Si hay un material presente en nuestros hogares, al margen de estilos decorativos, ese es la madera. Sin embargo, a lo largo del tiempo ha pasado altibajos con épocas en las que no tenía rival con otras en las que parecía solo apta para estéticas rústicas. Ahora vive un momento de esplendor.
Para determinar su papel en la casa actual, hemos hablado con la interiorista Raquel Chamorro. La experta, con más de 25 años de profesión, ve en ella "no un simple revestimiento, sino un lenguaje que abre la posibilidad de crear atmósferas con mucho carácter”.
Descubrimos a través de esta entrevista, todo lo que siempre quisiste saber sobre la madera, quitamos fama de antigua a las tonalidades oscuras y frialdad a las claras y averiguamos cómo hacer que parqué y muebles vayan en sintonía.

¿Qué tiene la madera de especial que no tienen otros materiales?
La madera es un material noble y atemporal. Lo interesante es ver cómo dialogan las distintas tonalidades y vetas entre sí. Para conseguir espacios contemporáneos y con personalidad, busco un equilibrio: no me gusta que todo se vea plano ni monocromático porque entonces la riqueza del material se diluye.
Por eso, en mis proyectos (este es uno de ellos) suelo utilizar la superposición de contrastes cálidos y fríos. Por ejemplo, combino un nogal profundo y oscuro con un roble más claro. Esta mezcla genera movimiento. Así la madera oscura aporta sobriedad, mientras que la clara lo abre y lo ilumina. Esta fusión debe tener un hilo conductor, una línea arquitectónica, una textura compartida o un diálogo con materiales, como la piedra, el hierro o ciertos textiles.

¿Qué maderas son una apuesta segura?
Hoy en día, la madera que elijo en mis proyectos, como la de este baño, no responde solo a una moda pasajera, sino a su capacidad de generar atmósferas auténticas y con personalidad. Entre las más solicitadas se encuentran los robles naturales, que aportan claridad, suavidad y sensación de amplitud, ideales para interiores contemporáneos y minimalistas. El nogal (en tendencia) sigue siendo un clásico elegante, con su intensidad cálida amarronada.
También he trabajado mucho con especies tropicales y exóticas, como el ébano de Macassar, que posee vetas muy marcadas y contrastes naturales de color ,que crean composiciones visuales únicas, especialmente en muebles de alta gama o revestimientos de pared, que buscan un efecto escultórico. La teca es otra madera muy apreciada por su durabilidad y tonalidad cálida dorada. Ideal para espacios exteriores e interiores, en los que se busca robustez y, al mismo tiempo, elegancia.
Además, se llevan mucho los acabados que dejan respirar la veta: pátinas naturales, cepillados suaves o lacados mates, con algún golpe satinado, que realzan la textura, sin esconder la madera, conservando su autenticidad y su capacidad de transmitir calidez y lujo.

¿Las maderas oscuras son cosa del pasado?
¡En absoluto! Cuando se utilizan con conocimiento y equilibrio, son eternamente sofisticadas. El nogal oscuro, el wengué o el palisandro son especies que aportan profundidad y carácter. Lo que ha cambiado es la forma de integrarlas, ya no se emplean de manera masiva en toda la estancia, creando grandes superficies oscuras, sino en piezas individuales o mezcladas con otras de su familia o más claras. Esto permite que se perciba contemporánea, ligera y elegante, evitando la sensación de pesadez o 'pasado de moda', que es lo que solía asociarse con ellas.
Personalmente, me gusta combinar alguna pieza en nogal oscuro con otras en roble, algún 'golpe', de raíz de olmo decolorada, y diferentes texturas (piel, textil, metal, piedra, mármol, cristal...), que ofrecen un juego de contrastes que aporta modernidad y sofisticación, sin perder calidez.
Esta interacción de diferentes maderas es recomendable encargárselo a un profesional y no lanzarse a comprar muebles de distintos acabados, sin tener un buen proyecto en el que se estudie sus últimas implicaciones y su diálogo con los textiles, los metales y el estudio puntual de la iluminación. Así es como se trabaja en el Estudio Raquel Chamorro.

¿Es mejor elegir una sola madera como base o es mejor trabajar con dos o más?
Depende del efecto que busquemos, aunque lo que mejor funciona es escoger una madera dominante y después intercalar otras, consiguiendo el equilibrio perfecto. Así, se genera continuidad, calma y armonía visual. Sin embargo, jugar con dos maderas dominantes condiciona, sin dejar proyectar la idea final. Piensa, por ejemplo, en un suelo de roble natural combinado con un macassar en mobiliario o panelado de pared logra un contraste elegante, que hace que la estancia se lea como un conjunto complejo y refinado.
En mis proyectos, como el de la imagen, siempre busco un hilo conductor, que puede ser el color, la textura de la veta o, incluso, la intensidad de la dureza. La madera más oscura se convierte en un ancla visual, mientras que la clara aporta luz y apertura. Incluso es posible introducir una tercera en detalles más pequeños, como marcos, estanterías o pátinas, para enriquecer la composición, sin romper la coherencia.

