Los bulbos de flores son una opción ideal para llenar tu jardín o terraza de color y aromas cuando llegue la primavera. Pero para disfrutar de su belleza, septiembre es un mes clave para plantarlos. Y es que estos bulbos necesitan un periodo de frío para desarrollarse bien. Aunque cada especie tiene sus particularidades, con el suelo adecuado, un buen drenaje, riego moderado y la correcta ubicación, verás cómo tu jardín se transforma en un espectáculo floral cada año, sin complicaciones ni grandes esfuerzos. Descubre cuáles son las variedades más apreciadas para plantar en septiembre y llenar de colores y aromas tu jardín durante la próxima primavera. ¡Es el momento de plantar!

Tulipán, el bulbo más conocido
El tulipán es uno de los bulbos más populares. Caracterizado por su espectacular floración primaveral, es necesario plantarlos en septiembre para aprovechar el frío que necesitan para su correcto desarrollo.
Para garantizar su crecimiento, debes plantarlo en un suelo suelto, ligero y con buen drenaje, enriquecido con materia orgánica y, preferiblemente, con un pH neutro a ligeramente ácido. Además, se recomienda hacer un riego inicial abundante tras la siembra para favorecer el enraizamiento. Asegúrate de elegir una ubicación soleada o en semisombra, y evita siempre el encharcamiento.
Plántalos a una profundidad de 8-10 cm para evitar que las heladas afecten a los bulbos y a una distancia entre sí de 10-15 cm. Cuando florezcan, disfrutarás de una explosión de colores vibrantes y variadas formas. Tras la floración, corta el tallo y conserva los bulbos en un lugar fresco y seco hasta la siguiente temporada.

Narciso, belleza y resistencia
Otros bulbos que se plantan ahora en otoño para regalarnos los primeros brotes en primavera son los narcisos, muy resistentes a bajas temperaturas. Esta planta ofrece unas flores fragantes en tonos amarillos o blancos, que llenan de luz y frescura a cualquier rincón de tu jardín.
El mes de septiembre es el mejor momento para plantar los narcisos. Hazlo en un suelo bien aireado y drenado, ya sea en el jardín o en macetas, y a una profundidad de al menos dos veces el tamaño del bulbo. Asegúrate también de que hay suficiente espacio entre bulbos para que se desarrollen fuertes. También es importante regar tras la plantación y controlar la humedad durante el invierno para evitar pudriciones. Para que duren muchos años, deja el follaje hasta que se seque por completo y no cortes las hojas justo tras la floración, así acumularán reservas para el año siguiente.

Jacinto, llena de color el jardín
Sumamos a nuestra lista el jacinto, un bulbo que se distingue por su intenso aroma y sus flores agrupadas en densas espigas. Pero lo mejor es su fragancia, que hará que cada primavera sea inolvidable. Plantarlos en septiembre garantiza una floración abundante y vigorosa. Es ideal para borduras a los lados del camino, así como para cultivarlos en macetas.
Planta los bulbos de jacinto a una profundidad de 12-15 cm en un suelo ricos, sueltos y bien drenados. Elige también una ubicación con luz indirecta o sombra parcial. Mantén la tierra húmeda y sin encharcar, especialmente durante el crecimiento para evitar la aparición de hongos. Tras la floración, deja secar el follaje para que el bulbo recupere fuerzas antes de extraerlo y guardarlo.

Crocus, la planta que florece en invierno
Sumamos a esta lista el crocus, un bulbo muy resistente, perfecto para quienes buscan flores que aparezcan desde los inicios de la primavera. Algunas variedades incluso florecen cuando las temperaturas comienzan a subir a finales del invierno, regalando delicadas flores en tonos morados, blancos o amarillos.
A diferencia de otros bulbos, el pequeño tamaño del crocus requiere plantarlo a menos profundidad, aproximadamente tres veces la altura del bulbo. Se desarrollará bien en suelos ligeros y bien aireados y una ubicación en la que reciban el sol directo, aunque también aceptan la semisombra. Además, resisten bien las bajas temperaturas. Riégalos solo tras plantar y poco más el resto del invierno, ya que el exceso de agua puede pudrir el bulbo.

