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Ranúnculos: cuándo plantarlos y qué cuidados necesitan para una floración espectacular en primavera


Nada como una bella flor para dar vida a tu jardín. Los ranúnculos son una de esas especies que te enamorarán por su belleza y conquistarán por sus fáciles cuidados


Ranúnculo. © Debu55y - stock.adobe.com
23 de octubre de 2025 - 18:00 CEST

Los ranúnculos son unas exuberantes flores que transforman cualquier rincón del jardín en un pequeño oasis de color. Su aspecto delicado, con pétalos finos y perfectamente superpuestos, recuerda a una mezcla de rosa y peonía. Se trata de una especie muy elegida por los floristas por su durabilidad y su amplia gama cromática —desde blancos hasta anaranjados intensos— para crear ramos, pero también son ideales para jardines y para macetas. 

A esto se suma que los ranúnculos son muy resistentes y fáciles de cuidar si sabes cuáles son sus necesidades. Añádelos a tu jardín para sumar un toque elegante y sofisticado durante la primavera y primeros días del verano. Para conseguir disfrutar de su belleza te contamos todo lo que necesitas saber sobre sus cuidados. 

Ranúnculos. © Ruslan Gilmanshin - stock.adobe.com

Origen y características 

Procedentes del Mediterráneo oriental y Asia Menor, los ranúnculos (Ranunculus asiaticus) crecían de forma silvestre en praderas húmedas y soleadas. Esta flor bulbosa destaca por sus tallos erguidos, que pueden medir de unos 30 a 50 cm, que sostienen grandes flores llenas de capas de pétalos con tacto aterciopelado. Una de sus principales característica es la simetría perfecta y la gran cantidad de colores que ofrece: rosados, amarillos, rojos e, incluso, bicolores. 

Los ranúnculos florecen durante los primeros días de primavera y, aunque parecen frágiles, son capaces de resistir temperaturas suaves si reciben buena luz y un suelo drenado. 

Ranúnculos. © Cavan - stock.adobe.com

Variedades más populares 

Las variedades más cultivadas de ranúnculos son: 

  • Ranúnculos 'Bloomingdale', una variedad muy apreciada por su porte compacto y abundante floración. 
  • Ranúnculos 'Tecolote': los favoritos de los floristas gracias a sus grandes flores dobles y colores saturados. 
  • Ranúnculos 'Amandine': se adaptan a distintos climas e incluso son resistentes a temperaturas ligeramente más frías. 

En zonas cálidas puedes optar por variedades que florecen más temprano, extendiendo así la temporada de color en el jardín. Cada variedad tiene una altura, tono y tamaño de flor diferentes, por lo que podrás combinarlos fácilmente en diferentes zonas del jardín o borduras. 

Ranúnculo. © Debu55y - stock.adobe.com

Ubicación ideal 

El ranúnculo necesita una ubicación al sol para florecer plenamente, aunque conviene evitar las horas de sol directo más intenso del mediodía. Lo ideal es plantarlo en una zona con luz en el jardín donde pueda recibir unas seis horas de luz al día. Si vives en una zona muy cálida, es preferible elegir una zona con sombra parcial para conservar mejor sus flores. Si lo cultivas en macetas, busca un lugar protegido del viento y asegúrate de que las raíces no queden encharcadas. Los ranúnculos agradecen un entorno aireado donde la humedad no se acumule excesivamente. 

Ranúnculos. © Janice - stock.adobe.com

Temperatura adecuada 

Los ranúnculos prefieren una temperatura fresca. El rango ideal oscila entre 10 y 20 °C y soportan bien el frío moderado, aunque las heladas pueden dañarlas si no se protegen bien. En zonas frías, conviene plantar los tubérculos en interior o en un invernadero antes de llevarlos al exterior

En cambio, en regiones templadas puedes plantarlos directamente en el jardín a fines del invierno. Eso sí, ten en cuenta que si cuando empiece la primavera hay un golpe de calor, esto podría acortar su floración. En estos casos, lo mejor es trasladar las macetas a una zona más fresca y sombreada. 

