El verano supone todo un reto para las plantas del jardín, la terraza y el huerto. Las altas temperaturas y el sol despiadado ponen en jaque hasta las especies más resistentes. Sin embargo, si les das los cuidados que necesitan, conseguirán sobrevivir y llegar a septiembre en plena forma. Te contamos cuáles son las tareas relevantes para tus plantas de exterior en esta época del año.

1. Regar, la tarea principal en verano
Durante estas semanas en las que las altas temperaturas no dan tregua, lo más importante para el cuidado de tus plantas es que no pasen sed. Necesitan estar bien hidratadas para poder combatir el calor y la radiación del sol. Por eso regar será siempre tu prioridad, a la hora de trabajar en el jardín y en el huerto. Sin embargo, hay que saber cómo hacerlo. Deber regar a primera hora de la mañana o a última horade la tarde, ya que así evitarás que el agua se evapore y el riego será más efectivo.
Un consejo: si instalas un sistema de riego automático, por goteo por ejemplo, te ahorrarás el esfuerzo de regar y de estar pendiente de hacer esta tarea. Estos sistemas se pueden programar según las necesidades hídricas de las plantas. Son una solución práctica que rentabiliza al máximo el consumo de agua.

2. Abonar las plantas
La condiciones climáticas de la estación, y el hecho de que las plantas viven ahora un momento de crecimiento y desarrollo, hacen que tengan que gastar más energía. Muchas especies, además, se encuentran en época de floración, por lo que gastan más nutrientes que tienen que reponerse. Por eso es importante abonar las plantas añadiendo al sustrato un fertilizante adecuado. Elige abonos específicos ricos en fósforo y potasio para cada grupo de plantas: para las especies de flor, para las verdes, las plantas del huerto, los arbustos, etc.
Aunque una buena dosis de fertilizante les viene muy bien a las plantas en general, las semanas en las que el calor sea extremo conviene suspender el abonado, ya que podría perjudicarlas. Cuando el verano esté tocando a su fin conviene aportarles un abono bajo en nitrógeno para proporcionarles protección de cara al invierno.

3. Controlar las plagas
Ahora que hace calor es el momento en el que suelen aparecer ciertos insectos dañinos que pretenden alimentarse de tus plantas de exterior y pueden echarlas a perder. Es fundamental estar vigilantes y revisar cada día las plantas del jardín para detectar lo antes posible la aparición de estas plagas. En el caso de que descubras que una plaga de insectos está dañando tus plantas debes actuar con rapidez. Atajar el problema lo antes posible es clave para la salud de tus plantas.
Aplica a tus plantas insecticidas específicos, lo más ecológicos posible para acabar con la plaga sin dañar a otros insectos polinizadores como las abejas o las mariposas.
Los hongos pueden ser otro problema al que tiene que enfrentarse el jardín durante las semanas de calor, especialmente si se riega en exceso. La humedad y las altas temperaturas propician la aparición de enfermedades fúngicas que tendrás que tratar con el fungicida adecuado.

4. Eliminar las malas hierbas
El verano es una época de desarrollo y crecimiento para las plantas, siempre que las riegues y las protejas del sol de la forma adecuada. Esto significa que también crecen las malas hierbas. No solamente afean el jardín, los parterres de flores y las borduras, sino que compiten con tus plantas por los nutrientes del sustrato. Les roban el agua y los recursos, lo que las perjudica bastante. Por estos motivos es importante eliminar las malas hierbas del jardín y del huerto, ya sea arrancándolas a mano o escardándolas con la herramienta adecuada.

5. Podar las aromáticas y los rosales
Aunque el verano no es época de poda, sí hay ciertas especies que deben ser recortadas ligeramente para propiciar que sigan floreciendo. Es el caso de las plantas aromáticas como la lavanda, o de los rosales. Conviene eliminar las flores que se vayan marchitando y las que se queden secas, y aprovechar para recortar los tallos unos 3 o 4 centímetros, lo que propiciará que sigan creciendo. Estos pinzamientos y despuntes harán que las plantas estén más bonitas y potenciarán su desarrollo.
Las semanas de la estación estival son propicias para podar los rosales, eliminado las flores marchitas, pinzándolas a la altura de una de las hojas. En el momento en que el rosal termine de florecer tendrás que hacerle una poda de mantenimiento. Cuando el verano esté a punto de terminar será el mejor momento para recortar los arbustos, incluidos los setos de coníferas. Aprovecha los días en los que las temperaturas ya no sean tan altas y proporciónales una buena poda que potencie su crecimiento.

