Cuando se deja atrás el cálido verano, el otoño se convierte en una oportunidad perfecta para sembrar una gran variedad de verduras, raíces y plantas de hoja en tu huerto urbano. Si eres un jardinero principiante, esta selección te hará la vida fácil: son cultivos resistentes, poco exigentes y con cosechas casi garantizadas. Además, el clima más fresco y húmedo favorece el crecimiento sin tantas plagas ni estrés hídrico.
Rábanos, lechugas, cebollas, zanahorias... todas estas plantas tienen algo en común: son fáciles, agradecidas y perfectas para quienes se inician en el mundo del huerto urbano. No importa la estación del año: lo que importa es que estos cultivos no te complican la vida y te recompensan con cosechas sabrosas y de proximidad.

Lechuga en casa: el cultivo fácil que todo principiante debería probar
Comenzamos sugiriéndote la lechuga (Lactuca sativa), porque es una de las mejores opciones para quienes se inician en el mundo del huerto urbano. Su crecimiento es rápido (en apenas 30 a 60 días puedes tener hojas listas para cosechar) y no exige grandes conocimientos en jardinería ni cuidados especiales. Además, se adapta bien a macetas, jardineras o pequeños espacios, lo que la convierte en perfecta en los huertos urbanos. Respecto a las variedades de lechuga, las hay para todos los gustos: desde la clásica romana hasta la crujiente iceberg o la trocadero, de sabor intenso.
Para sembrarla, lo ideal es hacerlo en primavera u otoño, cuando las temperaturas son suaves (entre 10 y 20° C). No obstante, en las regiones cálidas (como Andalucía y Murcia), se puede cultivar lechuga prácticamente todo el año. Por otra parte, en climas con inviernos fríos, conviene protegerla del hielo con mantas térmicas o cultivarla en interiores bien iluminados.

Huerto fácil: el rábano, rápido, sabroso y sin exigencias
Si tu primer cultivo en el huerto urbano son rábanos (Raphanus sativus), el éxito está (casi) asegurado. Son otra joya para principiantes que se siembran fácilmente y, en apenas 3 a 6 semanas ya puedes cosecharlos. Su ciclo corto y su resistencia los hacen ideales para quienes buscan resultados rápidos.
Como prefieren temperaturas frescas, la mejor época para sembrarlos es en otoño y primavera. En zonas templadas, también pueden cultivarse en invierno, siempre que se protejan de heladas intensas. Eso sí, hay que evitar el calor extremo, que puede hacer que se espiguen antes de tiempo
¿Tan poco exigentes son los rábanos? Sí, solo necesitan un sustrato suelto, riego moderado y algo de sol directo.

Zanahorias: un cultivo sencillo para tu huerto ‘km 0’
La zanahoria (Daucus carota) es otra hortaliza muy agradecida para jardineros principiantes o con poco tiempo. Aunque su ciclo es algo más largo que el de la lechuga o el rábano, sigue siendo poco exigente y se adapta bien a macetas profundas con sustrato suelto. El tiempo de cosecha (que varía según la variedad) suele estar entre los 70 y 90 días.
En España, puede cultivarse en muchas regiones durante buena parte del año, especialmente en otoño y primavera, cuando las temperaturas son suaves. Solo necesita riego regular, buena luz y un suelo libre de piedras para que la raíz crezca recta y uniforme. La siembra se recomienda entre febrero y mayo, o en septiembre en zonas con otoños templados. Aparte, es importante mantener el suelo húmedo durante la germinación. Así podrás disfrutar de este superalimento que aporta tantos beneficios para la salud: es rica en beta-carotenos, que el cuerpo convierte en vitamina A, esencial para la salud ocular, la piel y el sistema inmunológico. Además, contiene antioxidantes, fibra y potasio, lo que la convierte en una aliada para la digestión, la presión arterial y la prevención del envejecimiento prematuro.