Ranúnculos. © Yuliya - stock.adobe.com

Riego 

El riego es una de las claves del éxito en el cultivo de ranúnculos. Necesitan humedad constante, pero sin encharcarse nunca. Lo mejor es regar cuando la capa superficial de la tierra comience a secarse, evitando dejar agua acumulada en el fondo. Durante la floración, necesitan más agua, por lo que conviene regar con mayor frecuencia pero siempre con moderación. 

Si los cultivas en maceta, revisa a menudo el drenaje, ya que si el agua no fluye, las raíces pueden pudrirse con facilidad. Si instalas un riego por goteo o con pulverizador fino podrás mantener la tierra fresca y aireada. 

Ranúnculos. © womue - stock.adobe.com

Sustrato 

Los ranúnculos prosperan mejor si su sustrato es ligero, fértil y bien drenado. Una mezcla de turba, arena y compost garantizará la aireación y evitará el exceso de humedad. Si incluyes perlita o gravilla fina a la base mejorará el drenaje. Asimismo, prefiere suelos ligeramente alcalinos, con un pH de 7,5, aunque se adaptan bien a suelos neutros. 

Cuando lo cultives en el jardín, remueve bien la tierra y elimina restos de raíces o piedras. Y si lo haces en maceta, asegúrate de que los orificios de drenaje estén limpios y coloca una capa de guijarros en el fondo. 

Ranúnculos. © Galumphing Galah - stock.adobe.com

Abono 

Para que las flores de tus ranúnculos sean grandes y de colores intensos, es importante aportar una dosis regular de nutrientes. Antes de plantarlo, incorpora un fertilizante orgánico al sustrato como compost o humus de lombriz. Durante el crecimiento, es fundamental que apliques también un abono líquido rico en potasio y fósforo cada dos semanas que estimule la floración. 

Evita los productos con exceso de nitrógeno, ya que favorecen el desarrollo de hojas a costa de las flores. Si observas un debilitamiento del color o crecimiento lento, un abono equilibrado volverá a activar la planta. 

Bulbos de ranúnculos. © Maksims - stock.adobe.com

Plantación paso a paso 

Los ranúnculos se pueden plantar desde finales de invierno hasta principios de la primavera. Estos tubérculos, con un aspecto similar a pequeños pulpos, deben rehidratarse antes de sembrar, dejándolos en agua templada unas horas. Se plantan con las “patitas” hacia abajo, a unos 5 cm de profundidad, y con una separación de 10 a 15 cm entre cada uno. Después, cúbrelos con el sustrato y riega de forma suave. Asegúrate de mantener la humedad constante hasta que broten. 

En climas templados, las primeras flores comenzarán a florecer en marzo y hasta mayo, llenando el jardín de color. Puedes alargar la floración, escalonando las plantaciones cada dos semanas. 

Ranúnculos. © Africa Studio - stock.adobe.com

Cuidados tras la floración 

Cuando las flores comiencen a marchitarse, corta los tallos para evitar que la planta gaste energía en formar semillas. Así, concentrará sus reservas en el tubérculo. Y cuando el follaje empiece a amarillear, reduce gradualmente el riego. Cuando el sustrato esté completamente seco, extrae los tubérculos, límpialos y guárdalos en un lugar seco, ventilado y oscuro hasta la próxima temporada. 

Si vives en una zona con climas suaves, podrás dejar los tubérculos en el suelo cubiertos con una ligera capa de mantillo para protegerlos. 

Ranúnculos. © narautsu - stock.adobe.com

Plagas y enfermedades 

Aunque los ranúnculos son una planta bastante resistente, pueden ser atacados por pulgones, trips o ácaros, especialmente si el ambiente es muy secos o calurosos. Puedes tratar la planta con jabón potásico o aceite de neem para mantener estas plagas bajo control. 

En cuanto a enfermedades, las más comunes son los hongos que se producen por el exceso de humedad, como el mildiu o la botritis. Para estos casos, lo mejor es prevenir que aparezcan. ¿Cómo? Con un buen drenaje y riegos equilibrados. También es recomendable quitar las hojas secas o marchitas para evitar focos de infección: si el aire circula bien y mantienes la planta sana, disfrutarás de una floración espectacular sin complicaciones. 

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.