Natalia Vicente-Paternoy, paisajista: “Lo que llamamos malas hierbas solo son plantas que no están situadas en el lugar adecuado”
Las plantas silvestres se han convertido en la opción de muchos para crear jardines acogedores, llenos de vida y que necesitan menos mantenimieno. Nos lo cuenta la paisajista Natalia Vicente-Paternoy
Cultivar plantas silvestres en el jardín es una manera sencilla y efectiva de transformar tu espacio exterior sin la necesidad de recurrir a diseños complicados ni a cuidados complicados. Estas plantas, resistentes por naturaleza, se adaptan con facilidad al clima, al tipo de suelo y a los ritmos de crecimiento del entorno, lo que las convierte en una opción perfecta para quienes buscan un jardín lleno de vida sin grandes exigencias.
Su floración variada aporta movimiento, textura y color, creando un paisaje cambiante que evoluciona con las estaciones. Además, estas especies se encargan de atraer abejas, mariposas y otros polinizadores, que contribuyen a mantener un pequeño ecosistema saludable y equilibrado en tu jardín. Frente a las especies ornamentales más exigentes, las flores silvestres ofrecen una belleza auténtica, espontánea y sostenible. Hemos hablado con la paisajista Natalia Vicente-Paternoy que nos cuenta cómo conseguir un jardín con encanto natural, de bajo mantenimiento y un aire más libre.
Cada vez más se apuesta por incluir plantas silvestres en el jardín. Según Natalia Vicente-Paternoy, es una cuestión de “concienciación ecológica y practicidad”. Y es que este tipo de plantas se adaptan mejor al entorno, pero también necesitan menos mantenimiento.
De hecho, desde un punto de vista práctico, incluir plantas silvestres en un proyecto de paisajismo sin que el jardín se descontrole o pierda su estructura, “no solo es posible, sino que su uso aporta unas variaciones en colores y formas ideales para conseguir un jardín dinámico, capaz de sorprender con el paso de las estaciones”.
Eso sí, para mantener la estructura en el diseño, “hay que moderar el número de especies a utilizar, elegir bien las especies adecuadas, agrupar las mismas por áreas y jugar con la repetición por todas las zonas del jardín”, nos explica la paisajista.
Hay mucha gente que asocia las plantas silvestres con malas hierbas. “Lo que llamamos malas hierbas solo son plantas que no están situadas en el lugar adecuado, ya sea por motivos estéticos, económicos o por posibles alteraciones en la flora o la fauna locales. Para acertar hay que elegir, dentro de las especies locales, las que cumplan nuestros requisitos”. Y es no solo dar con ellas, sino también tener en cuenta las condiciones climáticas y características del suelo de la zona en la que vives.
El uso de plantas autóctonas en frente a llenar el jardín de plantas ornamentales tradicionales es una práctica muy beneficiosa, no solo para tu jardín, sino también para ti, ya que no tendrás que prestar tanta atención a sus cuidados. Según la experta en plantas, llenar el jardín de plantas nativas es “requiere menos cuidados, fomentará la biodiversidad, ayudará a los polinizadores, mejorará la calidad del suelo y promoverá el comercio local”.
Uno de los inconvenientes de un jardín de plantas silvestres es que puede dar sensación de abandono si no se trata con cuidado desde el primer día. Según Natalia, “con un diseño idóneo y un mantenimiento adecuado de poda de flores marchitas y hojas secas, como si de otras plantas ornamentales se tratara se evitará esa sensación”.
También es importante delimitar bien las zonas de siembra para que las especies no se mezclen de forma descontrolada y el jardín tenga una estética equilibrada. Puedes incorporar caminos de grava o borduras discretas para enmarcar el espacio y que las distintas zonas del jardín estén más delimitadas. Además, combinar especies de distintas alturas y tonos aportará estructura visual y conseguirá que el jardín conserve un aspecto cuidado incluso en las épocas de menor floración.
Uno de los factores que hay que tener en cuenta al elegir las especies que darán vida a nuestro jardín son los cuidados que necesita cada una. De hecho, un jardín con plantas silvestres requerirá mucha menos atención que uno compuesto por variedades exóticas o delicadas. “Si las plantas son autóctonas, son más resistentes a plagas y enfermedades y tienen menos necesidades nutricionales, ambientales e hídricas (ya que están adaptadas a su entorno natural)”, nos explica la paisajista.
Además, al estar acostumbradas a las condiciones climáticas de la zona, toleran mejor los cambios de temperatura y las épocas de sequía. Esto se traduce en un mantenimiento más sencillo, un consumo de agua mucho menor y un jardín más sostenible a largo plazo.
Si buscas un jardín mediterráneo que combine resistencia y naturalidad, lo ideal es apostar por especies autóctonas que ya estén adaptadas al clima seco y a los veranos intensos. En el grupo de las arbustivas, Natalia recomienda “el olivo, la encina, el lentisco y el cistus”, por su capacidad de soportar la sequía y su valor ornamental durante todo el año. En cuanto a las herbáceas, sugiere incluir “romero, tomillo, lavanda, salvia, amaranto y santolina”, especies aromáticas que aportan color, textura y un perfume inconfundible al jardín. Con esta selección conseguirás un paisaje muy característico del Mediterráneo que atraerá polinizadores esenciales.
Por último, entre las gramíneas, destaca “Stipa tenacissima, Oloptum miliaceum y Melica ciliata”, perfectas para dar movimiento, ligereza y un aspecto más natural al conjunto sin renunciar a la armonía visual.
Estas especies no solo son adecuadas para jardines amplios, también pueden integrarse con éxito en jardines más pequeños si se eligen bien. Para estos espacios de dimensiones más reducidas, la paisajista recomienda “todas las herbáceas y gramíneas sin problemas, y las arbustivas, realizando podas regulares de formación”.
Herbáceas como el romero, la lavanda o la santolina se adaptan muy bien a macetas y jardineras, aportando aroma y color sin ocupar demasiado espacio. Las gramíneas, por su parte, como la Stipa tenacissima o la Melica ciliata, son ideales para dar movimiento y suavizar los límites del jardín. En cuanto a las arbustivas, el olivo o el lentisco pueden cultivarse en versión compacta si se controlan sus dimensiones con podas ligeras.
Si estás pensando en llenar tu jardín de plantas silvestres, es importante saber por dónde empezar y qué errores conviene evitar. Según la experta, “hay que mirar alrededor. Usar plantas ya existentes en las zonas verdes y jardines cercanos y comprar en los centros de jardinería locales, donde venden plantas adecuadas para el clima de la zona”.
Un último consejo de Vicente-Paternoy es “utilizar especies que no se adapten con facilidad, ya que demandan cuidados que no garantizan su supervivencia”.