Tomates ‘cherry’: dulzura, resistencia y cosecha abundante
Los tomates ‘cherry’ (Solanum lycopersicum var. cerasiforme) son una opción ideal para cultivar en balcones, terrazas o bancales urbanos. Con ellos todos son ventajas: son más resistentes que los tomates grandes, requieren menos espacio, maduran antes y ofrecen una producción generosa de frutos pequeños y dulces. En España, se adaptan bien a climas templados, y pueden cultivarse incluso en interior, solo hay que buscarles unas macetas profundas con buen drenaje y procurar que reciban al menos 6 horas de sol directo al día.
La siembra se recomienda a finales del invierno o principios de primavera, cuando ya no hay riesgo de heladas. En zonas cálidas del sur, incluso pueden cultivarse en otoño. Respecto al riego, debe ser regular, pero evitando el encharcamiento, y conviene usar tutores para sostener los tallos conforme crecen. Con estos cuidados mínimos, en unos 2 a 3 meses podrás cosechar racimos de tomates en miniatura frescos y sabrosos.

Cultiva guisantes y mejora tu huerto sin esfuerzo
Los guisantes (Pisum sativum) son una de las hortalizas más agradecidas para el huerto urbano. Requieren pocos cuidados, crecen rápido y ofrecen una cosecha sabrosa en apenas dos o tres meses. Se adaptan bien a climas templados como el de nuestro país, y pueden sembrarse en otoño o a finales del invierno, según la zona. Solo necesitan un lugar soleado, riego moderado y algo de soporte si la variedad es trepadora. Además, toleran bien el frío, lo que los hace ideales para cultivos de invierno en regiones donde no azota un frío excesivo.
Pero lo mejor de los guisantes no está solo en su sabor: al ser una leguminosa, tienen la capacidad de fijar nitrógeno en el suelo, lo que mejora su fertilidad de forma natural. Por eso, son perfectos para huertos con enfoque regenerativo o para rotaciones de cultivo en jardines. Así, cultivarlos no solo es fácil, sino también beneficioso para el ecosistema.

Remolachas que crecen casi solas
Otra hortaliza que combina sabor y facilidad de cultivo es la remolacha (Beta vulgaris). Esta raíz de tonos rojizos intensos no exige grandes conocimientos en jardinería ni cuidados especiales, tan solo debes mantener el terreno ligeramente húmedo y dejar que el sol haga su trabajo. Además, es versátil: aunque prefiere el pleno sol, tolera algo de sombra.
Una de sus grandes ventajas es su resistencia al frío. Puede sembrarse en primavera, desde marzo o abril, y también en otoño si el clima es templado, ya que soporta bien las temperaturas frescas. Eso sí, no le gustan las heladas intensas, pero en climas suaves puede crecer incluso en invierno. Su ciclo de cultivo es rápido: en apenas dos o tres meses, tendrás remolachas listas para cosechar.

Espinaca, la hoja verde que menos mimos necesita
Las espinacas (Spinacia oleracea) son una de las hortalizas más fáciles de cultivar en un huerto urbano. No necesitan grandes cuidados: con un suelo suelto que retenga algo de humedad, riegos moderados y sombra parcial en los meses cálidos, crecen con alegría. Se pueden sembrar casi todo el año en España, aunque prefieren temperaturas frescas, por lo que el otoño, el invierno suave y la primavera son sus estaciones favoritas. En apenas 40 a 60 días desde la siembra, ya puedes empezar a cosechar hojas tiernas para tus platos.
Comparadas con la lechuga, las espinacas son incluso menos exigentes: toleran mejor el frío, no se espigan tan fácilmente y no necesitan tanto sol directo para ser felices. De modo que son ideales para quienes buscan un cultivo rápido, nutritivo y sin complicaciones. Además, puedes apostar por la ‘recolección escalonada’, es decir, al ser una planta de hoja, no necesitas arrancarla entera para disfrutarla, puedes ir cortando solo las hojas exteriores, dejando intacto el centro de la planta. Así, la espinaca sigue creciendo y produciendo nuevas hojas durante varias semanas.

