Las plantas del jardín, y también las de interior, necesitan nutrientes para crecer felices y desarrollarse adecuadamente. Con el tiempo el alimento que contiene el sustrato se va agotando y es necesario reponerlo mediante abonos y fertilizantes. Pero, ¿cómo saber qué tipo de abonos necesitan nuestras plantas? ¿Han de ser orgánicos y naturales o podemos recurrir a los fertilizantes químicos? Descubre las ventajas e inconvenientes de cada tipo y cuáles conviene utilizar.

Abonos naturales: los nutrientes que necesitan las plantas
Si quieres que tus plantas crezcan saludables debes alimentarlas como ellas necesitan. Para hacer la fotosíntesis las plantas utilizan agua, la luz del sol y los nutrientes del sustrato en el que crecen. El problema es que, con el tiempo, estos nutrientes se van consumiendo y es necesario reponerlos. Hay que hacer un aporte de nitrógeno, fósforo y potasio, pero también de minerales como hierro, magnesio o cobre, entre otros.
Esto se consigue a través de los abonos o fertilizantes que se añaden al sustrato, y que pueden ser naturales o químicos. Los abonos orgánicos o naturales son de origen vegetal o animal. Son, por ejemplo, el estiércol, el compost, el humus de lombriz o el guano, y tienen un alto contenido en nutrientes, aunque a veces puede ser deficitarios en micronutrientes específicos que les van bien a las plantas.
Elegir fertilizantes orgánicos para las plantas tiene muchas consecuencias positivas, ya que mejoran la estructura del suelo y alimentan los microorganismos que están presentes en el terreno.

Fertilizantes químicos, muy prácticos
Este tipo de nutrientes son sintéticos, es decir, se obtienen de forma industrial. Existe una gran variedad de fertilizantes químicos que se elaboran teniendo en cuanta las necesidades específicas de cada tipo de plantas. Puedes encontrar abonos para plantas de flor, para plantas de hoja verde o para los cultivos del huerto.

Distintos formatos para elegir
Los fertilizantes químicos son fáciles de utilizar. Pueden ser sólidos o líquidos.
- Abonos sólidos. Se presentan con una textura granulada y son de liberación lenta. Van proporcionando al terreno los nutrientes a medida que se riegan las plantas, de una forma constante y moderada. Son muy adecuados para plantas del jardín, para los árboles y para para el césped.
- Abonos líquidos. Se aplican diluidos en el agua de riego. Su absorción por parte de las plantas es rápida y el efecto que tienen sobre ellas inmediato. Perfectos para plantas en maceta
- Abono foliar. De efecto rápido, se pulveriza sobre las hojas. Para aquellas plantas que están débiles por falta de minerales diversos.

Las ventajas de utilizar abonos naturales
Aunque ambos tipos de fertilizantes pueden ser adecuados para proporcionar energía a las plantas, los abonos naturales tienen ciertas cualidades de las que carecen los sintéticos. Y estos últimos tienen propiedades que no tienen los naturales. Entre las ventajas de los fertilizantes orgánicos, como el compost, destacan las siguientes:
- La primera (y seguramente la más importante) es que los abonos naturales son completamente inocuos para la naturaleza, para el terreno, las plantas y los organismos vivos. Tienen un impacto positivo en el medio.
- Mejoran la calidad del suelo, lo hacen más fértil y rico para todo tipo de especies vegetales.
- Las plantas que son abonadas con abonos naturales tienen una mayor calidad, tanto si se trata de especies de huerto como si son plantas de jardín.

Las características de los abonos químicos
Conocerlos y saber cómo actúan es fundamental para saber cuándo elegirlos y cómo utilizarlos.
- Una de las diferencias de este tipo de fertilizantes con respecto a los abonos naturales, como el mantillo o el compost, es que los químicos centran sus efectos en las plantas, y no tanto en el terreno.
- Son de acción rápida y consiguen que las plantas se nutran en muy poco tiempo. Los abonos naturales se liberan lentamente y tardan más en hacer efecto.
- Poseen una mayor concentración de nutrientes por lo que resultan muy eficaces.
- Necesitan agua para ser efectivos. Han de disolverse para liberar los nutrientes.
- Es importante saber cómo usarlos porque pueden ser contraproducentes. Si no se utilizan adecuadamente pueden tener consecuencias negativas para el terreno, empobrecerlo, generar enfermedades, etc.