Muscari, las florecillas más originales
Muscari, también conocido como “racimo de uvas”, es un bulbo que ofrece pequeñas flores y que, agrupados, consiguen crear una textura especial en el jardín. Sus florecillas ofrecen un manto de color azul violeta, ideal para destacar en macizos y combinar con otras bulbosas de floración temprana.
Plántalos a una profundidad de 6-8 cm y con una separación mínima entre bulbos de 8 cm. Hazlo en un sustrato bien drenado y con poco de fertilizante (específico para bulbos) antes de la plantación. Prefiere lugares soleados o parcialmente sombreados. También necesita riegos moderados, dejando que el suelo se seque antes de volver a echar agua.

Allium ornamental, las flores que destacan
El Allium ornamental es una planta muy llamativa por sus flores esféricas y llamativas en tonos lilas y violetas. Plántala en tu jardín y combínala con otras plantas de menor tamaño y lograr un jardín alegre y vivo. Para que el bulbo no se dañe durante el invierno, debes asegurar una buena profundidad al plantarlo (unos 10-15 cm).
También requiere suelos con buen drenaje, ricos en materia orgánica, y una ubicación al sol para que el tallo crezca firme y la flor, espectacular. Riégala tras plantarla y de manera ocasional durante el invierno. Es resistente a algunas plagas y no necesita demasiada atención, pero es fundamental evitar encharcamientos.
Además, sus grandes hojas se marchitan antes que la flor, por lo que puedes plantar otros bulbos de menor tamaño a su alrededor para disimularlo y mantener la belleza de tu jardín.

Fritillaria, el bulbo más original
La fritillaria o corona imperial es una planta bulbosa muy llamativa que aportará un aspecto exótico con sus flores con forma de campana y colores variados como marrón rojizo, el naranja, el rojo, el amarillo, el morado o el blanco, a menudo con venas de otros colores.
Para que prospere, elige una ubicación en un área fresca, con sombra parcial y tierra fértil y suelta. Planta los bulbos a unos 15 cm de profundidad y eh una zona del jardín donde reciba semisombra. Un factor muy importante en su crecimiento es la humedad, ya que un exceso puede provocar la pudrición del bulbo. Por eso hay que comprobar que el suelo no se encharque. Sus llamativos patrones y formas la convertirán en la pieza central de cualquier rincón de tu jardín.

Scilla, la opción ideal para llenar de vida tu césped
La Scilla aporta vistosos racimos florales en azul o blanco, muy resistentes y duraderos. Estos bulbos se deben plantar en suelo fresco, neutro y bien drenado, donde reciban una exposición al sol parcial y a una profundidad de 8-10 cm.
Son ideales para dar al césped un aire más natural o mezclarse con otras flores sin robar protagonismo. Evita los riegos excesivos y asegúrate de que la tierra no se compacte. Así favorecerás la formación de raíces fuertes y asegurarás una floración intensa.

Chionodoxa, la primera en salir en primavera
Con unas delicadas flores en azul celeste, la chionodoxa o gloria de nieve es un bulbo de floración temprana, que aporta color al jardín en plena primavera. Se planta en suelos arenosos, con buen drenaje, con un buen aporte de materia orgánica y una profundidad de 5-6 cm. Es ideal para dar vida a pequeños rincones del jardín o combinarlos con tulipanes y narcisos.
Su cultivo es sencillo y no requieren demasiados cuidados: riega solo cuando el suelo esté seco. Eso sí, no tolera heladas fuertes ni suelos pesados. Es una opción perfecta por su rápido crecimiento y flores duraderas.

Fresia, un universo de colores
Para terminar esta lista, te proponemos otro bulbo que deberás plantar ahora para conseguir un enraizamiento adecuado y garantizar una floración primaveral espectacular. Se trata de la fresia, un bulbo con flores tubulares que ofrecen un delicioso aroma, que alegran cualquier espacio con su aroma inconfundible.
Necesita suelo suelto, rico en materia orgánica, y exposición al sol. Los riegos han de ser regulares y moderados para evitar enfermedades fúngicas.