Armarios que parecen paneles, frentes de cristal que exhiben la vajilla o puertas con molduras elegantes: así se integran los nuevos armarios vajilleros en comedores actuales. Un tipo de mueble que está en tendencia y soluciona mucho el almacenaje en esta estancia.
Este tipo de solución puede, de entrada, imponer respeto (¿no hará el comedor más pequeño?, ¿no será demasiado pesado?), pero que bien resuelto se convierte en el gran aliado del orden y en un potente recurso decorativo. Sobre estas líneas, un diseño a medida de Pilsferrer.
© Fernando MallorquínUn armario en el comedor: todas las ventajas
Colocar un gran armario en el comedor, en lugar del típico aparador bajo, tiene una ventaja clara: concentrar todo lo relacionado con la mesa en un único lugar, bien organizado y protegido del polvo. Vajilla de diario y de fiesta, bandejas, copas, cubertería, mantelería, servilletas, velas, bajoplatos… todo se guarda en vertical, a mano y con una lógica propia.
"El comedor dejó de ser un simple espacio funcional y pasó a ser una extensión del estilo de vida. Un armario grande —no un aparador— te permite llevar esa idea al siguiente nivel. Aporta arquitectura, no solo almacenamiento. Un volumen de gran escala puede convertirse en el eje visual del espacio, unificar materiales y dar presencia", explica Camilo Sighinolfi (@camilosighinolfidesigner), experto en diseño de interiorismo y arquitectura interior. “Además, te permite esconder o exhibir lo que quieras: desde vajilla especial hasta cristalería fina, e incluso integrar elementos inesperados, como una cava de vinos climatizada", como la del proyecto que aparece sobre estas líneas, un apartamento ubicado en Bogotá (Colombia), diseño del propio Sighinolfi.
© ArmariolandiaMateriales que funcionan bien en un armario vajillero
La elección del material es clave para que el armario se integre con el estilo del comedor. La madera, en tonos medios o claros, aporta calidez y encaja tanto en ambientes clásicos como contemporáneos. En acabados muy oscuros o muy veteados conviene compensar con paredes y textiles más ligeros para que el conjunto no se vea pesado.
Los frentes lacados en tonos neutros —blanco roto, crema, gris cálido, greige— son una apuesta segura cuando se busca un efecto más arquitectónico y discreto. “Si queremos que el armario prácticamente desaparezca, lacarlo en el mismo tono de la pared es un recurso infalible”, apunta Sighinolfi.
También se pueden combinar materiales: estructura en madera, frentes lacados, laterales en cristal, o incluso introducir paneles estriados o texturizados en algunos paños para dar ritmo sin recargar. En comedores de estilo más rústico o mediterráneo, funcionan muy bien las maderas claras cepilladas, que dejan ver la veta y se sienten más naturales. Este es un diseño a medida realizado por los diseñadores y carpinteros de Armariolandia.
© Javier Calleja RoviraPuertas: camufladas, de cristal o con efecto sorpresa
"Las puertas son el lenguaje del armario, y dependiendo de cómo se diseñen pueden convertirlo en fondo o en foco", explica Camilo Sighinolfi, que colabora con la firma Gunni & Trentino desde hace 17 años. Él trabaja con madera con veta marcada y diseños en relieve "que aportan ritmo y sofisticación"; puertas de vidrio —transparentes o ahumadas— "cuando quiero mostrar el interior, como en las cavas de vino. La iluminación interna hace magia"; texturas especiales (lacados mate profundos, tonos tierra, o incluso paneles tridimensionales que reaccionan a la luz); y puertas ocultas o de gran formato, "que generan un efecto arquitectónico muy limpio".
"Una idea sorprendente que utilizo mucho es convertir el armario en una pieza híbrida: no solo almacenamiento, sino también vitrina, cava, bar, o incluso un pequeño espacio de degustación. Ese giro inesperado convierte el comedor en una experiencia, no solo en un lugar para comer", remata.