Las ventajas del uso combinado
Teniendo en cuenta las ventajas y carencias de ambos tipos de fertilizantes, los expertos han llegado a la conclusión de que lo más completo e inteligente es el uso combinado de abonos naturales y químicos. Por un lado, podemos utilizar los naturales para ciertas aplicaciones o en determinados momentos, y los sintéticos en otras ocasiones. Entre los factores a tener en cuenta está la estación, el tipo de plantas, etc.
Una buena idea es usar fertilizantes organo-minerales, una mezcla entre los abonos orgánicos y los inorgánicos que reúne los beneficios de ambos tipos. Contienen compost u otro tipo de materia orgánica y también minerales esenciales como nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K). Estas son algunas de sus ventajas:
- Aumentan la fertilidad del suelo
- La liberación de los nutrientes es equilibrada, ni muy lenta ni muy rápida. Los químicos se liberan rápidamente y los orgánicos de forma gradual.
- Con estos abonos se tiene un control mayor sobre la forma en que se nutre la planta. Pueden ajustarse según las necesidades del suelo y los cultivos.
- Aportan nutrientes y micronutrientes. Son más completos.

¿Con qué tratamientos podemos combatir las plagas y los hongos?
Para este objetivo se utilizan los llamados fitosanitarios, que son sustancias capaces de proteger a las plantas de los diversos organismos que podrían afectar a su desarrollo. Son, sobre todo, insecticidas y fungicidas que combaten las plagas y los hongos que pueden afectar a las plantas.
A la hora de elegir fitosanitarios para el jardín, y mucho más para el huerto ya que los cultivos producen frutos para el consumo, es muy importante saber que son seguros para las personas, pero también para el resto de seres vivos, excepto aquellos a los que pretenden combatir. La mayoría de los productos que comprometen la salud de las plantas, de los insectos polinizadores, o de los microorganismos vivos están regulados por una normativa específica que prohíbe su uso.

Apuesta por fitosanitarios naturales
Si eliges esta opción tendrás la tranquilidad de que estos productos se pueden usar con seguridad en tus plantas, ya que no contienen sustancias tóxicas y no ponen en peligro nuestra salud ni la vida de los insectos polinizadores. Se elaboran con ingredientes orgánicos que proceden de plantas o de minerales.
Debes tener en cuenta que su efecto no es inmediato. Este tipo de fitosanitarios actúa más lentamente y de forma más suave. Por ejemplo, si se trata de un insecticida o plaguicida, en lugar de matar los insectos dañinos los ahuyenta y los aleja de tu jardín o huerto. Como estos productos se degradan con rapidez no se acumulan en la naturaleza; no dejan residuos por lo que son más seguros.

Una solución drástica: fitosanitarios químicos
En ocasiones las plagas atacan tu jardín de forma implacable. Tus plantas se llenan de insectos que comprometen seriamente su vida. Es en estos momentos cuando se requieren medidas drásticas para frenar el avance de estas plagas dañinas y hacerlas desaparecer. Es necesario utilizar un insecticida químico que solucione el problema con urgencia. En estos casos si recurres a los fitosanitarios naturales lo más probable es que te quedes sin plantas antes de que comience a hacer efecto.
Elige un insecticida adecuado, en función de la tipología de las plantas, y aplícalo: conseguirá terminar con las plagas en muy poco tiempo. Sin embargo, tienes que saber que los restos de este tipo de productos químicos permanece en el terreno durante años.

Remedios naturales que funcionan
Además de los fitosanitarios comerciales, naturales o químicos, hay otra alternativa posible que, además, se puede utilizar sin problema a nivel preventivo. Puedes buscar un remedio casero y probar su eficacia en las plantas, ya que no las dañará ni tampoco estropeará el terreno. Aquí tienes algunos insecticidas y fungicidas que puedes preparar en casa.
- Insecticida a base de ajo. Además de ser indispensable en la cocina, el ajo te ayuda a combatir los insectos que dañan tus plantas de huerto y del jardín. Para ellos tienes que triturar una cabeza de ajos, añadir unos cuantos clavos de olor y dos vasos de agua. Deja reposar esta mezcla durante un día y después añade tres litros de agua. Pulverizar las plantas con este producto y comprueba su eficacia como insecticida.
- Insecticida a partir de tomate. Prepara una mezcla con dos vasos de hojas de tomate picadas y un poco de agua. Deja que repose 24 horas y después añade dos litros de agua. Rocía las plantas con el líquido resultante y evita el ataque de las plagas.
- Fungicida con leche. El ácido láctico presente en la leche tiene efectos fungicidas y es capaz de proteger las plantas de los hongos (e, incluso, de combatirlos con eficacia). Necesitas 2 litros de agua sin cal (puede ser de lluvia). Deja que repose durante dos días y después le añades dos vasos de leche y 50 gr de bicarbonato sódico. Diluye muy bien y ya tienes la mezcla preparada. Pulveriza sobre tus plantas dos días seguidos y después una vez cada dos semanas para prevenir la aparición de los hongos como el oídio, el mildiú y la roya.