La vuelta a la rutina tras el descanso navideño suele llegar cargada de prisas. Por eso cada vez hablamos más de casas que no sólo se ven bonitas, sino que también se sienten bien: hogares que bajan el ritmo, nos acogen al final del día y nos devuelven algo de tiempo y de calma.
Preparar tu casa para un año slow no exige grandes reformas, sino muchas pequeñas decisiones conscientes: ordenar con intención, elegir materiales naturales, crear rincones de descanso y apostar por ambientes que reduzcan el ruido —visual y mental—.
© MobalpaOrden consciente: vacía, revisa y quédate sólo con lo que suma
El primer gesto de una casa más slow es liberarla de lo que ya no necesitas. Antes de pensar en comprar nada, dedica tiempo a vaciar cajones, baldas y armarios, agrupar por categorías y revisar con calma qué se queda y qué se va. El objetivo no es tener una casa minimalista de revista, sino una en la que cada objeto tenga sentido y un lugar claro.
Menos cosas a la vista significa menos polvo, menos tiempo de limpieza y menos ruido visual, lo que repercute directamente en tu sensación de bienestar al llegar a casa después de un día intenso. En la imagen, espacio decorado por Mobalpa.
© Diago HomeZonas de calma: rincones para bajar revoluciones
Una casa slow siempre reserva, aunque sea en pocos metros, algún rincón para parar. Puede ser una butaca junto a la ventana, un banco en el dormitorio o una alfombra con cojines en el salón. Añade una lámpara de luz cálida, una manta agradable al tacto y una pequeña superficie para apoyar un libro o una taza de té. Señalizar estos rincones con piezas suaves y acogedoras envía un mensaje muy claro: aquí se viene a bajar el ritmo. Salón proyectado por la arquitecta Mónica Diago con piezas de su colección Diago Home.
© DecowoodTextiles naturales: confort que se ve y se siente
Los textiles tienen un impacto directo en cómo percibimos un espacio. Elegir fibras naturales como el algodón, el lino o la lana —mejor si son orgánicas o con certificaciones de producción responsable— mejora la sensación de confort, ayuda a regular la temperatura y reduce el contacto con tejidos sintéticos. Renueva fundas de cojín, mantas, cortinas y ropa de cama con una paleta suave y tejidos que apetezca tocar.
Además de ser más agradables para la piel, muchos de estos materiales son más duraderos, lo que también es una decisión sostenible: compras menos, pero eliges mejor. Propuesta decorativa para el salón, de la firma Decowood.
© Jal LuxColores que calman: la paleta 'slow' de la temporada
El color influye en nuestro estado de ánimo, y la decoración consciente lo tiene muy en cuenta. Para crear ambientes relajantes, funciona especialmente bien combinar una base de neutros cálidos (beige, arena, rotos, grises suaves) con toques de verdes y azules apagados que remiten a la naturaleza y ayudan a bajar pulsaciones.
Si te cuesta renunciar al color, llévalo a detalles fáciles de cambiar —cojines, láminas, jarrones— y deja las superficies grandes (paredes, sofá principal, alfombra) en tonos serenos que no cansen. Así tu casa seguirá respirando calma, incluso cuando cambies de caprichos decorativos. Salón diseñado por el estudio de interiorismo Punto y Seguido.
© Amador TorilLuz natural y luz cálida: el equilibrio perfecto
La luz es una de las herramientas más poderosas para crear una casa slow. Durante el día, despeja al máximo las ventanas, evita cortinas demasiado pesadas y usa visillos ligeros que filtren sin restar claridad. Por la tarde y la noche, apuesta por varias fuentes de luz indirecta —lámparas de sobremesa, de pie, tiras led ocultas— con bombillas de temperatura cálida (en torno a 2700–3000 K), que resultan más relajantes que las frías. Salón diseñado por Studiomac con estilismo de Cristina Rodríguez Goitia.
© Lupe Clemente FotografiaNaturaleza dentro de casa: plantas y materiales vivos
Incorporar naturaleza a la decoración va mucho más allá de una moda. Las plantas aportan vida, color y cierta sensación de frescor, además de animarte a cuidar de algo que crece a su propio ritmo (un buen recordatorio anti-prisas). Elige especies adaptadas a la luz de tu casa y a tu nivel de experiencia —mejor pocas y bien cuidadas que muchas descuidadas— y combínalas con macetas de cerámica, fibra o terracota.
Refuerza esa conexión con materiales vivos: madera, piedra, mimbre, ratán… crean texturas orgánicas, acogedoras y atemporales que encajan muy bien con la filosofía slow y con una decoración más sostenible. En la imagen, showhome de El Quintanar Levitt en Las Rozas, un proyecto con viviendas diseñadas por el prestigioso Estudio Lamela y diseño interior a cargo de COMAD Arquitectura y Diseño.
© El Corte InglésMateriales sostenibles: elegir mejor para consumir menos
La decoración consciente prioriza muebles de madera certificada (como FSC), producciones locales, piezas artesanales y materiales reciclados o reciclables. Valora recuperar o actualizar muebles que ya tienes, o apostar por piezas de segunda mano y vintage, que aportan personalidad y evitan generar nuevos residuos.
A la larga, invertir en menos piezas, pero de mayor calidad y mejor origen no sólo es más respetuoso con el medio ambiente, también produce hogares más coherentes y serenos, alejados del ciclo de compra impulsiva y cambio constante.
© La OcaMenos ruido (también digital): acústica y orden visual
El ruido, literal y visual, puede hacer que una estancia resulte agotadora. Materiales como alfombras, cortinas gruesas y tapicerías ayudan a absorber sonido y hacen los espacios más acogedores. A nivel visual, intenta que las superficies principales (mesas, encimeras, aparadores) no estén siempre llenas: reserva cestas, cajas y muebles con puertas para guardar lo que no necesitas tener a la vista.
Y añade un plus slow: decide zonas de la casa donde el móvil y las pantallas no entren, o establece horarios sin notificaciones. Decorar también es decidir qué no quieres ver continuamente. Zona de estar con mobiliario de La Oca.
© IKEADormitorio 'slow': el santuario del descanso
Si hay una habitación clave para esta propuesta de encarar el año con más tranquilidad, es el dormitorio. Mantén el mobiliario en lo esencial, evita acumular ropa a la vista y elige una paleta muy suave, casi apagada, que invite al descanso.
Una buena base de colchón y almohada, sábanas de algodón o lino y una iluminación regulable marcan la diferencia. Intenta conservar la mesilla despejada, con sólo lo imprescindible. Convertir el dormitorio en un lugar coherente con el descanso mejora la calidad de sueño y tu capacidad para afrontar el día siguiente con menos estrés. Dormitorio decorado por IKEA.
© Stella RotgerPequeños rituales diarios: la casa como aliada del bienestar
La decoración consciente no termina cuando colocas el último cojín. Para que tu casa te ayude de verdad a vivir un año más slow, necesita integrarse en tus rutinas. Puedes preparar una bandeja bonita para tu café de la mañana, dejar siempre un plaid sobre el sofá para tu momento de serie preferida, encender una vela de cera natural al final del día o tener una cesta en la entrada donde dejas bolso, llaves y preocupaciones. En la imagen, terraza proyectada por Punto y Seguido con estilismo de Sol Van Dorssen.




