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Jardinería

El árbol de origen americano que convierte cada rincón en un espectáculo de otoño con sus hojas rojas y doradas


Hablamos del liquidámbar (‘Liquidambar styraciflua’), que forma parte de aquellas plantas que no pasan inadvertidas en otoño, pues en esta estación sus hojas palmadas y profundamente lobuladas se tiñen de amarillo, naranja, rojo escarlata e incluso púrpura.


Liquidámbar en otoño con sus hojas de tonos rojizos© Alexandra - stock.adobe.com
9 de septiembre de 2025 - 15:00 CEST

Si hay un árbol que transforma el jardín en una postal otoñal, ese es el liquidámbar (Liquidambar styraciflua). Originario de América del Norte, esta planta de hoja caduca se ha ganado un lugar privilegiado en los exteriores de viviendas por su capacidad de ofrecer un espectáculo visual único en el período entre el estío y el invierno. 

Durante la primavera y el verano, sus hojas palmadas lucen un verde brillante, pero es en los meses otoñales cuando se convierte en el protagonista absoluto: su follaje se tiñe de tonos cálidos que van desde el amarillo dorado hasta el rojo intenso y el púrpura profundo, creando una sinfonía de colores que ningún otro árbol logra igualar.

De porte elegante, con un tronco recto y ramas bien distribuidas, su corteza, que con los años se vuelve corchosa y agrietada, añade un toque rústico y decorativo incluso en la estación invernal.

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Detalle de la hoja en forma de estrella y el fruto con espinas del liquidámbar© Marcelo Gonzalez / Pexels

Del follaje al perfume: los encantos del liquidámbar

Este árbol ornamental conquista en cada detalle. Sus hojas son inconfundibles: en forma de estrella, palmadas, generalmente con cinco lóbulos bien definidos, que recuerdan a las del arce pero con una textura más firme y bordes finamente dentados. El tronco del liquidámbar presenta una corteza que con los años se vuelve corchosa y profundamente agrietada, aportando carácter. 

Aunque florece en primavera, en el caso de los árboles maduros, sus flores son pequeñas y discretas, por lo que no destacan especialmente. Los frutos, sin embargo, sí llaman la atención, esféricos y cubiertos de espinas suaves, cuelgan como pequeños erizos decorativos. Permanecen en el árbol durante el invierno, añadiendo interés visual cuando el follaje ha caído.

Además, la resina del liquidámbar desprende una fragancia dulce y balsámica similar al incienso. Su aroma se vuelve más perceptible en los días cálidos de verano, añadiendo un valor sensorial al jardín, por su naturaleza fragante.

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El liquidámbar hay que cultivarlo alejado de la vivienda y otras construcciones© Hcast / Adobe Stock

Cómo integrar el liquidámbar en tu jardín

Aunque en su hábitat natural puede alcanzar hasta 35 metros de altura, en jardines domésticos se adapta bien gracias a su tolerancia a la poda. Esto permite mantenerlo en tamaños más discretos, ideales para espacios medianos e incluso pequeños si se controla su crecimiento desde joven. Sobre su estética, ten en cuenta también que su copa, inicialmente piramidal, se va redondeando con el tiempo, ofreciendo una sombra agradable y una silueta armoniosa ideal para crear un punto focal en tus exteriores.

Te aconsejamos ubicarlo en zonas abiertas del jardín donde pueda crecer con libertad y ofrecer una sombra generosa durante el verano, gracias a su copa amplia y frondosa. Hay que plantarlo a una distancia prudencial de construcciones como viviendas, caminos o piscinas, ya que su sistema radicular puede extenderse lateralmente varios metros y ejercer presión sobre estructuras cercanas causando daños.

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Liquidambar styraciflua ‘Gumball’ es una variedad de liquidámbar enano, ideal para jardines pequeños© Annette Meyera / Pixabay

Belleza en miniatura: el liquidámbar que cabe en tu terraza

La variedad Liquidambar styraciflua ‘Gumball’ es la opción perfecta para quienes desean disfrutar del encanto otoñal del liquidámbar en espacios exteriores pequeños. Este cultivar enano destaca por su porte compacto, que rara vez supera los 3 o 4 metros de altura. Su tamaño contenido lo hace ideal para patios, terrazas y rincones donde el espacio es limitado, sin renunciar al espectáculo de colores cálidos que ofrece en otoño.

Además, el ‘Gumball’ puede cultivarse en maceta si se elige un contenedor amplio.

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El liquidámbar (‘Liquidambar styraciflua’) conviene plantarlo en otoño© Simona Balconi / Adobe Stock

Cómo y dónde dejarlo crecer 

Es fundamental elegir un emplazamiento adecuado para el liquidámbar: zonas soleadas o con ligera semisombra favorecerán una coloración otoñal más intensa y uniforme. Durante sus primeros años, conviene protegerlo de los vientos fuertes, ya que su estructura aún es delicada; una vez establecido, se vuelve resistente y tolera el viento con firmeza

Además, si se desea plantar varios ejemplares de Liquidambar styraciflua en el jardín, es esencial respetar una distancia adecuada para asegurar su desarrollo saludable y evitar competencia entre raíces y copas. Teniendo en cuenta su tamaño adulto, se recomienda dejar al menos 4 a 6 metros entre cada ejemplar

¿Cuándo plantar? Como para la mayoría de los árboles, otoño es la estación ideal, porque la humedad constante favorece un buen enraizamiento antes de que llegue el frío invierno. Y ten paciencia porque es una planta de crecimiento lento en edad joven, aunque luego lo recompensa con una longevidad impresionante, pudiendo llegar a los 150 años de vida.