Este proyecto es del estudio de arquitectura Pilsferrer Estudio. Su fundadora, Pilar García-Ferrer, señala sobre este mueble que "las alacenas de comedor han dejado de ser un simple armario para convertirse en una pieza arquitectónica más dentro de la vivienda. Con sus carpinterías trabajadas y proporciones muy cuidadas, funcionan como un elemento decorativo en sí mismas". Y añade que "existen múltiples formas de abordarlas: combinar puertas ciegas con vitrinas es un recurso que utilizamos con frecuencia. Las primeras permiten ocultar lo menos estético —manteles, cubiertos o esa vajilla más discreta— mientras que la parte acristalada deja lucir las piezas que sí merecen protagonismo: vajillas escultóricas, cristalerías especiales, piezas antiguas, plata… incluso un libro bien colocado aporta orden y carácter".
© maria pujolArmario a medida en el comedor: integrarlo en la arquitectura
La clave de estos armarios está en que parezcan pensados para el espacio, no colocados sin más. Por eso, siempre que sea posible, conviene apostar por un diseño a medida, adaptado al ancho del muro, la altura del techo y los obstáculos (pilares, radiadores, ventanas cercanas…). En algunos casos, el armario puede prolongar la línea de una puerta, absorber un pilar incómodo o alargar su diseño hasta la cocina o salón.
Este es un diseño a medida de Albert Ramoneda Studio, realizado en roble emblanquecido con una zona abierta de estantería, con estilismo de Mar Gausachs.
© Amador TorilLa distribución interior: que cada pieza tenga su lugar
Es en el interior donde se juega la funcionalidad. Antes de diseñar baldas y cajones, conviene hacer un pequeño inventario sobre qué necesitas guardar. En función de eso, se planifica la distribución:
- Baldas regulables con una altura de unos 28-32 cm para platos apilados.
- Estantes algo más altos (35-40 cm) para fuentes, bandejas y piezas de servir.
- Baldas específicas para copas, con suficiente altura para las de vino tinto y las de cava (unos 28-35 cm), y si es posible, con sistemas antideslizantes.
- Cajones o cestas extraíbles de 15-25 cm de alto para mantelería doblada y servilletas.
- Cajones más bajos y compartimentados para cubertería, bajoplatos individuales, posavasos y accesorios de mesa.
Cuanto más pensado está el interior, más ordenado se mantiene con el uso diario. Además, una buena idea puede ser separar la vajilla que se usa a diario de la que se reserva para ocasiones especiales, y aprovechar las zonas más bajas para las piezas más pesadas. Si el armario es muy alto, los estantes superiores se pueden destinar a aquello que se usa solo en fiestas (vajilla de Navidad, manteles especiales, centros de mesa voluminosos), guardado en cajas etiquetadas para localizarlo rápido. En la imagen, una propuesta del estudio Studiomac con estilismo de Cristina Rodríguez Goitia.
© Belén ImazMedidas orientativas para un armario vajillero en el comedor
Aunque cada proyecto es distinto, hay medidas orientativas que ayudan a que el armario resulte cómodo y proporcionado:
- Profundidad. Para vajilla y cristalería, una profundidad de 40-45 cm es muy práctica: permite guardar platos grandes y copas sin que queden demasiado al fondo. En comedores pequeños, se puede reducir a 35 cm en algunas zonas (por ejemplo, la parte superior) para aligerar. Si se reutiliza un armario tipo dormitorio con unos 55-60 cm de fondo, conviene organizar bien el interior para que no se pierdan cosas al fondo y usar bandejas extraíbles.
- Anchura. Es preferible dividir el frente en módulos de 60 a 90 cm de ancho, en lugar de una sola puerta muy grande. Así las bisagras trabajan mejor y el uso diario es más cómodo. En frentes muy largos, alternar módulos ciegos y de cristal evita una sensación monótona.
- Altura. Aprovechar de suelo a techo (en torno a 240-270 cm, según la vivienda) multiplica la capacidad. La parte central, entre unos 80 y 180 cm de altura, es la zona más cómoda y debe reservarse para lo que más se utiliza.
Sobre estas líneas, un proyecto de De La Villa Studio con una vitrina diseñada a medida en toda una pared del comedor, de suelo a techo.
© María del Valle InteriorismoLa clave para que no resulte un mueble a medida pesado según Camilo Sighinolfi
Ante el miedo de que un armario "de gran capacidad" en el comedor se convierta en una pieza pesada, el diseñador de interiores Camilo Sighinolfi recuerda que "la clave es entender el armario como arquitectura camuflada, no como un mueble pesado. Trabajo mucho con lamas, texturas continuas y puertas que se integran con la pared para que el volumen respire y se perciba ligero".
