El color de nuestra casa no solo amplía visualmente los metros, disimula imperfecciones o realza la decoración, sino que también influye directamente en nuestro bienestar y en nuestro estado de ánimo. Por eso, su elección no depende solo de si pega o no con el sofá, sino también de su capacidad para adaptarse a las necesidades de cada estancia.
En el dormitorio, su elección es aún más difícil, ya que debemos encontrar el equilibrio entre un remanso de paz y una habitación con vida y personalidad. Para encontrar esos colores que favorecen la calma, pero no resultan sosos y desapasionados, hemos hablado con José Manuel Fernández y Gerardo Malo, interioristas y fundadores de Punto M Estudio (www.puntomestudio.com). Estas son sus recomendaciones.
© Lupe ClementeUna paleta cromática a la medida
Elegir el color para el dormitorio (este es un proyecto de Punto M) no solo es cuestión de modas, gusto y estilo. En su elección también entra en juego su capacidad para crear una atmósfera que invite al descanso y nos ayude a conciliar el sueño. Elegir mal puede llevarnos a cierto desasosiego e, incluso, a noches en vela.
“El dormitorio debe ser el espacio donde la mente y la energía se calman. Y el color que lo envuelve tiene un papel decisivo. Hay tonos capaces de favorecer el descanso y otros que conviene evitar porque pueden generar intranquilidad. La luz y la proyección de esta en los colores también influye profundamente en la sensación final del espacio”, señalan los expertos.
© La Redoute InterieursBeige: un acierto en puertas y elementos fijos
El beige es uno de esos colores que vale para todo. Imprescindible en la casa actual, en el dormitorio se encuentra a gusto, ya que favorece la calma y la serenidad. José Manuel Fernández y Gerardo Malo le dan una vuelta de tuerca. Así, ven en él un gran aliado "para las puertas y elementos fijos. Unifica el plano visual y reduce el ruido cromático. Además, aporta serenidad y hace que la habitación se sienta más acogedora".
En esta propuesta de La Redoute Interieurs lo encontramos en paredes, puertas y molduras. Para evitar caer en el aburrimiento, el marrón chocolate se apodera de la ropa de cama y los cojines.
© Punto MNeutros suaves: los más tranquilos
Si hay una paleta cromática que funcione siempre, sea fácil de integrar y no tenga problemas de adaptación, esa es la de los neutros. En el dormitorio, los expertos apuestan por “los suaves, ya que preparan la mente para descansar. Colores como blancos rotos, grises claros y beiges fomentan el descanso. Además, relajan la vista, bajan la estimulación y generan una atmósfera tranquila”,
Sin olvidar que difunden una luz suave, aportando calidez al espacio, sin hacerlo pesado, y que amplían visualmente la habitación. En esta propuesta de su estudio visten paredes, ropa de cama, cortinas y suelo, creando un ambiente sereno, equilibrado y muy elegante. Otra de las cualidades de los neutros.
© TegarTierra: en contacto con la naturaleza
La gama de los tierra, incluido el 'mocha mousse' (color Pantone 2025), es una buena alternativa para el dormitorio. A sus miles de tonalidades y matices, se les suma su capacidad para crear hogar al instante, como ocurre en esta propuesta de Tegar.
Los interioristas no lo dudan: “Los tonos tierra, arena y topo son envolventes y naturales. Estos colores evocan materiales orgánicos y paisajes cálidos. Son tonos que abrazan, crean un ambiente estable y equilibrado, ideal para quienes buscan un dormitorio que funcione como refugio en calma”
© IKEACombinaciones que funcionan
Tan importante como elegir el tono idóneo es saberlo mezclar con el resto de elementos y textiles de la habitación, ya que actúan y se visualizan como un todo. Debes encontrar combinaciones de color bonitas que funcionen y recurrir a fórmulas infalibles. La de emplear un mismo tono en distintos soportes, que logra que se vean personales y distintos, o utilizar el mismo en distintas intensidades, son dos de ellas
Los expertos tienen la mezcla ideal para el dormitorio: “El combo perfecto es: gris piedra más madera natural más lino crudo. Tiene la calidez justa, sin volverse pesada, y mantiene una elegancia relajada, que nunca pasa de moda”. Esta propuesta de IKEA es la prueba de la buena relación de estos tonos y su estilo innato.
© LaskasasTonalidades muy intensas, siempre con precaución
Una habitación es un lugar de descanso y relajación, por eso hay ciertos tonos que, aunque no están prohibidos, son poco recomendables. “Los colores que debes evitar, aunque estén de moda, son los neones, saturados extremos y negro profundo. Cuando se trata del dormitorio, los colores demasiado intensos no funcionan, ya que interrumpen la armonía visual, cansan a la vista y generan inquietud”, aseguran los expertos.
Una buena forma de incorporar tonos profundos, como los de esta propuesta de Laskasas, es midiendo muy bien el efecto de la luz, usándolos en píldoras y jugando con el resto de tonos y materiales de la estancia.
© Lupe ClementeUn toque de color
Los tonos suaves siempre son una buena opción en el dormitorio, pero esto no supone que debamos renunciar a cierta dosis de vitalidad o de personalidad. Eso sí, siempre en su justa medida, para que no saturen ni invadan. “Para quienes necesitan un toque de color, lo mejor es introducirlo en pequeñas dosis. Un ocre, un azul grisáceo o un verde oliva suave añaden interés, sin romper el equilibrio”, aconsejan José Manuel Fernández y Gerardo Malo.
Recuerda que los azules claros, por ejemplo, evocan el cielo y el agua, dos elementos que tranquilizan al instante, mientras que verdes, como el oliva, el salvia o el almendra, no solo son colores de moda este año, sino que también ayudan a crear un ambiente acogedor.
Para dar esa pincelada puedes pintar la pared del cabecero de esos tonos, jugar con la ropa de cama o, como en esta propuesta de Punto M, introducir accesorios, como cojines y plantas, en estas tonalidades.
© Lupe ClementeLa luz también influye
A estas alturas nadie duda de la importancia del proyecto lumínico en una casa y de la capacidad de la luz para dar sensación de amplitud, elevar la altura, definir volúmenes, imprimir calidez y dotar a las estancias de un efecto envolvente. Y todo ello sin olvidar su razón de ser.
Los interioristas profundiza aún más en su relación con los ciertos tonos. “La luz es clave. Transforma los neutros porque cambian sutilmente, según pasan las horas del día. Con luz natural suelen verse más cálidos, mientras que, con artificial, adquieren matices fríos. Es parte de su encanto, son colores vivos y adaptables”. Tal y como ocurre en este dormitorio, obra de su estudio, donde, además de calidez, aporta un plus decorativo, lleno de estilo.
© DunelmTexturas: el aderezo final
Como broche final, los expertos apuestan por jugar con las texturas de los distintos elementos de la habitación. Una manera de evitar que los ambientes se vean planos que, además, despierta emociones y sensaciones. “Para completar la paleta, nada mejor que piezas que aporten textura. Cojines, cerámicas artesanales, arte textil o flores secas funcionan muy bien. Dan profundidad visual, sin invadir el espacio”, puntualizan.
En esta propuesta de Dunelm, la texturización del ambiente empieza por la propia cama tapizada, a juego con el cabecero y las mesitas de noche, en un tejido tipo borreguito, que envuelve el conjunto de calidez, y termina con los cojines o la alfombra. Un plus para el tono tabaco de la pared.




