

Un suelo laminado está fabricado con varias capas. La que se ve es la más resistente al desgaste y protege la capa del diseño (la que le da color y estilo). Se presenta en lamas de diferentes largos y grosores. El precio va desde los 15 €/metros cuadrado hasta los 45 € en función del modelo, sus características y medidas.

 

Los suelos vinílicos están realizados en policloruro de vinilo, PVC y se presenta en lamas y losetas. Su precio oscila entre los 8 €/metro cuadrado y los 35-50 €.

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La instalación de cada tipo de suelo

Para instalar un suelo laminado necesitas una superficie dura, lisa y nivelada, como en el caso de un suelo vinílico. Si cuentas con una tarima flotante, deberás retirarla en cualquier caso para instalar tanto un suelo laminado como uno vinílico. Si lo haces sin retirar la antigua, cualquier problema con el suelo existente, tanto de humedades como de movimiento, afectará al nuevo suelo que instales.

 

Sobre un suelo cerámico puedes instarlar cualquiera de los dos suelos. El suelo laminado requiere de una base previa que se coloca entre el laminado y la superficie, una especie de capa o espuma aislante que también amortigua la pisada. Hay de diferentes tipos (según aislamiento y material) y deberás sumar los metros necesarios al presupuestos. El  suelo laminado se instala directamente sobre el suelo, sin capa intermedia.

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¿Qué herramientas necesitas para la instalación de cada suelo?

Puede que esto también te ayude a decidir si vas a hacer tú la instalación del suelo. El suelo laminado, que se presenta en formato lamas, se corta con sierra, serrucho o con herramientas de corte específicas (una guillontina de corte de suelo laminado). Cualquier se puede encontrar en grandes superficies de bricolaje. El suelo vinílico, por su parte, se corta con cúrter (uno robusto) y una regla. Solo se necesita hacer la marca en el lugar de corte, colocar la regla y cortar con cúter. Se presenta en varios formatos según el modelo, no solo lamas. Esto es lo que hace que muchas veces se indique que el suelo vinílico es de fácil instalación. No precisa capa intermedia y se corta con una herramienta que generalmente tenemos en casa. Aunque es importante saber que a la hora de hacerlo tú mismo, en ambos tendrás que retirar un suelo flotante si existe.

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El nivel de resistencia y durabilidad

Tanto en el caso de los suelos laminados como en el de los vinílicos tienes diferentes categorías en función de su uso y resistencia al desgaste. Siempre debes fijarte en esta características, una de las que hace que los precios varían de un modelo a otro dentro de la misma categoría. Los hay para un uso moderado hasta un uso extremo, incluso pensando en el desgaste de un local comercial o para viviendas con mascotas. En el caso de los suelos laminados, es frecuente que veas esta indicación con las letras AC seguidas de un número. Cuanto mayor sea el número, más resistencia tendrá el suelo.

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¿Aptos para soportar condiciones de humedad?

Este detalle es importante según la estancia en la que vayas a instalar el suelo. Para cocinas y baños debes tenerlo muy en cuenta. Todos los suelos vinílicos resisten la humedad y se pueden limpiar con agua y jabón. Sin embargo en los suelos laminados también hay diferencias eneste aspecto entre modelos. Para cocinas y baños hay modelos específicos resistentes a la humedad (hidrófugos). También ambos suelos -laminados y vinílicos- los  encontrarás ignífugos. En general un suelo laminado se puede fregar con la fregona muy escurrida para que no soporte humedad (que seque rápido), aunque es preferible como limpieza habitual usar mopa. Esto cambia según la resistencia a la humedad del suelo.

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Sistema de clic frente a adhesivo o clic

Los suelos laminados llevan un sistema de instalación que se denomina de clic, es decir, cada una de las lamas se fija a la siguiente con este sistema. Así quedan perfectamente juntas. Los suelos de vinilo pueden llevar este sistema en clic (no se pegan al suelo) también o ser adhesivos (se retira el papel protector del pegamento y se pegan entre sí unas piezas  a otras, lamas o baldosas).

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El grosor de cada uno de los suelos

Otra de las diferencias entre un suelo y otro es el grosor de las piezas y la altura total que aportan al  suelo. En el caso de los suelos laminados suelen ser más gruesos. La altura total es la que aporta el suelo más la capa aislante que se instala debajo. Además hay diferentes densidades (cuanro más gruesas sean las láminas, más resistente será el suelo). En el caso de los suelos vinílicos suelen tener en general el mismo grosor y es menor que el de los laminados (no están fomados por varias capas). Además, al pegarse o instalarse directamente sobre la superficie el grosor o altura que aporta es la del suelo en sí (unos milímetros). Ten en cuenta este detalle según vayas a instalar el suelo sobre uno existente -porque se pueda- o al retirar el modelo antiguo porque afectará, por ejemplo, a las puertas de la vivienda.

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El acabado de los suelos, más o menos opciones

Dentro de los suelos laminados encontrarás cientos de diseños en acabado madera: más o menos natural, teñida, oscura, con vetas más o menos marcadas, en tonos madera clara y oscura, grisáceos, blanqueados… pero siempre con aspecto madera. En el caso de los suelos vinílicos tienes también muchas opciones que imitan madera siendo PVC, con un resultado bastante realista, que imita incluso la textura del veteado de la madera natural (en la imagen tienes un ejemplo de suelo vinílico imitación madera). Pero además, aquí se abre el abanico a otro tipo de acabados que imitan piedras, que se tiñen de color, acabado baldosa hidráulica, cemento…

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Otras características en las que fijarte

Tanto suelos laminados como vinílicos los encontrarás con características que suman como tratamientos antibacterianos  (piensa que ambos suelos se pisan con zapatos que vienen de la calle), también hay diseños antiestáticos (que ayudan a que no se acumulen las pelusas y el polvo) o antideslizantes (útil en estancias donde preveas que habrá humedad, como el baño, así evitas resbalones). Lee con detenimiento estos detalles antes de elegir el suelo porque son añadidos que hacen mejor la elección.

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Suelos que suben por las paredes

En el caso de que quieras un efecto continuidad en una pared para crear un zócalo o revestir el frente de un mueble o murete de separación (fíjate en la fotografía que abre este tema en la que se ve cómo el suelo oscuro se prolonga en una isla de cocina), el revestimiento vinílico te permite llevarlo del suelo a la pared mientras que un suelo laminado no se instala más que como pavimento. Si quisieras lograr el efecto podrías combinarlo con un cerámico o, directamente, con una baldosa vinílica. 

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