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Acolchado para las plantas en verano (si hace un calor extremo) y en invierno (ante el frío severo)© Greta Hoffman / Pexels

Cómo preservar liquidámbar en condiciones climáticas extremas

El liquidámbar se desarrolla óptimamente con temperaturas diurnas entre 20 y 34° C, si bien llega a tolerar calor intenso hasta los 38° C. En cuanto al frío, es resistente hasta aproximadamente los –26° C, aunque en inviernos prolongados, puede sufrir daños.

El cambio climático nos está trayendo situaciones extremas. Así podrás protegerlo frente al frío o calor intensos:

  • En condiciones de calor extremo o sequía prolongada, conviene mantener el suelo constantemente húmedo (pero bien drenado) y aplicar mulching o acolchado sobre la base del árbol, lo que ayuda a conservar la frescura del suelo y reducir la evaporación.
  • Frente a heladas intensas o temperaturas muy bajas, especialmente en árboles jóvenes, se recomienda aplicar un acolchado grueso (paja, corteza o compost) alrededor del cepellón para proteger las raíces del frío.
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El liquidámbar se muestra más sediento cuando no está todavía establecido, luego los riegos pueden espaciarse
© Adobe Stock

Riego ideal: más frecuente en la juventud, menos en la madurez

Durante los primeros años tras la plantación, el liquidámbar requiere riegos regulares y abundantes, especialmente si el clima es seco. El objetivo es fomentar un buen desarrollo del sistema radicular. Para árboles recién plantados o jóvenes, se recomienda usar bolsas de riego lentas, evitando que el agua se pierda por evaporación o escurrimiento sin penetrar en el suelo.

Una vez establecido, el árbol joven sigue necesitando humedad constante, pero los riegos pueden espaciarse; los ejemplares maduros son moderadamente tolerantes a la sequía, aunque en periodos secos prolongados, conviene darles algún riego profundo.

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Sustrato con perlita© Teona Swift / Pexels

Materia orgánica, perlita y abono equilibrado para el sustrato de tu liquidámbar

El liquidámbar se muestra agradecido con los suelos que, además de drenados, sean fértiles, profundos, frescos y con buen contenido de materia orgánica. Aunque es adaptable a distintos tipos de terreno, prefiere un pH neutro o ligeramente ácido. Si el suelo es alcalino y se detectan síntomas de falta de hierro, se puede aplicar quelato de hierro por riego.

Para garantizar la aireación y evitar encharcamientos, se recomienda incorporar materia orgánica como compost y elementos drenantes como perlita.

Sobre la fertilización, conviene aplicar un abono en primavera. En ejemplares jóvenes en suelos pobres, la incorporación de compost o abonos granulares con buena composición nutricional estimula su crecimiento inicial. 

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Liquidámbar (‘Liquidambar styraciflua’) afectado por la plaga de la oruga peluda (‘Hyphantria cunea’)© Ekaterina Lyzlova / Adobe Stock

Cómo mantener saludable tu liquidámbar frente a plagas y enfermedades

Aunque el liquidámbar es bastante resistente, a veces puede darnos señales de que algo no va bien. Estos son los cuatro problemas más comunes que podrías encontrar. Respondemos a las cuestiones de ¿qué le pasa a mi liquidámbar?

  • Hojas amarillas fuera de temporada: Si ocurre en primavera o verano, puede ser falta de hierro por suelo demasiado alcalino. La solución suele ser añadir quelato de hierro y, si es posible, mejorar el pH del suelo.
  • Manchas oscuras en las hojas: Generalmente, son hongos que aparecen con humedad alta o riegos por aspersión. En la mayoría de las situaciones no es grave, bastará con retirar las hojas afectadas y evitar mojar el follaje al regar.
  • Hojas mordidas o enrolladas: En estos casos normalmente es obra de orugas o insectos masticadores, como los escarabajos de hojas. Puedes retirarlos a mano si son pocos o aplicar un tratamiento pesticida suave.
  • Telarañas en las ramas y hojas comidas dentro: Probablemente, se trate de la oruga peluda (Hyphantria cunea), que construye nidos de seda blancos donde vive en grupo y devora el follaje. Lo más eficaz es podar y eliminar las ramas afectadas o usar un tratamiento biológico antes de que el daño se extienda.

En la mayoría de los casos, con los cuidados que te hemos relatado, el liquidámbar seguirá creciendo sano y fuerte. Lo importante es observarlo y actuar pronto si se detecta cualquier problema de salud.

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Detalle de la otoñada del liquidámbar con unas hojas coloridas fascinantes© Annette Meyer / Pixabay

Un árbol que es símbolo de fuerza

En 1681, el misionero y naturalista John Banister introdujo el liquidámbar en Europa, plantándolo por primera vez en los jardines del palacio episcopal de Fulham, en Londres (Reino Unido).

El liquidámbar ha cautivado (¡y cautiva!) a jardineros y amantes de la naturaleza durante siglos. En varias culturas, sus hojas otoñales se asocian con longevidad, fuerza y renacimiento. Este estallido de color cada otoño simboliza la renovación constante y la vitalidad que perdura. Es un árbol que combina resistencia y belleza, adaptándose a climas variados con solo un suelo adecuado y suficiente luz.

Su mayor virtud: no exige grandes cuidados… pero, a cambio, ofrece uno de los espectáculos otoñales más deslumbrantes que un jardín pueda tener.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.