Adiós al rojo y al verde: los nuevos colores para decorar tu hogar en Navidad y salirse de lo habitual
Porque sí, son un clásico absoluto, pero no son la única forma de vestir la casa de fiesta. Descubre otras paletas con las que sumar un plus de estilo a tus estilismos festivos
Durante décadas, la decoración navideña ha hablado en rojo y verde casi por inercia: guirnaldas, bolas, manteles, lazos y hasta las velas parecían venir en pack cerrado. Y oye, sigue siendo una combinación preciosa y totalmente válida. Pero abrir el abanico cromático no implica renunciar a lo tradicional ni lanzarse a una Navidad futurista. Se puede mantener ese aire cálido, familiar y reconocible con otros colores, acabados y mezclas. Blancos con plata, pasteles delicados, madera natural… Opciones hay muchas y todas permiten crear ambientes navideños con personalidad, encanto y un punto sorprendente.
Además, cambiar la paleta no significa complicarse: incluso los pequeños detalles marcan la diferencia. Un camino de mesa en azul, unas velas en rosa empolvado o unas bolas de cristal tintadas pueden transformar por completo la sensación de la estancia. Se trata de mezclar con intención, jugar con luces y texturas, y equilibrar los colores para que la decoración respire y resulte acogedora. La Navidad no es solo el árbol, también lo es cada rincón y ahí es donde estos nuevos tonos pueden hacer magia.
Aquí van 10 propuestas para inspirarte y animarte a probar algo distinto este año.
Los tonos azules y rosas en versiones intensas dan muchísimo juego en Navidad. Quedan especialmente bien combinados entre sí o acompañados de lilas, amarillos o incluso naranjas en pequeñas dosis. En el árbol se ven espectaculares si se mezclan bolas lisas con otras de patrones gráficos: rayas, rombos, formas abstractas… El resultado tiene un aire contemporáneo, fresco y muy alegre. El verde del abeto aparece, claro, y no estorba en absoluto; al contrario, actúa como base neutra. Y si entre tanto color se cuela algún traje rojo de Papá Noel, mejor que mejor: aporta ese guiño clásico que equilibra el conjunto.
Está claro que el azul es uno de los favoritos a la hora de sustituir al rojo y verde en Navidad, y lo mejor es que admite un montón de combinaciones. En este caso, se mezcla con plata, un binomio que se ha convertido en una opción ideal para interiores de aire nórdico. Evoca paisajes invernales, hielo, cielo nocturno… un look en el que encajan a la perfección figuras como este pingüino de Leroy Merlin, renos estilizados o incluso un Papá Noel reinterpretado.
En los últimos años, los cascanueces, o Nutcracker, han ganado protagonismo y no solo en rojo, azul o dorado. Hoy se ven en amarillo, fucsia, naranja o incluso transparentes, reinterpretando esa figura alemana del siglo XVII que simbolizaba protección y buena suerte. Son geniales para recrearuna decoración divertida y muy visual, más aún si los colocas junto a adornos poco convencionales en forma de caramelos, corazones o estrellas, como se ha hecho en este propuesta de El Corte Inglés Home.
La chimenea es un escenario perfecto para jugar. Una composición de candeleros de distintos colores, alturas y estilos, tal y como vemos en este ambiente de Oliver Bonas, rompe cualquier rigidez. Las velas pueden ser mayoritariamente blancas para no saturar, aunque incluir alguna en tonos suaves o pastel es una idea estupenda para aportar dinamismo. La clave está en la mezcla: nada de simetrías estrictas ni combinaciones previsibles. Eso sí, el resto de la estancia debería acompañar con cojines, mantas o pequeños detalles en la misma línea cromática.
Las decoraciones monocromáticas en blanco siguen conquistando adeptos. Velas, candelabros, adornos de papel, estrellas, figuras recortadas… todo en una paleta clara que transmite calma y luminosidad. Este tipo de decoración conecta muy bien con una sensibilidad sostenible y minimalista, donde cada elemento cuenta. IKEA lo lleva años demostrando con propuestas que apuestan por materiales sencillos y reutilizables. El resultado es una Navidad serena, muy luminosa y perfecta para quienes prefieren ambientes despejados y sin estridencias.
Los acabados metalizados de color llaman la atención de inmediato. Estas figuras con forma de abeto de la firma Charles & Marie GmbH & Co. en rosa, amarillo y azul son un buen ejemplo. Son piezas con mucha presencia, así que conviene acompañarlas con blanco, madera clara o cristal transparente para evitar un efecto excesivo. Y otro consejo: mejor pocos y bien colocados sobre una estantería, una mesa auxiliar o como centro de mesa.
La madera natural es una de las mejores aliadas para salir del rojo y verde sin perder calidez ni esencia. Lo vemos en este rincón, decorado con adornos de la firma Bloomingville. Muy ligada al estilo nórdico, aporta sencillez y un toque acogedor que se percibe al instante. Queda especialmente bien con blanco: figuras de renos, estrellas, árboles estilizados o pequeños pueblos navideños. También encaja con textiles claros.
Las pantallas de lámparas en forma de estrella ya no se conforman con el blanco. Cada vez se ven en más colores y estampados. La firma Bungalow, por ejemplo, tiene desde diseños con dibujos más o menos discretos –como el que vemos sobre estas líneas– hasta modelos en azul intenso o fucsia. Colgadas en ventanas o rincones estratégicos, crean puntos de luz muy decorativos. Son perfectas para añadir color sin recargar y funcionan especialmente bien en espacios neutros que piden un toque especial.
El rosa dejó de ser una rareza navideña hace tiempo. Tiene fans fieles y sigue muy presente en adornos para el árbol, como estas bolas de la firma House Doctor, pero también en coronas, centros de mesa, velas o textiles. Queda igual de bien en solitario para un look delicado como con dorado, blanco o incluso burdeos para algo más sofisticado. Desde rosas empolvados hasta versiones chicle, hay opciones para todos los gustos.
El cristal de colores aporta un brillo distinto, más elegante y menos obvio. Desde portavelas como estos de IB Laursen, hasta bolas de Navidad, jarrones o pequeños objetos decorativos, las posibilidades son infinitas. Tonos ámbar, verde botella, azul cobalto o rosa viejo crean juegos de luz muy interesantes, sobre todo con velas encendidas. Mezclarlos con materiales naturales como la madera o el lino equilibra el conjunto. Es una forma sencilla desumar color y sofisticación sin caer en lo previsible.