Calabacines que no paran de dar frutos
Los calabacines (Cucurbita pepo) son uno de los cultivos más agradecidos en los huertos, si bien necesitan ciertos cuidados, su productividad compensa con creces cada mantenimiento que requieren. Se plantan en primavera, cuando ya no hay riesgo de heladas, y en unas ocho semanas puedes empezar a cosechar frutos tiernos. Por cierto, incluso sus flores son comestibles.
La exposición solar ideal para esta hortaliza es de al menos seis horas diarias. Además, conviene darle un suelo fértil y bien drenado, cuanto más rico sea el sustrato, más frutos dará. Y es que es una planta que ofrece una cosecha generosa y continua.
La separación ideal entre plantas de calabacín en un huerto urbano debe ser de 80 centímetros a 1 metro entre cada planta. Esta distancia permite que las raíces se desarrollen bien, que las hojas tengan espacio para expandirse y que haya buena ventilación entre plantas, lo que ayuda a prevenir enfermedades.

Guía exprés para plantar cebollas en casa sin complicaciones
En el mundo de las hortalizas, pocas plantas son tan agradecidas como la cebolla (Allium cepa). Esta humilde bulbosa, de aspecto sencillo pero carácter resistente, se ha ganado su lugar como una de las más fáciles de cultivar en cualquier huerto.
Se adaptan bien a distintos tipos de suelo y climas, por lo que son otra alternativa idónea cuando se busca configurar un huerto urbano de fáciles cuidados. Tan solo requieren suelos ligeros y bien drenados, exposición solar directa y riegos moderados. Encima, ¡no son especialmente vulnerables a plagas! Puedes sembrarlas desde semilla o desde pequeños bulbos llamados ‘cebollitas de plantel’, y verás cómo poco a poco van engrosando bajo tierra.
¿Te gustan los calçots? Tenemos malas noticias pues, aunque esta cebolla blanca y tierna pertenece a la misma familia botánica que las cebollas comunes (Allium), su cultivo es bastante diferente. Los calçots no son recomendables para un huerto urbano sencillo, ya que necesitan más espacio, cuidados especiales y un proceso más largo que la cebolla tradicional.

Puerro: el primo elegante de la cebolla que crece sin complicaciones
Cultivar puerros (Allium ampeloprasum var. porrum) tampoco requiere muchos esfuerzos. Esta hortaliza pertenece a la misma familia que la cebolla, aunque no forma un bulbo redondo sino alargado y blanco de sabor suave y textura delicada. Es una planta resistente, que se adapta bien a distintos climas y que, con cuidados básicos, puede crecer sin complicaciones en huertos urbanos o pequeños espacios.
Los puerros prefieren suelos sueltos y ricos en materia orgánica, y agradecen riegos regulares sin encharcamientos. Se siembran en primavera o a finales del verano, y su crecimiento es lento pero constante (tardarás em recolectarlos entre 4 y 6 meses después de la siembra, dependiendo del clima y del tamaño deseado). Para que crezcan felices una técnica clave es la denominada ‘aporcado’, que consiste en ir cubriendo el tallo con tierra para que se blanquee y se alargue. Alternativas que evitarán apelmazar el suelo es emplear mantillo, compost o paja.

Nivel avanzado: hortalizas con carácter (y muchas exigencias)
Hemos seleccionado 10 variedades para disfrutar fácilmente de vegetales ‘km 0’. En el otro extremo del huerto, hay cultivos que no perdonan despistes. ¡Auténticos retos verdes para valientes hortelanos! Son hortalizas que piden más mimos, vigilancia y experiencia, y que es mejor dejar para cuando ya tengas unas cuantas cosechas a tus espaldas. Estamos hablando, por ejemplo, de las acelgas (Beta vulgaris var. cicla) de carácter caprichoso, los brócolis (Brassica oleracea var. italica) que quieren su clima perfecto o las patatas (Solanum tuberosum), que reclaman espacio y cuidados constantes.