6. Proteger las plantas cultivadas en maceta
Si tienes en el jardín o en la terraza plantas en contenedor, ahora es el momento de protegerlas al máximo del calor, ya que ellas sufren las altas temperaturas aún más que las plantas cultivadas en el suelo. Sin embargo, también tienen una ventaja: puedes moverlas y trasladarlas a un rincón más fresco en el que estén en sombra o semisombra. Si tu terraza está orientada al oeste o al sur y las plantas están muchas horas a pleno sol, puedes instalar toldos o mallas de sombreo, que son fáciles de colocar y pueden ser una buena solución temporal.
A la hora de regarlas, las plantas de maceta necesitan más agua que las mismas especies plantadas en el suelo. El líquido elemento se evapora con rapidez, sobre todo si las macetas son de barro, por lo que las plantas necesitan más agua en verano para estar saludables y bellas.

7. Cosechar las hortalizas del huerto
Si tienes la suerte de disponer de espacio en tu jardín para dedicárselo al huerto, en verano llegará el momento de cosechar las plantas. Tras las semanas de trabajo, ahora podrás recoger los frutos y disfrutar de hortalizas riquísimas cultivadas por ti. Hay muchas verduras y hortalizas que maduran ahora, desde los tomates, las berenjenas y los calabacines, hasta las cebollas, judías verdes, pimientos, etc. También algunas frutas de verano como los melones y las sandías. Vigila con frecuencia el huerto para recolectar los frutos en el momento óptimo de maduración.
También es conveniente que vayas preparando el huerto para las siembras de otoño. Puedes ir planificando las plantaciones futuras: coliflor, brócoli, col, puerros, escarola, etc. Es buena idea ir cavando los bancales y añadiendo al terreno un buen aporte de materia orgánica.

8. Proteger el césped
Aunque el calor y el sol del verano no son los mejores aliados para una pradera verde y cuidada, es posible mantener el césped en buenas condiciones durante la estación estival, siempre que tomes ciertas precauciones y lo cuides de cierta manera.
- Para empezar, cuando cortes la hierba, procura dejarla un poco más alta de lo habitual, de forma que pueda resistir mejor la radiación solar. Corta aproximadamente un tercio de lo que mida de alto.
- Riega a conciencia tu pradera, porque es el cuidado esencial para que está sana y mullida. Al principio de la estación puedes hacer dos riegos diarios de unos 10 minutos aproximadamente. Conviene hacerlo al amanecer y cuando ya haya atardecido.
- Pasa de vez en cuando un escarificador o un rodillo de púas para descompactar el terreno y conseguir que el agua de riego y el abono penetren mejor en la tierra.
- Revisa cuidadosamente el sistema de riego para asegurarte de que funciona a la perfección: aspersores, programadores, etc. Así tu césped estará bien regado, aunque tú no estés siempre pendiente de ello.

9. Acolchar las plantas
Tanto si se trata de plantas cultivadas en maceta como si están en el suelo del jardín o del huerto, el acochado o mulching es una buena estrategia para proteger tus plantas tanto en verano como en invierno. Esta técnica consiste en cubrir el sustrato alrededor de la planta con paja, corteza de pino, mantillo, etc.
En verano esto ayuda a mantener la humedad del terreno y protege las raíces del calor. En invierno mantiene la temperatura más cálida y evita que las heladas dañen las raíces de las plantas, ya que las pueden perjudicar considerablemente.

10. Instalar un sistema de nebulización
Hay muchas estrategias para combatir las altas temperaturas del verano en el jardín y una de ellas consiste en instalar un sistema de nebulización que refresque el ambiente. Se trata de un aparato que desprende agua en forma de fina lluvia de diminuta gotas. Produce una especie de niebla que proporciona humedad ambiental y baja la temperatura. Esto no es solo beneficioso para las zonas de estar, sino también para el huerto y para las plantas, ya que consigue paliar el sufrimiento al que las somete el calor del verano.
Un consejo: no conviene utilizar un nebulizador para las plantas que están a pleno sol, ya que se produce un efecto lupa que podría quemar las hojas.