Y algo que siempre indica el experto a sus clientes es que "un volumen grande no necesariamente hace un espacio pequeño. A veces, un solo gesto contundente ordena y limpia visualmente más que varios muebles pequeños compitiendo entre sí". En la imagen, un diseño de María del Valle Interiorismo.
© CRISTINA GOLEMANVitrinas simétricas y tonos empolvados para un comedor muy calmado
En este comedor, diseñado por Maricarmen Parra Interiorismo, el frente de armarios se organiza con dos vitrinas gemelas que abrazan la pared central lisa, creando una simetría muy serena. Los frentes, en un tono topo cálido, dejan ver el interior de madera clara y se rematan con unos tiradores alargados en acabado cobrizo que dan el toque sofisticado justo.
Las baldas se utilizan para combinar vajilla con libros y pequeños jarrones, una buena idea si quieres que tu armario vajillero no parezca solo almacenaje sino también librería y galería decorativa.
© Lourdes MartínezPanelado cálido y vitrina ligera
Aquí el almacenaje se resuelve con un juego de contrastes muy interesante: por un lado, un panelado acanalado en madera, que aporta textura y calidez y puede ocultar puertas o pequeños registros; por otro, una vitrina estrecha con perfilería negra y cristal que deja a la vista la cristalería más especial. La combinación funciona muy bien cuando no quieres llenar toda la pared de armarios, pero sí necesitas un plus de capacidad. Es una propuesta de interiorismo de Lourdes Martínez Nieto, proyecto en el que Gunni & Trentino ha suministrado material para el hogar e iluminación.
© Jordi MirallesUn nicho decorativo enmarcado por dos grandes armarios
Un comedor de aire rústico chic gana en capacidad de almacenamiento y diseño con un frente de armarios en madera aclarada. Los módulos altos dejan en el centro un nicho que funciona como aparador abierto, perfecto para apoyar fuentes, velas o una bandeja de bebidas sin tener que ir a la cocina.
Las cestas de fibras en la parte superior y los platos artesanales en la pared dan volumen y textura sin recargar, una idea fácil de copiar si quieres que tu armario del comedor se sienta cálido y vivido, no solo práctico. Es una propuesta del estudio Molins Design.
© María MiraUn panelado acanalado que esconde un armario (y casi no se ve)
En este espacio, diseño de Majo Flores, el armario del comedor se disfraza de panelado acanalado en roble natural y recorre toda la pared como si fuera un revestimiento arquitectónico más. Las lamas verticales estilizan la altura y aportan ritmo. Es una solución ideal cuando quieres mucha capacidad sin añadir volumen visual.
Si buscas serenidad, mimetizar el armario es una buena idea, como propone Camilo Sighinolfi "con panelados en el mismo acabado de la pared, sin tiradores visibles, casi desapareciendo. Es un enfoque muy elegante para comedores minimalistas o refinados". Aunque el estilo de este diseñador de interiores es más arriesgado y le gusta que ciertas piezas sean statement pieces: que el armario o la cava se conviertan en el corazón del espacio. "Cuando lo hago protagonista, lo trato como una escultura funcional: madera con volumen, vidrio, iluminación interior… algo que genere ese wow effect que transforma la experiencia del comedor".
© Javier Calleja RoviraUn remate curvo de madera que envuelve el comedor
Un mueble de este tipo puede ayudar también a fragmentar espacios amplios u organizar la distribución en plantas diáfanas. Este es un armario que se remata en un perfil curvo, diseño de Pilsferrer Estudio, creando una sensación envolvente. La madera recorre toda la pared, con puertas lisas, casi sin herrajes, que se mimetizan con el resto del panelado.
© Mónica Diago / LumierEl plus de la iluminación integrada
Si el armario a medida del comedor integra puertas de cristal tipo vitrina, "nos permite integrar iluminación interior, generando una atmósfera cálida y muy hogareña", recuerda la arquitecta Pilar García Ferrer. En este comedor luminoso, el armario se funde con la pared gracias a sus puertas estriadas blancas y al tirador casi invisible, pero reserva el gesto¡decorativo de las dos vitrinas con interior en madera e iluminación integrada. Es un diseño de la arquitecta Mónica Diago para Lumier.