A la hora de crear equilibrio, ¿influye que la vivienda tenga parque?
El suelo es la base del espacio. Por eso, siempre lo considero primero. Sin embargo, hay que tener en cuenta, el color de las paredes, la luz natural de los espacios, para completarla con la artificial, y, por supuesto, la terminación de puertas, jambas y rodapié, en el caso de que lo lleven. En un suelo de madera, su tono, veta y acabado condicionan la paleta de mobiliario y textiles. El resultado puede ser terrible si, por ejemplo, tiene una veta amarillenta y después se colocan unas puertas ligeramente anaranjadas. Así, no podrían 'levantar' un ambiente.
También es importante pensar en la dirección de las tablas y su tamaño, que pueden ampliar o acortar la percepción del espacio, y en los acabados. Un barniz mate, además de ser tendencia, suaviza la luz, aporta calidez y es muy fácil trabajar con él; un satinado puede dar sensación de material protegido, que aguante más; mientras que un acabado brillante no es recomendable en ningún caso. El suelo debe sentirse como un lienzo, que armoniza con la madera del mobiliario y las carpinterías, nunca como un competidor visual, como ocurre en este proyecto del estudio.

En el caso de que en una misma estancia haya varias maderas, ¿deben ser de la misma familia?
No necesariamente. La armonía no depende tanto de la especie botánica como de la coherencia cromática, la intensidad de las vetas y los acabados. Por ejemplo, un roble claro sin veta amarillenta, puede convivir perfectamente con nogal, castaño o, incluso, macasar, siempre que se respete la proporción y la temperatura de los tonos. La clave está en que las maderas dialoguen, como en este proyecto obra del estudio.
Incluso es posible mezclar maderas cálidas y frías, siempre que haya un equilibrio visual. La clave está en planificar cuidadosamente dónde se usa cada una y cómo interactúa con la luz y los colores circundantes. Cuando se hace correctamente, el resultado es un interior moderno, lleno de capas y matices, donde cada madera aporta personalidad, sin generar caos ni ruido visual.

¿Cómo se 'suaviza' el efecto de una madera oscura?
Solo habría que suavizar el efecto si la madera oscura estuviera en masas grandes. Si son pequeños elementos sueltos, solamente hay que equilibrarlos con otros más claros, lacados o bien tapizados, pero fundamentalmente con una iluminación bien trabajada. A ser posible que haya una luz natural abundante, que suavice la intensidad del color. En el caso de no ser así, reforzarla con artificial general, puntual y leds, creando luces y sombras que den atmósfera.
Hay varias estrategias que empleo para que no abrume el espacio, en el caso de que haya grandes superficies paneladas. Desde incorporar maderas claras en suelos, muebles o carpinterías, para generar contraste, hasta apostar por textiles claros y naturales, como lino, algodón o lana, que aportan ligereza y calidez. También imprime modernidad y no recarga, introducir detalles metálicos, de vidrio o materiales retroiluminados o elegir acabados mates.
En mis proyectos, como este de la imagen, siempre busco que la madera oscura transmita elegancia y calidez, sin opacar el espacio, equilibrando con tonos claros y elementos ligeros, que generen respiración visual.

Saber si una madera tiende a amarillo o a rojo, ¿condiciona en el resultado final?
Sí, es fundamental. Cada madera tiene un subtono que determina cómo se percibirá en el espacio y cómo interactúa con los colores circundantes. Por ejemplo, un roble con subtono amarillo condiciona todo el ambiente y el único modo de 'levantarlo' es introduciendo una madera mate, tipo nogal, para equilibrar. Mientras que un cerezo con matices rojizos, a pesar de no ser tendencia, con especies que no tengan vetas rubias. Las maderas exóticas, por su parte, presentan vetas muy marcadas con contrastes naturales que condicionan la luz y la percepción del color, por lo que recomiendo maderas como el nogal, el roble sin vetas rubias y la raíz de olmo decolorada.
Conocer estos matices permite planificar combinaciones más precisas con paredes, textiles y metales. En mis proyectos (como el de la imagen), siempre estudio la madera bajo la luz natural del espacio, para anticipar cómo evolucionará con el tiempo.

¿El tono de la madera está relacionada con el resto de colores de la estancia?
Sí, es un absoluto diálogo. La madera nunca se percibe aislada, interactúa con paredes, textiles, metales y piedras. Un suelo claro se siente más cálido o frío, según los colores circundantes, mientras que una madera oscura puede resaltar o perder presencia, según el contraste con la luz y las tonalidades.
Por eso, siempre recomiendo pensar en la paleta cromática global del espacio. Así, los neutros y tonos suaves permiten que la madera destaque, mientras que los colores saturados pueden reforzar subtonos cálidos o fríos. En mis proyectos, como este de la imagen, utilizo 'moodboards' completos, para visualizar cómo cada madera se comporta en el conjunto, asegurando armonía y sofisticación.

¿Qué colores encajan mejor con una madera clara? ¿Y con una oscura?
Las maderas claras, como roble, fresno o arce, son versátiles y luminosas, ideales para combinarlas con tonos neutros, pasteles suaves y colores más intensos en toques. Por ejemplo, un roble natural con blancos cálidos, beiges, gris suave e, incluso, verdes y azules apagados, generando espacios elegantes, acogedores y con carácter.
Si se busca modernidad, se pueden añadir acentos saturados en textiles o detalles decorativos, sin que la madera pierda protagonismo. La idea es que los colores complementen su calidez y textura, creando una atmósfera equilibrada, sofisticada y armoniosa.
Mientras que las oscuras, como nogal, wengué o macasar, requieren colores que aporten contraste y ligereza. Blancos, cremas, grises claros o tonos cálidos suaves, verdes olivas, terracotas equilibran la intensidad y evitan sensación de pesadez. Para un efecto contemporáneo, se pueden introducir toques metálicos, de vidrio o piedra clara o retroiluminado.
Los tonos saturados funcionan como acentos, no como base, para que la madera oscura siga siendo el ancla visual del espacio, como en este proyecto. El resultado es un interior elegante, sofisticado, moderno y acogedor, donde la madera oscura se percibe contemporánea y enriquecida por los matices de luz y color que la rodean.