Vistosa, fácil de cuidar y ahuyenta los mosquitos: esta es la flor que vas a querer en tu terraza o jardín
Con sus tonos vibrantes y su sorprendente facilidad de cultivo, el agérato (‘Ageratum houstonianum’) se convierte en el aliado ideal para jardines y terrazas.
El agératoo damasquino (Ageratum houstonianum) es una planta muy apreciada por su prolongada floración, que se extiende desde la primavera hasta bien entrado el otoño. Sus pequeñas floresen tonos azules, lilas, rosas o blancos forman matas densas y coloridas que animan cualquier espacio exterior con unos cuidados mínimos.
Perfecto tanto para jardines como para terrazas y balcones (pues se adapta muy bien ser cultivado en macetas o jardineras), el agérato es una opción ideal para borduras, arriates o rincones soleados que necesiten un toque vibrante sin complicaciones.
El agérato destaca por su llamativa floración en forma de pequeños pompones aterciopelados. La floración es abundante, constante y se prolonga durante tres estaciones del año, tan solo se detiene en invierno.
Además, se trata de una planta melífera, lo que significa que atrae a abejas y otros polinizadores, ayudando a mantener la biodiversidad en el entorno. En la propuesta vemos una mariposa, y es que esta planta es muy atractiva para esta fauna beneficiosa, gracias a su abundante néctar.
Mientras que el agérato atrae a abejas y mariposas, actúa como repelente natural de mosquitos, gracias a los compuestos aromáticos que libera, especialmente la cumarina, presente en sus hojas y flores. Este perfume es muy suave, casi imperceptible para nosotros, pero resulta desagradable para este insecto, lo que lo convierte en una excelente opción para colocar en exteriores donde se busque un ambiente libre de picaduras. Otros ahuyentadores de mosquitos son la caléndula y la citronela.
El Ageratum houstonianum, presenta variedades distintas a cuál más atractiva. Te presentamos las máshabituales en España
‘Blue Mink’: Inflorescencias azul compacta. Alcanza unos 30 cm de altura y ancho
‘Blue Horizon’:Con porte más erguido y mayor tamaño, alcanza alturas superiores a 40 cm, lo que la hace adecuada para corte de flor y para aportar verticalidad en parterres.
‘White Bouquet’ (en la imagen): Esta variedad presenta flores blancas que iluminan cualquier rincón.
‘Hawaii’:de tamaño compacto (alrededor de 15 cm de altura). Sus flores suelen ser de un azul vibrante (‘Hawaii Blue’) y resultan ideales para macetas pequeñas.
‘Aloha F1’: como la anterior, son agératos enanos, en este caso disponibles especialmente en tonos azul y blanco.
El agérato es originario de México y América Central, donde crece de forma silvestre en climas cálidos. En su hábitat natural puede comportarse como una planta perenne, pero aquí se emplea como flor de temporada, porque no soporta las bajas temperaturas ni las heladas.
Esta planta prefiere ubicaciones soleadas o, en su defecto, con semisombra ligera. Ten en cuenta que para florecer en todo su esplendor necesita recibir rayos solares varias horas al día. Eso sí, en zonas con veranos muy calurosos, agradece algo de sombra por la tarde.
Un suelo ácido y aireado lo mantiene en su mejor forma
Aunque el agérato puede adaptarse a distintos tipos de suelos, se desarrolla mejor en un sustrato ligeramente ácido, suelto y con buen drenaje. Una mezcla de tierra fértil con algo de arena o perlita mejora la aireación y evita encharcamientos, que podrían perjudicar las raíces.
¿Cómo lograr suelos más ricos? Aplicando abono líquido en el agua de riego desde la primavera hasta el inicio del otoño, cada 15 días. Este aporte regular de nutrientes, no solo potencia que produzca más flores, también contribuye a que conserve un follaje verde y denso. Y es que el agérato, presenta un carácter frondoso y compacto, lo que lo convierte en una planta muy ornamental para el jardín o cualquier espacio exterior (la terraza, el balcón o un patio soleado).
El riego es quizá el cuidado más constante que demanda el agérato. Pero ten en cuenta que necesita un suelo que se mantenga ligeramente húmedo, aunque sin encharcarse.
Plantado directamente en el jardín, suele requerir riegos moderados, más espaciados, especialmente si el suelo conserva bien la humedad. Sin embargo, durante periodos secos o muy calurosos, es importante aumentar la frecuencia.
En maceta, en cambio, el riego debe ser más frecuente, ya que el sustrato se seca con mayor rapidez.
El agérato puede multiplicarse por división de mata a comienzos de la primavera, aunque el método más habitual es mediante la germinación de sus semillas. Se recomienda sembrarlas a principios de primavera, en interior o bajo protección, ya que necesitan calor para germinar.
Las semillas se siembran en superficie, sin cubrirlas demasiado. Una vez que las plántulas han desarrollado un par de hojas, pueden trasplantarse al jardín o a macetas cuando ya no haya riesgo de heladas (recuerda que teme el frío). En la imagen, se combinan plántulas de agératos azules lavanda con caléndulas amarillas.
El agérato no es exigente, pero con algunos cuidados mínimos se mantiene más compacto, vigoroso y florido. Un truco básico es cortar las flores marchitas conforme aparezcan, lo que estimula nuevas floraciones y mejora su aspecto general. También es útil despuntar los tallos más altos a principios de verano, para evitar que se doblen con el viento y fomentar un crecimiento más uniforme y denso.
Otro consejo práctico: al estar en zonas soleadas, conviene remover ligeramente la capa superficial del sustrato de vez en cuando para mejorar la aireación y evitar apelmazamientos. Y si está en maceta, gira el recipiente cada semana para que reciba luz de forma equilibrada.
El agérato es una planta robusta, pero tiene rivales habituales que conviene vigilar: pulgones, araña roja, trips y mosca blanca son plagas que lo atacan con frecuencia, especialmente en primavera y verano. Para combatirlos de manera ecológica, puedes lavar las hojas con agua a presión, aplicar jabón potásico o emplear purín de ortigas.
En cuanto a enfermedades, el peligro principal viene por hongos: unos suelos mal drenados favorecen la pudrición de las raíces.
La resistencia natural de esta flor la convierten en una elección perfecta si deseas color continuo en tus exteriores con una mínima dedicación.